“Con el historial de escaparates que llevamos detrás, montar cada año el nuevo  nos genera un poco de presión, -reconoce-. Pero bueno es algo que nos gusta y disfrutamos con ello. Lo más bonito es que los niños disfruten y vengan a verlo. Este año lo hemos montado en el nuevo emplazamiento de la tienda en la calle Belén. Aquí podemos jugar más  con la anchura del escaparate, es mayor que el de la otra tienda”.  

Nos cuenta Enrique Sánchez que “el escaparate de este año rinde homenaje a los niños. Esos muñecos que se mueven llaman mucho la atención y se va creando un ambiente navideño bonito. Luego tenemos un oso que está en una montaña nevada y unos ratoncitos que están haciendo esquí sobre esa montaña y a la vez van haciendo los paquetes de los regalos. En fin, un mundo de imaginación, lleno de criaturas que pensamos que será del agrado de los más pequeños”.

El propietario de Oda asegura que es mucha gente la que pregunta sobre la autoría de los escaparates. “El escaparate lo montamos nosotros siempre, nunca ha venido un profesional a montarlo. Sí que es cierto que contamos con la colaboración de gente que nos ayuda a que la idea se frague lo mejor posible. Un amigo me ayuda con el tema de los muñecos, Gobi nos hace los dibujos, Soniles nos ayuda en el tema de iluminación y la empresa de Vicente Moreno nos ha puesto los automatismos para que los muñecos se muevan. En septiembre empezamos a darle forma al proyecto, aunque en realidad lo tenía pensado una vez que terminamos con el escaparate anterior. De hecho, si Dios me da salud y también a mi negocio, el del año próximo ya lo tengo bastante claro. El de este año queríamos que fuese muy dedicado a los niños, mientras que el del año próximo tendrá un estilo más parisino”.

Nueve meses después del cambio de local, Enrique Sánchez realiza un balance muy positivo. “Estamos muy contentos de cómo ha ido todo. Nos generaba algo de miedo el cambio que hicimos por motivos coyunturales. El cambio nos dio la oportunidad de crear el ambiente que tenemos y la verdad es que los clientes respondieron muy bien. Además, la vecindad es formidable, nos llevamos muy bien con todos y se puede decir que ahora mismo la calle Belén es la calle comercial por excelencia”.

Enrique despide la entrevista felicitando las fiestas a todos los vecinos de Tomelloso y recomienda una buena filosofía, después de un año que no ha sido precisamente fácil para él. “Hay que vivir la vida y tratar de hacer feliz a los demás”.