La tradición es la
tradición, y estos días lo son por excelencia. El espíritu de la Navidad y las
ganas de despedir el año llega a casi todas partes, pero a cada lugar a su
manera. Aunque las luces, los árboles, los regalos, las reuniones en familia es
lo común de estas fechas, hay localidades en que lo celebran de manera distinta
y curiosa.
Tal es el caso que en Ciudad
Real, una provincia de 20.000 kilómetros cuadrados, donde hay localidades que
despiden el año de maneras muy diferentes. Están los vecinos que despiden el
año desafiando el frío con un baño en el río Bullaque en El Robledo; los que
optan por “llenar el buche” con las tradicionales migas de fin de año que
elaboran las peñas de Ciudad Real; o los que deciden rebajar los ‘excesos’
navideños con las diversas San Silvestres que hay repartidas por la provincia,
aunque hay algunas que parecen más un carnaval que un evento deportivo, como es
el caso de la de Torralba de Calatrava.
Orejas, “zongas” y campanadas, el fin de año en
Tomelloso
La verdad es que Tomelloso
tiene pocas tradiciones. Se trata de una ciudad que cada tanto actualiza su
acervo cambiando lo que haya que cambiar. Y tan amigos. Pero es en nochevieja
donde quedan algunas costumbres que se mantienen con el paso del tiempo. Al
menos en los últimos 75 años.
Empecemos por la última, con
respecto al día de nochevieja, la de despedir el año. Un nutrido grupo de
tomelloseros acude desde hace algunas décadas a la plaza de España a dar fin
con el año viejo. Emulando a lo que ocurre en la Puerta del Sol, los vecinos
armados con los artilugios del cotillón (gorros, pitos, serpentinas, confetis y
matasuegras) y cualquiera de los
excelentes espumosos que se elaboran en Tomelloso, se comen las doce uvas al
ritmo de las campanadas del reloj del Ayuntamiento. Con la última, se disparan
cohetes a mansalva y se felicita el año nuevo a los más cercanos.
Pero la celebración empieza
antes, con la “zonga”, que es como aquí se le llama a la juerga propia de la
noche. Amigos reunidos pasando una velada como se merece el cambio de año.
Antiguamente se llevaba a cabo en las cocinillas de las casas. Últimamente los
jóvenes alquilan naves donde aguantan hasta la hora de los churros, o más allá.
Y la primera, la que se
lleva a cabo durante la mañana de nochevieja, es la de ir a los Portales a ver
a un hombre que “tiene más orejas que días el año”. Una actividad que los
tomelloseros llevamos efectuando generación tras generación, siempre con el
mismo y sorprendente resultado, que no desvelamos para no hacer spoiler, como
ahora se dice.
El Robledo: Baño en el Bullaque
Quizá la forma más curiosa
de toda la provincia en la que despiden el año sea la manera en la que la
realizan los vecinos de El Robledo. En esta localidad ciudarrealeña, los
robledanos cumplen la tradición, cada 31 de diciembre, de despedir el año
dándose un baño en las aguas del río Bullaque, desafiando las bajísimas
temperaturas propias de la fecha. Sin embargo, la sequía hará que los vecinos
de la localidad no puedan celebrar esta tradición en el 2017 con normalidad,
pues el caudal del río ha bajado notablemente.
Migas y ambiente festivo en Ciudad Real
En el caso de la capital
provincial, las migas de pan de cruz, los chorizos, los ajos y los
‘torreznillos’ son los protagonistas de la nochevieja. Por si a los
ciudarrealeños se les hacía poco todas las ‘comilonas’ navideñas, antes de las
doce campanadas, la Federación de Peñas de Ciudad Real mantiene la tradicional
degustación de las migas de Nochevieja, a mediodía, en pleno centro de la
capital. Un suculento aperitivo para compartir con los amigos y la familia y
regado con un buen vino de la tierra.
Una tradición en la que se
preparan más de 300 kilos de pan se han picado para la ocasión, para repartir a
unos 2.000 comensales que se acercan hasta la Plaza de los Mercenarios en este
día tan señalado.
