La marca “Lienzo” tuvo especial protagonismo. “Es la primera añada con la nueva marca, que proviene ya de tres o cuatro mesas de selección, pruebas, ensayos y presencia en concursos de prestigio que nos han indicado que vamos en la buena dirección y por eso hemos decidido etiquetar”, explicó Rodríguez  que se fue ganando a los asistentes con sus buenas explicaciones sobre los vinos que acompañó de un afilado sentido del humor.

La marca Lienzo “une vino y cultura que es un signo distintivo de esta cooperativa que organiza un gran certamen cultural y cuenta con un museo de arte contemporáneo que sigue ganando en prestigio. Las etiquetas son fragmentos de los cuadros ganadores”, indicó el enólogo. Rodríguez  aseguró que “el proyecto todavía está en pañales y es mucho el camino que nos queda por recorrer con esta marca. Intervienen diferentes variedades, distintos tipos de madera, el grado de maduración, las cosechas, el propio modo de elaboración…son factores que añaden mucha complejidad a nuestro trabajo”. 

Asimismo, consideró meritorio la calidad alcanzada en los vinos “teniendo en cuenta que somos una cooperativa de mucha envergadura donde casi siempre hay que coordinar muchas decisiones y sensibilidades”. Isidro Rodríguez recordó con emoción al que fuera gerente de la entidad durante tantos años, Manuel Olmedo.

El primer vino en servirse fue el espumoso Tomillar Brut acompañada de una ensalada templada de pollo; le llegaría después el turno al Tomillar Rosado que maridó con unos exquisitos minicanelones de foi y en el ecuador de la cena tomó protagonismo el exquisito Lienzo Verdejo & Sauvignon Blanc que acompañó a un rape a baja temperatura.

El cuarto vino fue el Lienzo Chardonnay que maridó con una miniburguer de solomillo de ternera ahumada y se finalizó con el Lienzo Tinto que acompañó el exquisito postre: una deconstrucción de tarta de manzana.

Se dio la curiosa coincidencia de que el propietario del Bar, Pedro, y el enólogo son almerienses que han recalado en Tomelloso, ciudad a la que dedicaron varios elogios durante la noche, concretamente, al espíritu de sus habitantes, “que combinan genialidad y trabajo a partes iguales”. La velada concluyó con un aminado sorteo de regalos y la agradable sensación de haber degustado unos excelente vinos y una excelente comida.