Bodegas Peinado llega a
los doscientos años de vida. Un aniversario al alcance de pocos que esta gran empresa
tomellosera se ha ido labrando con una sabia combinación de tradición,
modernidad y el esfuerzo de varias generaciones. El aniversario ha llegado en
mal momento por la irrupción de la pandemia de la Covid-19, pero los
responsables de la bodega no se resignan
a que un cumpleaños tan señalado pase de largo. Así lo explica, Víctor
Gallego, el fiel empleado de la entidad que nos ha vuelto abrir las puertas de
la bodega. “Hay muchos proyectos e ideas que no sabremos si llegaremos a tiempo
de desarrollarlos tanto en Tomelloso como en los lugares donde tenemos
distribución”, dice.
De momento, este bicentenario
ya tiene una manifestación bien visible.
El pintor, Ángel Pintado, ha elaborado dos magníficos cuadros de las
instalaciones de Peinado, uno interior y otro exterior, dos obras inmensas que
realzan este aniversario de la bodega. Su propietario, Alfonso Ortiz, es un
gran amante del arte y uno de sus proyectos es construir un museo en las
instalaciones. No está presente, pero si está su hermano Florentino que
disfruta de la reunión de los periodistas, el pintor y el empleado.
Pintado explica como ha
sido el proceso creativo de estos dos cuadros que, sin duda, enseñan todas las
cualidades y el talento de este gran artista. Antes de empezar a hablar, el pintor
mueve los cuadros para que le de la luz que más le gusta. “Lo primero que vi al
entrar en esta nave de la bodega fue este enfoque. Podría haber elegido otro
diferente, pero me gustó esta perspectiva de bodega antigua, con unas paredes
que han perdido la verticalidad, las traviesas de madera llenas de historias,
la humedad, el ambiente que se respira, el olor a holandas, la penumbra del lugar”.
En definitiva, muchos elementos que inspiraron al artista a la hora de elaborar
su cuadro.
“En la obra, -añade-,
aparecen todos los términos que necesita una pintura, primer término, segundo
término, tercer término y una luz muy delicada que entra y que ilumina la
penumbra de la bodega”.
El pintor insiste en el
aspecto de deformidad de algunos de los elementos “que funciona muy bien para
mi cuadro. Todo va supeditado a una deformación natural que ha provocado el
paso del tiempo. Se ve muy bien en uno de los arcos o en el desorden de las
traviesas de madera, y sin embargo, la construcción sigue en pie, no se ha
venido abajo”.
En el cuadro aparece un
teléfono que, en su momento, debió ser tan innovador como ahora pueda ser un
ordenador de última generación y otros
muchos detalles que el pintor capta junto a otros más tradicionales. También se refiere Pintado a los membrillos
que aparecen “que están ahí porque eran la fruta de la temporada en la que hice
la obra y me vinieron muy bien para darle al cuadro ese toque ocre que tienen y
combinarlo con el azul de la mesa”.
Con la obra ya iniciada,
Ángel Pintado decidió introducir una mesa con membrillos y las botellas que se
fue encontrando en la bodega para realizar un bodegón. “Es algo que no he hecho
nunca, lo normal hubiera sido centrarme en la penumbra y la fuga de la bodega,
pero me apeteció plasmar esas cosas, que tienen un lenguaje que se continúa con
la bodega, forman parte de su historia”, señala.
Es la primera vez que el
artista pinta dentro de la bodega. Tenía mucho interés en ver la bodega por dentro, “nunca había estado” y
se lo hizo saber al propietario. “Lo primero que me sorprendió ver fue dos
pequeñas torres de destilación-el pintor habla ahora del cuadro de los
exteriores-, que me llamaron mucho la atención. Esas torres son antiquísimas
que no tienen nada que ver con las grandes chimeneas de la ciudad, que son muy
altas, estilizadas, muy bien rematadas
con el ladrillo. Éstas son mucho más discretas”.
Apunta Víctor Gallego que
esas torres eran parte de dos alquitaras que era donde se hacían los mejores
brandis Peinado, “las más antiguas de Tomelloso”.
Al final, el pintor
confiesa que se ha sentido muy cómodo pintando en la bodega. “Me apetecía mucho
porque llevaba mucho tiempo sin hacer interiores con penumbras. Enseguida vi
que había cuadro”. Estas dos obras serán el principio de ese museo que tanta
ilusión hace a Alfonso Ortiz que, además, siente especial predilección por Ángel
Pintado que, sin duda, ha tenido un feliz reencuentro con los motivos
interiores.
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Viernes, 22 de Noviembre del 2024
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