La “hora de las cañas” en Puertollano
El fin de año en Puertollano
se vive en la calle desde primeras horas de la mañana. El mayor ambiente festivo
llega a la ciudad a la conocida como “hora de las cañas” que hace que una gran
parte de los ciudadanos quiera despedir este 31 de diciembre en compañía de
familiares y amigos, pero también en un buen bar de tapas. Las quedadas entre
grupos de amigos no faltan, lo que hace que este día en las calles de la ciudad
se viva con especial alegría el final del año.
Nochevieja en Valdepeñas: ¿cotillón o segundos
“maitines”?
La Nochevieja en Valdepeñas
ofrece la posibilidad de irse de fiesta y contar con cotillón, como en la
mayoría de las ciudades, en bares y discotecas de la ciudad, ya sea sin pagar
entrada, pagando una entrada con consumición o con barra libre. También hay
restaurantes que añaden la cena al disfrute de la fiesta y el cotillón.
En estos casos, los
valdepeñeros se ponen sus mejores vestidos y trajes y disfrutan de unas copas y
la mejor música, a veces, incluso con dj.
Y, cómo no, a la mañana
siguiente acaban con el típico chocolate con churros y roscas.
La San Silvestre de Membrilla también tiene historia
En la provincia de Ciudad
Real, la carrera de Membrilla, que entre las cinco y las ocho y media de la
tarde reúne a unas cuatrocientas personas y llena de ambiente la Plaza del
Azafranal, es una de las más populares y antiguas, sólo tiene nueve años menos
que la San Silvestre Vallecana.
Organizada por el club de
atletismo de la localidad, con el patrocinio del Ayuntamiento, la San Silvestre
de Membrilla llega a movilizar a todo el pueblo y a corredores de toda
provincia, de Manzanares, La Solana, Valdepeñas o Ciudad Real. Además, Ángeles
Lozano, que forma parte de la junta directiva, explica que los cuantiosos
premios –llegarán hasta los 240 euros en la 44 edición- traen a profesionales
de Toledo, Albacete y Madrid, que llenan de ambiente este pueblo de poco más de
6.000 habitantes hasta por la noche. Asimismo, participan personas de todas las
edades por categorías, desde pitufos a senior.
Con seis kilómetros a
recorrer para la categoría más alta, la San Silvestre de Membrilla ha conjugado
el ambiente festivo de la Nochevieja con la moda al “running”, muy recomendable
en estas fechas. Así, Ángeles Lozano comenta que colectivos de la localidad
amenizan la San Silvestre con “música” y hasta la quinta de los 18 años a veces
sorprende con el reparto de chocolate, mientras que los corredores “hacen
hueco” en el estómago para la cena. Los aplausos son un continuo y al terminar
“todos rápido a ducharse y a cenar”, pues a las doce de la noche la Plaza del
Azafranal, delante de la Torre del Reloj, vuelve a ser un hervidero “con uvas,
cotillón y fuegos artificiales”.
La San Silvestre carnavalera de Torralba
Otro de los lugares donde la
San Silvestre es ya todo un hito es en Torralba de Calatrava. En esta localidad
de algo más de 3.000 habitantes, cada 31 de diciembre alrededor de medio millar
de personas se dan cita en torno a la plaza de la Villa para el chupinazo de
salida de esta carrera, que este año alcanza su séptima edición.
En esta prueba el deporte es
lo de menos, podríamos decir que se trata de un carnaval, ya que la inmensa
mayoría de los participantes van ataviados con originales disfraces y el antes,
el durante y el después son pura fiesta y diversión.
Además, esta prueba también
tiene su lado solidario, ya que de los cinco euros que cuesta su inscripción,
un euro va a parar a la Asociación Down Caminar, mientras que el resto está
destinado para la bolsa del corredor y la organización del evento.
Una fiesta que ha crecido año a año gracias a la labor altruista de sus organizadores, que decidieron organizarla en el año 2011 y desde entonces no ha parado de crecer.
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Miércoles, 14 de Mayo del 2025
Martes, 13 de Mayo del 2025
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