Francisco Javier Navarro Prieto ha ganado el XXII Premio de
Poesía Joven “Antonio Carvajal” con “El bello mundo”. El libro lo ha publicado
Hiperión y se va a presentar el jueves en Madrid y el próximo 2 de enero en
Tomelloso. Para el poeta Dionisio Cañas —que recomienda el poemario con
entusiasmo—, “El bello mundo” es una mezcla de poesía de reflexión y de una
poesía pegada a la vida y a las realidades sociales actuales que funciona con
mucha fuerza.
Quedo con el autor en el Café de la Glorieta, el periodista
llega con diez minutos de antelación y Navarro ya está allí. Esa circunstancia me
reconcilia con el género humano. Conozco a Francisco Javier, a Fran, de toda la
vida, es amigo de una de mis hijas. A pesar de su juventud es un tipo con las
ideas muy claras: sabe lo que quiere. Mientras compartimos un café charlamos de
su libro, de poesía, de lecturas y de lo que se nos pone a tiro. Muestra
claramente su pasión por las letras ¿Quién dijo que los jóvenes están
adocenados?
Fran Navarro nació en Tomelloso en 1994 es graduado en
Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid con uno de los premios que
otorga dicha universidad a los mejores trabajos de fin de grado. Obtuvo la beca
Santander Iberoamérica y estudió Filosofía en la Universidad Nacional Autónoma
de México. Actualmente hace el grado de Literatura General y Comparada en la
Universidad de Granada y reside en Canterbury (Reino Unido.
—Tomelloso, Madrid,
México, Granada, Inglaterra…
—La gente que vivimos en un pueblo y queremos estudiar, ya
para empezar, nos tenemos que ir a otro sitio. Que no tiene por qué ser tan
lejos como me he ido yo, desde luego. Me fui primero a Madrid, después a México con una beca, donde acabé
Filosofía. Luego marché a Granada a estudiar Literatura y a Inglaterra con otra
beca.
Viajar tiene muchas ventajas en relación con escribir.
Además de conocer otros lugares te permite aprender otros idiomas distintos al
tuyo. Siempre me ha gustado el inglés, lo he estudiado mucho y he leído mucha
poesía en ese idioma.
—A pesar de que los
que hablamos lenguas romances le achacamos al inglés ser poco poético…
—Tal vez, pero como le digo, me gusta mucho la poesía
inglesa. Y cuando he estudiado Literatura Comparada en la universidad siempre
he cogido asignaturas relacionadas y me ha encantado.
—Usted empezó otra
carrera y la dejó por Filosofía, ¿o estoy mal informado?
—Sí, empecé a hacer Enfermería con la idea de ayudar a la
gente. Pero vi que allí no encajaba bien y me cambié a Filosofía. Llamé a mis
padres para decirles que Enfermería no era lo mío… y me apoyaron bastante.
—Y lo ha aprovechado
bien porque ha recibido varias becas.
—Siempre me ha gustado estudiar y tal vez por eso he tenido
la oportunidad de recibir varias becas.
—¿Cómo llega a la escritura?
—Leyendo. Leo desde siempre. Recuerdo coger libros de la
biblioteca de mi padre, obras como “El lobo estepario” de Herman Hesse, que me
encantó cuando lo leí. Más tarde llegué a autores de Tomelloso, Félix Grande y
Eladio Cabañero me gustaban mucho… No entiendo la escritura sin la lectura, una
cosa va asociada a la otra. Para mí, escribir es dialogar con los poetas que he
leído, intentar reflejar lo que ves usando sus palabras y las tuyas.
—¿Cuándo consideró
que sus textos podían (y debían) ser leídos por el público?
—He escrito mucho antes de publicar este libro. Siempre he
pensado que dónde voy yo con tanto como hay escrito. Pero es verdad que cuando
recibes estímulos de fuera que, además coinciden con tus propias percepciones,
piensas que tú también tienes algo que decir. De ahí surge el que te animes a
presentarte a premios, como es este caso.
—¿Empezó escribiendo
poesía?
—Sí, empecé con poesía y no tengo ninguna reflexión al
respecto de ese hecho. Recuerdo que cuando murió Antonio Vega, que me dio mucha
pena, me salió el escribir un poema. También he escrito relatos, pero siempre
me ha interesado más la poesía. También como lector.
—¿El hecho de que
usted sea de Tomelloso le ha influido?
—El ser de Tomelloso influye en tu personalidad y de manera
secundaria en tu poesía. Yo no diría que esa influencia es directa porque
vivimos en un mundo en el que, seas de donde seas, lees lo que quieras y
cualquier libro te puede llegar a las manos. Creo que somos bastante libres con
respecto a eso, a mi juicio no se puede decir que por ser de Tomelloso se escribe
de una determinada manera.
Nunca he visto una relación de ese tipo. Bueno, la he visto
en algunos autores y nunca me ha convencido. Tal vez la gente que escribía hace
más años estaba más ligada al campo. Pero ahora que con 18 años sales de aquí…
—Nos separa una diferencia
de edad de más de treinta años entre usted y yo y los pocos autores que ha
nombrado durante la entrevista han sido referentes para mí también.
—Totalmente. Seguramente nos alejaría la poesía contemporánea
en inglés, que a mí me gusta mucho. Pero a las generaciones nos une el haber
leído prácticamente lo mismo. ¿Quién no ha leído a Cernuda, por ejemplo? Creo
que el salto de generación en generación es más tu propia experiencia que las
lecturas.
