Tomelloso

Un cementerio del siglo XIX que no ha parado de crecer

La Voz visita el camposanto en la víspera de Todos los Santos - Repasamos con el concejal de Servicios al Territorio las últimas actuaciones que se han llevado a cabo

La Voz | Jueves, 31 de Octubre del 2019
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Según cuenta Francisco García Pavón en la Historia de Tomelloso, el actual cementerio de la ciudad data de 1861, concretamente, el 28 de julio se bendijo el camposanto. La necrópolis tenía una superficie de fanega y media, una hectárea aproximadamente. Actualmente la superficie vallada del cementerio es de 75.500 m² —7,5 hectáreas— y el solar completo alcanza los 110.000 metros cuadrados. Dada la enormidad del cementerio de Tomelloso, en el año 2018 se adquirió una máquina eléctrica para trasladar los féretros, cubriendo las largas distancias que hay desde la puerta del camposanto hasta los nuevos enterramientos.

Hablamos con el concejal de Servicios al Territorio, José Ángel López Navarro, que nos cuenta que desde el año 2015 se han llevado a cabo actuaciones en el camposanto divididas en dos partes: “mantenimiento de lo que existía, haciendo hincapié en reparaciones de los acerados y cubiertas, sobre todo en las partes más viejas”. El hito final de esta parte fue la construcción del último pabellón de nichos, nos explica el edil, ocupando lo que quedaba de espacio útil en el cementerio preexistente. En el cementerio que todos conocemos “ya no hay sitio para nichos ni panteones y un poco para sepulturas. El cementerio que siempre hemos tenido en Tomelloso podemos darlo por lleno”.

La otra parte de las actuaciones es la ampliación del cementerio actual con el nuevo, que está al oeste. Se adquirió una parcela de casi 48.000 metros cuadrados  y se ha hecho un importante esfuerzo por vallar una zona de casi 12.000 m² “con la que se tienen asegurados los enterramientos para quince años seguidos, explica el concejal de urbanismo. Todo el solar completo permitirá enterramientos para los próximos 50 años. Pero pudiera ser que cambiasen las tendencias y haya más cremaciones de tal forma que hubiera menos presión para la compra de nichos y sepulturas”.

En los cuatro años anteriores “el reto fue cerrar ese cementerio que llamamos nuevo, empezar a urbanizarlo y a hacer acerados. Actualmente hay ya construidos quinientos nichos”. En la ampliación está prevista la construcción de una glorieta central “y para todas las sensibilidades y preferencias de enterramientos va a haber la posibilidad de adquirir parcelas para panteones”. También, continúa explicando el edil, se ha introducido como novedad que cada vez que se construyen nichos se incorporan columbarios “que también se han construido en dos pabellones a la entrada del cementerio nuevo para que sean muy visibles y los usuarios sepan que este tipo de enterramiento existe”.

Paseo por el cementerio

Aprovechando el buen tiempo, los tomelloseros, y especialmente las tomelloseras, dedican los días previos a la festividad de Todos los Santos para limpiar y poner flores a las tumbas de sus seres queridos. Acompañados por el encargado del camposanto, Mario Fernández, recorremos las distintas zonas de la necrópolis. La gente se afana en la limpieza de las sepulturas, nichos y panteones, a pesar de ser una hora temprana, es mucho el personal que barre, abrillanta, limpia y pone flores.

Mario lleva cinco años en este destino y para él “trabajar en el cementerio es lo más normal del mundo. Aquí dentro te va a pasar menos que fuera, los muertos hacen menos cosas malas que los vivos”. En el paseo central se está construyendo un panteón y hay otro prácticamente acabado. Se ven columbarios y llegamos al nuevo cementerio que nos hablaba el concejal. Hay un grupo de personas al final del cementerio más viejo, cerca de los columbarios. A pesar del lugar, ríen a carcajadas. Uno de ellos nos que hace unos minutos, una señora mayor ha preguntado por esos nichos “que parecen palomares”. Cuando le han explicado que servían para acoger las urnas con cenizas de las cremaciones ha señalado que a ella no la van a incinerar, “¡eso debe doler mucho!”.

En el cementerio de Tomelloso hay cinco trabajadores, nos cuenta Fernández, mientras vamos recorriendo las distintas galerías. Llama la atención la frondosidad de algunas zonas de nichos en las que los usuarios han ido añadiendo plantas. De vez en cuando nos encontramos con alguna sepultura viejísima, con una simple losa de piedra encima. De refilón vemos un nicho en el que está enterrado un matrimonio, fallecida la mujer un día después que el hombre. Nos cuentan unos vecinos que murió la esposa en el velatorio del marido.

También apreciamos las modas en las sepulturas y nichos, la tipografía, las fotos, las inscripciones, todo cambia con el paso del tiempo. Cuando salimos del camposanto ya es una multitud la que entra.

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