El tranvía (que se nos antoja amarillo y verde) tiene paradas en Vieja Estación, Tom-Pak, Dantony, García Pavón, Casino de Tomelloso, Casino San Fernando, Bar Lovi, Glorieta de María Cristina, Bar el Pirata, Mesón la Viña y Pabellón. El libro de Barrios es un canto a una época no tan lejana en la que estaba forjando el mañana que ahora disfrutamos. Es un merecido homenaje a aquellos valientes jóvenes de los años 70 y 80 que quisieron cambiar el mundo a golpe de poesía, música e ideales, seguramente ingenuos pero suficientemente atrevidos. Aunque no solo habla de esos años gloriosos, el tranvía recorre épocas más cercanas, incluso llega a la actualidad.

El autor se traslada, tranvía mediante, por diferentes lugares y, como decimos, épocas subiendo en el furgón a distintos personajes. Unos personajes que Ángel Luis difumina con pseudónimos pero que son fácilmente distinguibles y a los que quiere indisimuladamente. El alma de Tomelloso es el andamio que soporta toda la inventiva, todo el imaginario que Barrios ha creado en torno a una ciudad que ama. Y es que, para el autor (y para tantos) Tomelloso ha sido su opción. Él decidió unir su vida al lugar que lo vio nacer y no abandonarlo, como hicieron muchos de sus conocidos.

Un pueblo, el Tomelloso que sirve de lizo a Barrios para tejer esta obra, alejado del localismo conformista o del nacionalismo paleto: es el de los poetas, los pintores, los escritores que como el autor han hecho de la ciudad el leitmotiv de sus creaciones. En las páginas de “Un tranvía en Tomelloso” están los referentes culturales y vitales de su autor Antonio Machado, Félix Grande, Muñoz Molina, León Felipe, Neil Young, Woody Allen, Pavón, Vainica Doble, Antonio López, Truffaut, Bradbury, Quevedo, los Beatles, Lope, Góngora, García Montero, Alberti, Paco Ibáñez, Camarón, Nacha Pop, José Agustín Goytisolo, Ana Belén, Billy Joel, Veneno, Lorca, Valéry, Algeet, Elvira Sastre. Bruce Springsteen, Gil de Biedma, Marcelo Grande, Zappa. Bob Marley, Police, Leonard Cohen o Lole y Manuel.

También aparecen sus amigos, los José  Marías, Manolo, Álvaro, José Ramón, Victoria (su inagotable fuente de inspiración), los compañeros del Cameto, los camaradas del ajedrez y sus acompañantes en la senda de la vida. Y, como no, lugares emblemáticos como La Viña, el D’Antony, El Pirata, el Café de la Glorieta, el Lovi, la Casa de las Castañas, los institutos o la Casa Diego.

“Un tranvía en Tomelloso” une el pasado, el presente y el futuro en casi veinte láminas llenas de magia y encanto que derrochan ganas de vivir por los cuatro costados. Se trata de un libro que se lee prácticamente de un tirón, escrito con personalidad y arrojo y alejado de las modas pasajeras. Es por ello una obra original, divertida, entrañable y, como decíamos al principio, muy densa: el autor se detiene en el detalle más ínfimo, pero de manera sencilla y agradable.

Ángel Luis López Barrios, “Un tranvía en Tomelloso”, Letra Minúscula 2019, 88 páginas. (Portada de José Ramón Rodrigo). Se puede adquirir en Amazon: https://www.amazon.es/tranv%C3%ADa-Tomelloso-fantas%C3%ADa-trav%C3%A9s-ra%C3%ADles/dp/1687107882