El IES “Francisco García Pavón” y la Escuela de Arte Antonio López de Tomelloso están acogiendo, hoy y mañana, las III Jornadas de Arte en la Enseñanza. Dirigidas a profesores, las jornadas están contando con una gran participación debido al interés de sus contenidos . El encuentro se ha iniciado con la ponencia marco de ‘Basurama’, y ha continuado con un espacio café sobre arte y educación; microponencias sobre ‘Bauhaus: Aprender a enseñar arte y diseño cien años después’ y el proceso creativo, así como talleres de encuadernación, arte y acción, y prácticas digitales en el aula.
En la jornada del día 1, se pondrán en común las microponencias sobre ‘El constructivismo como actividad proyectual con un carácter lúdico’ y ‘Qué hartazón de Kandinsky’, seguidamente se expondrán acciones Bauhaus y se concluirá hablando de la situación del Bachillerato de Arte y las Escuelas de Arte.
Mónica Gutiérrez, de Basurama, ha ofrecido la primera de las ponencias, una interesante charla sobre las actividades de un colectivo de arte y arquitectura que tiene sus epicentros en Madrid, Bilbao y Milán. Todos los estratos de la comunidad educativa participan en unos proyectos que, en la mayoría de los casos, aprovechan y dan utilidad a los muchos productos de desecho que genera la sociedad de consumo actual. “Desde que compramos algo hasta que lo tiramos hay un largo proceso sobre el cual investigamos y trabajamos”.
Mónica Gutiérrez ha expuesto los grandes principios y razones de ser de Basurama que apuesta por la construcción con materiales y herramientas sencillas, “proyectos de gran compromiso social, en los que el arte es un lenguaje que ayuda a integrar, incluir y colaborar; también apostamos por la innovación y dar visibilidad a problemas ambientales”.
Así, Gutierrez ha ido exponiendo algunos de los proyectos que ha desarrollado el colectivo en ciudades de todo el munodo como un curioso escenario al aire libre que se ha construido debajo de un puente en Madrid y se ha detenido en el denominado proyecto “Autocoles” que persigue una transformación espacial de los colegios, “con el fin de que sean más flexibles y divertidos”. La ponente ha ido poniendo ejemplos de estos procesos de transformación que en algunos centros han propiciado que las antiguas pizarras se conviertan ahora en mesas de ping pong; la creación de originales asientos para que los alumnos puedan sentarse en los patios de los centros; toboganes que se han construido aprovechando tubos de obra desechados o un aula de gravedad cero que se ha montado en el interior de un bidón de mil litros.
“Con todos estos proyectos despertamos la creatividad, la colaboración y la autonomía de todo el que quiere colaborar, además, tienen un carácter intergeneracional”, ha explicado la responsable de Basurama. El proceso responde siempre al mismo esquema; se detectan las necesidades, se establece un plan de trabajo y financiación, se consiguen recursos materiales y finalmente comienzan los trabajos. El proceso contiene también la fase de evaluación.
Cada uno de los proyectos que ha ido presentando Mónica han llamado la atención del auditorio. Como el que se ha desarrollado en otro colegio, donde se partía de un patio muy descuidado, sin apenas zonas de sombra. Aprovechando neumáticos de diversos vehículos se han ido construyendo elementos de juego, zonas de sombra y una tirolina que era uno de los elementos preferidos entre los alumnos. Algunos de esos proyectos que se han desarrollado cumplen con toda la normativa europea en materia de seguridad. Sobre este aspecto, el de la certificación de los proyectos, han versado buena parte de las preguntas de los asistentes.
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Martes, 3 de Diciembre del 2024
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