Destaca la celebración del XXVII Plenario de la AREV que tendrá lugar en la ciudad de Horta (Isla Faial), el próximo 12 de junio, en el que se presentará el balance de 2018 y el presupuesto y líneas maestras de la institución para 2019, además de servir de marco para analizar, la situación del nuevo Parlamento de la Unión Europea (UE) tras las elecciones del pasado 28 de abril, la reforma de la Política Agrícola Común (PAC), las técnicas vitícolas, la inteligencia artificial aplicada al sector, el etiquetado o las tendencias del mercado, entre otros.

Todo aquello que afecta a los territorios vitícolas europeos será objeto de debate del Plenario de la Asamblea General de 2019, en la que, además de representantes de 20 regiones europeas de una decena de países miembros de la AREV, también participarán eminentes ponentes del mundo de la vitivinicultura como el representante de la Comisión Europea, Raimondo Serra; Yves Madre de ‘Farm Europe’; el director General de la Organización Internacional del Vino (OIV), Pau Roca; o el geógrafo Raphaël Schirmer.

Asimismo, el XXVII Plenario de la AREV contará asimismo con una amplia representación de las autoridades de las Islas Azores y de la ciudad de Horta, destacando la presencia del secretario regional de Agricultura y Silvicultura, João António Ferreira Ponte; el presidente de la Cámara Municipal de la Ciudad de Horta, José Leonardo Silva; y el presidente de la Comisión Regional del Vino de las Islas Azores, Vasco Paulus.

La agenda comenzará el 11 de junio con la reunión del Consejo Europeo Profesional del Vino (CEPV) y la bienvenida que ofrecerá la presidenta de la Asamblea Legislativa Regional de Islas Azores, Ana Luísa Pereira Luís. Ya el día 12, previamente a la celebración del XXVII Plenario de la AREV, el presidente electo de Castilla-La Mancha también presidirá el Bureau Internacional de la Asamblea de Regiones Europeas Vitícolas.

Por último, el 13 de junio, los participantes en el congreso, conocerán de primera mano el Paisaje Vitivinícola de la Isla do Pico, declarado Patrimonio de la Humanidad en 2004 por la UNESCO. Se trata de un territorio de menos de 1.000 hectáreas de un territorio vinícola volcánico, donde se produce, desde hace cinco siglos, el “Verdelho do Pico”.