En “Soleras de Tomelloso” continúo mostrando a los lectores
de La Voz los teatros y cines de Tomelloso. Siguiendo el orden de antigüedad le
toca el turno al Teatro Álvarez. Se inauguró veinte años después que el Echegaray-Serna
—el coliseo al que dedicamos nuestra primera entrega—, es decir en 1919. El
Álvarez cumplirá este año un siglo.
El Teatro se creó al final de la calle Ugena, el actual
pasadizo de Toledo, donde se asienta el supermercado Mercadona. Era propiedad
de Jesús Álvarez, bodeguero y cosechero y compartía solar con la bodega. Tenía
un gran patio, empedrado con guijarros. El recinto tenía unas grandes portadas
de dos hojas que durante el día estaban abiertas para el trajín de la bodega.
Las taquillas estaban en la esquina de las calles Ugena y Toledo.
El Álvarez nació como teatro de verano pero solo duró una
temporada como escenario al aire libre. Cuando acabó esa primera temporada se
empezó a cubrir y se construyeron los palcos laterales y gradas de general.
Pasó a ser un teatro moderno en competencia con el Echegaray.
La revista “Vida Manchega” ofreció en su número 234, de fecha 31 de julio de 1919, una crónica de la inauguración del Álvarez ilustrada con una fotografía de Gastón. “Nuevo Teatro de Verano, propiedad de D. Jesús Álvarez. La población de Tomelloso poco a poco va adquiriendo incremento en su ornato y en su aspecto exterior demostrando con ello cultura y buen gusto. De vez refórmanse sus edificaciones con un trozo de modernidad, que va poniendo en la población un aspecto simpático. Este nuevo Teatro Álvarez, construido al aire libre, es muy acabado y coquetón y por él están desfilando notables estrellas y afamadas compañías”.
En agosto de 1920 se inauguró con modernos aparatos de
proyección. El día 25 de ese mes de
agosto actuaron Luis Esteso, su mujer
Polonia Herreros, “La Cibeles” y Luisita Esteso, hija de ambos que hicieron las
delicias del público. En febrero de 1922, el Álvarez acogió la proyección de la
película “La nueva aurora”, interpretada por la genial artista de aires
regionales y cante jondo, La Niña de los Peines.
Continuando con las representaciones en el Álvarez, el 9 de octubre de 1923 actuaron Amparo Martí y Emilio Porte en la obra titulada “Reinar después de morir”. El sábado 27 de octubre de ese año se proyectó “Juez de sí mismo”. En esa función se anunció al público que por estar en obras de calefacción y decorado de teatro, solamente habrá secciones de cine en las fiestas de Todos los Santos.
El 18 de diciembre de 1924, el Álvarez celebró una velada a
favor del “Aguinaldo del soldado” en la que participaron aficionados locales.
El día de la Candelaria de 1925, esto es, el 2 de febrero, en la pantalla del
Teatro Álvarez se pudo admirar el film “Nicomedes empapelador”, una película
americana muy cómica; “La hija indómita” y la función de despedida del famoso
Balder y sus autómatas.
Entre 1927 y 1930, José María Serna, el propietario del
Echegaray, alquila el Álvarez. Le cambia el nombre y le pone el del suyo,
Echegaray. Imagino que si alquiló el Álvarez fue porque el suyo, el de la
Glorieta, no estaría en buenas condiciones. En 1931, el Teatro Álvarez vuelve a
cambiar de nombre y de inquilino… Pero eso forma parte de la próxima entrega.
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Viernes, 19 de Abril del 2024
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