Hace unas semanas, un gran amigo —de esos que uno no ve
tanto como quisiera—, estuvo en Tomelloso. Días antes me comunico por WhatsApp
sus intenciones de venir, quería ver a otro camarada que participaría en el
concurso de pintura rápida del Barrio del Carmen. La cita fue un sábado por la mañana, a las
nueve pizca más o menos. El calor ya era insoportable a esa hora; el barrio
dormía, los feriantes limpiaban las tascas y los artistas se afanaban por la
calles del Carmen, trasladando al lienzo lo que veían sus ojos una vez matizado
con el alma.
Fuimos a tomar café. Nos acomodamos dentro del local, que la
mañana no estaba para terrazas. Mi amigo es joven, de Alcázar y, extrañamente,
un enamorado de Tomelloso. Siempre
interesado por lo que ocurre en nuestra ciudad, quería comprar el libro de
Rubén José Pérez “El Tomelloso literario. Una profecía autocumplida”. Tras
hacer las gestiones por teléfono para que adquiriese el volumen nos pusimos a
hablar de Tomelloso.
Mi amigo, como digo, es un enamorado de nuestro pueblo.
Hablamos de literatura, pintura, de iniciativas culturales, de arte y, lógicamente,
de artistas. De la Fiesta de las Letras, del Centenario de García Pavón, de la
UNED y del poeta Dionisio Cañas También de agricultura, de emprendimiento, de
negocios o de industria. Mi interlocutor, mientras dábamos cuenta del café, se
mostró encantado de la evolución de la ciudad. A mejor, me insistía.
Me aseguró que Tomelloso es una potencia cultural, agrícola,
industrial y económica. Enumeró las virtudes de los tomelloseros, esas que
todos conocemos, constancia, arrojo, superación, emprendimiento, amor por el
arte y la cultura… Pero (siempre hay un pero como sabe el lector) me precisó
que, a diferencia de sus paisanos, los tomelloseros “no os creéis Tomelloso”.
Los habitantes de Alcázar de San Juan se creen su ciudad, están orgullosos de
ella y exigen lo que le falta.
Decía que somos la octava ciudad de la región, pero
consideramos un pueblo a Tomelloso. “No apreciáis vuestras virtudes, cualquier
lugar con la mitad de artistas, escritores, agricultores o empresarios que
vosotros estaría siempre haciéndose valer, se consideraría el centro de todo”.
Me recordó a James Rhodes, el conocido pianista inglés que
vive en España y nos recuerda con sus artículos en El País que “en España todo
es mejor”. Y es que, casi siempre alguien de fuera tiene una visión más precisa
que la gente de dentro. Es necesario, me dijo por último, que desterrásemos esa
idea de que somos un sitio sin historia, sin tradiciones ni patrimonio, como se
ha encargado de contradecir algún que otro colaborador de La Voz como Enrique
Rodrigo.
De regreso en el coche, mientras por la radio sonaban las Variaciones
Goldberg interpretadas por otro genial
pianista, Glenn Gould, pensé en lo que
había hablado con mi amigo, el de Alcázar, y en la necesidad de que nos creamos
Tomelloso.
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Sábado, 4 de Mayo del 2024
Domingo, 5 de Mayo del 2024
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