Es curioso observar cómo al paso de los años sentimos la necesidad de mirar desde distintos ángulos las cosas que nos han tocado vivir para analizar, ordenar, y comprender el punto exacto donde nos encontramos y, desde la aceptación de lo acontecido en el pasado, poder vivir en paz el presente. Ese mismo bagaje acumulado nos obliga también a ser más críticos con lo que nos llega en imagen o palabras, a desmenuzar e ir a la fuente, para evitar ser vapuleados y contaminados, ante esta saturación de noticias que nos invaden por todos lados.
Quizá por todo ello, a medida que avanzamos en edad, ese mismo balance de errores y aciertos, de lo aprendido y de lo que habría que reaprender, nos obliga a desaprender. Si, desaprender. Haciéndome eco de la frase atribuida a Alvin Toffler y personalizando el pensamiento. Urge desaprender. Urge sacar de nuestra abultada mochila viejos conceptos, esos hábitos, estereotipos, prejuicios, y en muchas ocasiones, esas inadvertidas emociones tóxicas que tanto daño nos hacen. Aprender a diferenciar y ver las cosas con la mayor imparcialidad y en su justo contexto, nos ayudará a evitar angustia e intranquilidad y, por ende, infelicidad. Esa higiene mental, nos permitirá liberarnos de esos residuos dañinos e inútiles y pasar página.
En realidad, al ciudadano de hoy le siguen preocupando las mismas cosas de siempre. Su prioridad sigue siendo la salud, y por tanto las prestaciones en sanidad, una economía que le permita vivir con dignidad y, la deseada paz social. Lo demás dependerá en gran medida de nosotros, de saber priorizar, de parar a tiempo, y sobre todo, de poder encontrar el equilibrio entre lo material y lo espiritual.
Vivimos
tiempos complicados que nos angustian aún más por lo desconocido de la
situación. Ello va a poner a prueba nuestra resiliencia, nuestra capacidad de
enfrentar la frustración. Solo desde la calma y el sentido común, podremos encarar esta adversidad. Ahora es
momento de responsabilidad, de unión, pero sobre todo, de cuidarnos unos a
otros. Y en esta tesitura, la fortaleza
interior y la mochila más ligera, se hacen indispensables.
Mª Teresa Lozano López.
Los
analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer o escribir, sino
aquellos que no puedan aprender, desaprender y reaprender. (Alvin Toffler)
{{comentario.contenido}}
"{{comentariohijo.contenido}}"
Jueves, 12 de Diciembre del 2024
Jueves, 12 de Diciembre del 2024
Jueves, 12 de Diciembre del 2024