Bromas aparte, no recuerdo un caso más acertado de simbiosis de una cadena con un programa que el que representa Saber y Ganar con la 2. Y ambos miembros de la unidad, sin prisa, pero sin ninguna pausa (y esta afirmación es literal) son la sintonía ágil y feliz de los sueños de muchos de los que, como esta que escribe, han sido capaces de ser fieles a su cita diaria, va para 23 años (en realidad, ya camino de 24).

He preguntado a muchos de mis compañeros de aventura, y todos estamos de acuerdo en que, si tenemos que personalizar nuestra andadura en un rostro visible del programa, este solo puede ser el de Jordi Hurtado. ¿Que por qué?  Pues, aparte de porque lo estoy escribiendo yo (qué caramba), es que no se me ocurre mejor símbolo, con permiso de don Sergi, que para algo es el padre de la criatura, que visualice mejor lo que quiero expresar.

Hoy no me voy a referir a su profesionalidad (y mira que se podrían contar detalles y anécdotas sobre su buen hacer); hoy quiero darle las gracias por algo que quizá pueda no parecerle importante al espectador, pero que a los que hemos estado en ese plató nos ha llegado al alma: su calidez. Su cercanía. El ser capaz de hacernos sentir que no somos una mera pieza de un producto soberbiamente realizado, sino miembros de lo que él mismo dice tantas veces en pantalla: la Gran Familia de Saber y Ganar.

Jordi, hoy me has emocionado hasta las lágrimas; no solo por cariño a mi compañero Francisco Navarro, de quien te has acordado una vez más tras estas semanas de zozobra y preocupación, sino por reafirmar lo que ya sabía previamente: eres un alma sensible, y un tío más grande que la montaña de Collserola.

Gracias, gracias, gracias, y Feliz Cumpleaños.

Cuenca,16 de junio de 2020.

Con mucho cariño, Malen Potenciano.