Tomelloso

“Enseñamos a la gente a envejecer y afrontar los cambios”

Un equipo de seis personas trabaja en Fundación Libertatem para mejorar la calidad de vida de las personas mayores

Carlos Moreno | Martes, 15 de Enero del 2019
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La población de las sociedades occidentales envejece y esta imparable tendencia demográfica obliga a entidades públicas y privadas a activar recursos de todo  tipo para dar la mejor respuesta posible. Mucho de esto saben en Fundación Libertatem donde un magnífico equipo de seis personas asesora y analiza con gran rigor y profesionalidad el servicio que se presta en las residencias de mayores de toda España. “Ofrecemos asesoramiento económico, fiscal, contable y laboral para que la atención residencial a las mayores sea la mejor posible. Les proponemos mejoras e incluso gestionamos residencias durante un tiempo determinado, incluso les asesoramos antes de formalizar una venta”, explica el director de la Fundación, Miguel Ruiz,  que acompañado de la educadora social, Dulce Serrano, nos ha ofrecido importantes reflexiones, datos y tendencias en la evolución del cuidado a los mayores.

La Fundación trabaja con residencias de todo el país. “Nos movemos en un ámbito que tiene sus vértices en Ponferrada, Gerona, Almería y Huelva. En el cuidado de nuestros mayores se produjo una primera revolución a principios de los noventa, cuando apareció la alternativa de las residencias al cuidado de los mayores en asilos de congregaciones religiosas. Surgió entonces una normativa y se ofrecieron unos servicios asistenciales a personas que, en su mayoría, superaron los ochenta años de edad. Sin embargo, se ha producido una segunda revolución que busca atender las necesidades de la persona, que además de velar por su estado de salud, tiene en cuenta sus deseos y gustos”, -explica Ruiz-.

Esta evolución ha provocado cambios en el modelo económico de las residencias y también en la propia estructura de los centros. “Ahora se tiende a concentrar centros, porque la atomización que había era excesiva y se forman grandes grupos, muchos de ellos con capital extranjero. Aún así, estos grandes suponen solo el 25 por ciento, pero es que hasta hace pocos años estos grupos mayores significaban solo el 8 o el 10 por ciento. Mucha gente entró en el sector atraído por el boom del ladrillo, pero la crisis de cargó la mitad de estas cosas y ahora se está produciendo una venta masiva de centros a causa de la jubilación de quienes fueron sus promotores. Y los que no se están vendiendo se están adaptando, por tanto es una época de mucho movimiento y ahí es donde aparecemos nosotros para asesorar sobre cómo se tienen que producir esas ventas o esas adaptaciones de acuerdo con los nuevos modelos residenciales”, indica el director de la Fundacion.

Los beneficios pasan a la Fundación que tiene varias líneas de actuación  según grupos de edad y otras circunstancias. Una de ellas se dirige a personas residentes mayores de ochenta años , la denominada cuarta edad, que supone el 15 por ciento, “y que viene a significar que hay un 85 por ciento que viven en sus casas y de este porcentaje, más de la mitad viven solos, mientras que la otra mitad vive normalmente con su familia. El núcleo familiar ha ido experimentando cambios y por este motivo la soledad se convierte en la principal causa de ingreso en una residencia”, manifiesta Ruiz.

Otro frente de trabajo es con la tercera edad, que va de los 65 a los 80, “un grupo de edad donde el envejecimiento de hoy en nada se parece al envejecimiento de antes. Una persona que se jubila con 65 años todavía tiene un buen trecho de vida por delante para dedicarse a ellos mismos. Los que mejor envejecimiento tienen son las personas que se reinventan, pero los que no,  viven amargados y pueden entrar en depresiones, soledades o aislamientos. Esto se da más en varones ya que las mujeres de esta edad no se han incorporado plenamente al mercado laboral”.

Miguel Ruiz advierte del problema que supone que se van haciendo mayores las personas de la generación del baby boom del 60. “En el 2025 entrará esta generación en los 65 que se unirá a la de la postguerra, también numerosa y que se benefició del descubrimiento de la penicilina que redujo radicalmente la mortalidad infantil. Esta generación llegará a los 80 el año que viene, lo que nos sitúa ante un reto tremendo; atender a la gente de 80 años de la generación del 40 y a los de 65 años de la generación del baby boom a partir del 2025. Esto nos llevará a un cambio de modelo residencial;  gente que ha tenido una calidad  de vida y unos hábitos de consumo más o menos elevados  cuando llegue a una residencia va a exigir un servicio de mucha más calidad. Es un reto inmenso que desde la Fundación vamos a abordar porque hasta la fecha no ha habido nadie que se encargue de enseñarnos a envejecer”.

La gerontolescencia

 De este modo, Miguel Ruiz, aborda en esta entrevista el concepto de gerontolescencia, que viene a ser a la preparación al envejecimiento, “porque si no somos capaces de reinventarnos cuando cambie nuestra vida, tendremos un problema. Y la vida cambia muchas veces a lo largo de una trayectoria y tenemos que ser capaces de readaptarnos. El primer gran trauma que surge el abandono del hogar de los hijos y el segundo gran cambio es cuando terminamos nuestra vida laboral y nos jubilamos. Cada paso nos obligará a una readaptación y por eso hemos decidido enseñar a la gente a envejecer, a afrontar cambios. Pero esto hay que hacerlo con antelación, es decir, hay que ir preparándolo desde que eres medianamente joven. Nosotros trabajamos ya con gente que tiene 55 años para que aprendan a envejecer”.

La estrategia para un envejecimiento saludable se apoya en cinco puntos fundamentales:  ejercicio físico, ejercicio mental, una buena alimentación, cuidar las relaciones sociales y las obligaciones. “Manteniendo en pie estas cinco recomendaciones, salvo causa de fuerza mayor,  se puede tener un envejecimiento perfectamente sano. En contraposición hay que evitar el estrés, el alcohol, el tabaco, los excesos de medicación y todo aquello que conlleve las ansiedades. En esto es donde estamos trabajando”, insiste Ruiz que lleva buena parte de su vida laboral trabajando en este sector.

En su trabajo diario, Miguel Ruiz, asegura que se ha encontrado “con excelentes profesionales, muy buena gente, trabajando en esto. También hay gente sin escrúpulos que, afortunadamente son minoría. La gran ventaja que contamos en nuestro trabajo es que la gente que nos llama tiene muy claro que quiere cambiar, aunque no resulta fácil”.  El responsable de la Fundación considera esencial tener hábitos, “ya sean de lectura, de escuchar música, de ver un periódico…que van a ayudar mucho a un buen envejecimiento de la persona”. 

Ruiz realiza un balance positivo de los dos primeros años de andadura de la Fundación, “el problema es que hasta pasados tres años no puedes acceder a ayudas siempre es complicado. Tienes que tener muy claras las ideas y el rumbo que pretendes seguir. Lo importante es que vamos trabajando, tenemos proyectos, varias publicaciones que pronto verán la luz, con el fin de enseñar a la gente lo mucho que podemos hacer. Trabajamos en equipo y poco a poco vamos viendo los frutos de nuestro trabajo”.

 


  


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