—Usted es muy
reivindicativo, defiende lo que creé y
hace bien, el feminismo, el veganismo, o el ecologismo. En ese sentido, ¿es su
poesía el arma cargada de futuro que decía Celaya o es un lujo cultural, como
escribía el guipuzcoano? ¿Lleva sus reivindicaciones a su obra?
—Es difícil la pregunta… Yo siempre he creído que la poesía
tiene una parte de lujo en el sentido de que no estoy de acuerdo con la gente
que piensa que hay que simplificar los mensajes para que le lleguen a todo el
mundo. Creo que cualquier persona puede entender cualquier cosa. No entiendo la
idea de que hay que escribir poesía para el pueblo. El pueblo puede leer
cualquier cosa y tiene sus propias capacidades para ello.
Por supuesto que escribo poemas reivindicativos, pero es diferente cuando haces reivindicación política a cuando escribes. Ahí siempre está por encima el criterio estético al político. Yo no escribo para reivindicar, para eso me voy a manifestaciones, nunca me ha gustado la poesía reivindicativa, para ello hay otras armas. Pero, en tanto en cuanto eres tú el que escribes, tu poesía está impregnada de veganismo, de feminismo y de todo en lo que crees.
—“El bello mundo” es
su primer libro y con él ha obtenido un importante premio de poesía, el “Antonio
Carvajal”.
—Para mí fue, lo primero, una sorpresa. Uno presenta
manuscritos a concursos pero con la mínima esperanza de que sean premiados.
Estoy muy agradecido con este tipo de premios porque, al fin y al cabo, apuestan
por gente como yo, que no conoce nadie. Además, permiten poder publicar algo
muy difícil. Estoy muy contento con este premio que ha sido un estímulo para seguir
escribiendo.
—Y encima, publicado
por Hiperión.
—El que te publique una editorial que es un referente para
todos los que leemos poesía es algo que uno no espera. Sinceramente.
—¿Qué va a encontrar
el lector en “El bello mundo”?
—Va encontrar experimentación con el lenguaje, siempre me he
sentido más cercano a poéticas experimentalistas. Pero sobre todo, va a
encontrar poemas reflexivos que tienen que ver con la filosofía, referencias a
cuadros y a otros artistas, también reivindicación. Hay un poco de todo y creo
que conformando una unidad, la de la persona que lo escribe. Es, en definitiva,
un conjunto de reflexiones que tratan muchos temas.
—Usted pertenece a
una generación muy criticada por su aparente desinterés por la cultura, ¿es
cierto eso?
—Mi percepción es que hay mucha poesía joven de una calidad
excelente. Nunca he comprendido ese tipo de críticas a la gente joven. Somos
unas generación que en muchos aspectos lo ha tenido más fácil que las que nos
precedieron, pero en otros no. Siempre he pensado bien de mi generación y mi experiencia
y mis amigos me lo confirman. Hay gente que admiro y es de mi edad, que está
haciendo cosas muy interesantes, no solo en poesía. No coincido con esa
apreciación, no somos los “nini” y nunca me ha gustado que se hable mal de la juventud
y menos en el ámbito de la cultura.
—¿En qué se inspira y
en quién se inspira a la hora de escribir?
—Como le he dicho, siempre me he considerado lector antes
que escritor. Siempre he leído con mucha atención a Cernuda, a José Ángel
Valente o a Claudio Rodríguez. Pero sobre todo, estos años he leído mucha poesía
en inglés. He leído con mucha atención a Eliot. También novela, siempre me ha
gustado Virginia Woolf; Margarite Duras, Faulkner… Me gustan los autores y
autoras que juegan con lo fragmentario, que experimentan con la forma. También
la filosofía, claro, no como una referencia a la hora de escribir, pero me ha
estructurado la mente. Yo diría que mis influencias son bastante heterogéneas.
Se trata de crearte tu universo poético con lecturas de un lado y otro, todo se
mueve en un caos que es difícil de discernir.
—Con esos autores que
ha nombrado todo el mundo va a estar de acuerdo. Pero, ¿y además de ellos? Me
ha dicho que lee mucha poesía joven y en inglés…
—En inglés le diría Anne Carson, una poeta que ha sonado
como candidata al Nobel. En español he leído a Berta García Faet, a María Elena
Higueruelo que ha ganado el Adonáis hace poco. He leído a María Domínguez del
Castillo, con la que he estudiado en Granada y me encanta. María Sánchez, que
ha publicado “Cuaderno de campo” y “Tierra de mujeres”, también me gusta mucho.
Como ve, también tengo lecturas con gente con la que comparto, si no edad, sí
generación.
—¿Me puede contar sus
proyectos?
—Siempre escribo mucho aunque publique menos de lo que
escribo. Ahora estoy viviendo en Canterbury y estoy escribiendo poemas
relacionados con el entorno natural y verde de aquel lugar.
—¿Cuándo presenta “El
bello mundo”?
—El jueves 19 en Madrid en la librería La semillera. En
Tomelloso lo presentó el 2 de enero a las 7 de la tarde en la Biblioteca. Me
apetece mucho la presentación en mi ciudad.
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Sábado, 3 de Mayo del 2025
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Viernes, 2 de Mayo del 2025
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