–Desde que Madrid se ha hecho tan grande, ha perdido la
alegría. Ahora, la gente que se cree bien –y ya lo cree hasta el último mono–
no va a las tascas y a los bares con luces y voces. Prefieren unos sitios
elegantes de muy poquita luz, con parejas achuchándose y venga a tomar whisky,
que vale un riñón y sabe a zapato viejo… Ahora vengo de estar con unos
señoritingos que quieren embotellar el vino y me han tenido dos horas en su
“snack” -que no sé que quiere decir- con musiquilla de fondo. He salido con el
corazón y los bolsillos llenos de sombras. ¡Jesús, qué gafería!
FRANCISCO GARCÍA PAVÓN
Las hermanas coloradas
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Jueves, 25 de Abril del 2024