El alcalde de la localidad, José Luis Cabezas, valora esta iniciativa bautizada como ‘Balcones Mayeros’ que el equipo de Gobierno quiere mantener en próximas ediciones “con el fin de mejorar la imagen de la tradición de nuestros antepasados” y demostrar que las Cruces y Mayos es una fiesta totalmente arraigada que se vive en cada casa y en cada rincón de Piedrabuena. “De esta emergencia sanitara que tanto dolor está causando, tenemos que intentar aprender y extraer lo positivo y una de esas cosas positivas es esta respuesta masiva y espontánea de la gente para mejorar nuestra tradición”.

Así, al itinerario por alrededor de las 14 cruces oficiales que se visten cada año y que son visitadas por miles de personas, se añadiría como reclamo de la fiesta un recorrido por las calles en las que se pueden contemplar las cruces engalanadas por los propios vecinos en sus balcones. “Gracias a esta iniciativa, hemos conseguido que Piedrabuena vibre y se siga emocionando con su fiesta, a pesar de las circunstancias".

Precisamente, esta respuesta ciudadana sirve al Ayuntamiento de justificante para luchar por la declaración de Interés Turístico Nacional. “Es algo muy importante que añadir al arraigo de esta tradición en nuestro municipio para lograr esa declaración que supondría un reconocimiento de nuestra fiesta”, explica Cabezas.

El alcalde de Piedrabuena, que ha expresado su agradecimiento a los vecinos, ha adelantado que la Concejalía de Festejos y Cultura del Ayuntamiento está preparando un vídeo en el que se mostrarán las fotografías de una gran parte de las más de 350 cruces, para reflejar el gran movimiento ciudadano para que la fiesta no se pierda ese mes de mayo “pese a las circunstancias derivadas por el estado de alarma”

El  pasado año, más de 10.000 personas se desplazaron durante las 3 semanas en las que estuvieron abiertas a visitar las Cruces de Piedrabuena, un total de 13, que llenaron el pueblo de olor a ajedrea, tomillo y de colorido. Alguna de estas cruces son elaboradas con finas telas, con las que se revisten todos los espacios de la habitación, empleando para ello cortinas y sedas sobre las que se instala el altar. La otra variedad de cruz es la que está elaborada en brezo y se realiza revistiendo toda la estancia con la flor color purpúrea y blanca de este arbusto, en la que el altar es un monte poblado por musgo y otras plantas.