“Si siguiéramos el código deontológico no nos comeríamos un
colín”, dice Beatriz, la directora de Zenit. También, la editora de la cabecera en otro pasaje de la obra asegura que “la
ética no es buena consejera empresarial”.
Son dos ejemplos de la manera tan poco complaciente con la que Els
Joglars trata a la “máquina voraz” de la prensa actual en “Zenit. La realidad a su medida”. La obra se
presentó este sábado en el Teatro Municipal de Tomelloso dentro de los Escenarios
de Otoño del área de Cultura y fue un completo éxito, la veterana compañía
recibió una gran ovación del público.
Con el primer párrafo de esta crónica ha quedado claro que el
montaje de Els Joglars disecciona y critica satíricamente (con una sátira
vitriólica) el periodismo y los medios actuales, “la máquina del fango”, que
dijo Umberto Eco. Ayer este medio, La
Voz, cumplía su primer año y los miembros del equipo de dirección publicamos
sendos artículos que podrían ser una declaración de principios en ese sentido, en
el de “Periodismo con alma”, como tituló Carlos Moreno el suyo, como
contraposición al circo mediático que critica la obra.
Pero comencemos por el principio (valga el pleonasmo), por
la pluma de un ave. En una soberbia pantomima con música de Tchaikovski (que es
otro protagonista de la obra), la compañía recorre los grandes hitos de la
humanidad en cinco minutos (trescientos segundos soberbios, visuales,
impactantes, preciosos) desde la prehistoria hasta e 11S para acabar en la
redacción de Zenit. El escenario está ocupado por una especie de mueble que a
este periodista se le antoja un torii, esos arcos que en Japón marcan la
frontera entre lo profano y lo sagrado.
Y es que, la redacción de Zenit, salvo el arquetípico Martín
(un Pepito Grillo, alcohólico y mal hablado que no entiende los nuevos chismes
multimedia) solo se preocupa por las noticias que pueden proporcionar clics,
likes y ser retuiteadas; insulsas, edulcoradas y amarillas. No se preocupan lo
más mínimo de los muertos del Tercer Mundo ni de la verdad. La información
llega por las redes sociales, sin contrastar. Es, como dice Martín “el timo de
los periodistas de sofá”.
“Zenit” no tiene nada de maniqueo: nadie es el bueno, todos
tenemos culpa. El viejo periodista más íntegro y los lectores tampoco se libran.
Tenemos que saber discernir —nos avisa Els Joglars— el grano de la paja en una época
en la que “todo el mundo puede dar una noticia y escribir su opinión”. Ya no es necesario acudir al lugar de la
noticia, contrastar la información, empaparse o sentir la información. Durante
la obra se suceden situaciones dramáticas pero hilarantes, como cuando la
directora quiere hacer atractiva y bella un vídeo con una decapitación del
Isis. Lo que importa es la audiencia, publicar antes que la competencia, tener
más lectores, crecer, crecer…
“Zenit” es una gran obra, escrita y dirigida por Ramón Fontseré.
El trabajo de los actores es soberbio, formando un conjunto unido, remando
juntos para que la obra sea un éxito. Fontseré está magistral en el papel de Martín;
Pilar Saez, Dolors Tuneu, Xevi Villâ, Julián Ortega, son capaces de componer de
forma creíble y solvente cualquiera de los personajes y situaciones a los que
se enfrentan en el montaje.
El espectáculo culmina con un apoteósico y pesimista final
que, lógicamente, no voy a desvelar pero que nos hace pensar, aún más, en esta
profesión de contar lo que ocurre. Els Joglars recibió una muy merecida ovación
del público de Tomelloso.
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Martes, 6 de Mayo del 2025
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