Subo al otero que está junto a mi casa, la noche despejada me incita a conocerlo. Deseo contemplar a las estrellas más de cerca y si acaso llegar a tocar el firmamento.
Estoy solo y a lo lejos diviso la silueta de mi pueblo Sus luces mortecinas lo delatan a la vez que custodian su silencio. La noche es limpia y calurosa, ni una sola nube que tape el firmamento, la noche no me deja ver más cosas que a las estrellas en tremulantes coqueteos.
Próximo a la cima miro al cielo. Allí están a cientos como diciendo somos tuyas. Dando un salto al vuelo alcanzo a una y la pongo lentamente sobre el suelo. La estrella temblorosa y dolorida se atreve a preguntarme si la quiero; cómo no he de quererte estrella mía, sin ti esta noche carece de secretos.
En un momento el suelo se ilumina, los árboles que duermen son despiertos, los pájaros en sus ramas aletean y la noche se convierte en dulce sueño.
Al llegar a la cima me detengo, todo alrededor está dormido, tan solo las estrellas y algún grillo me recuerdan que aún de noche, sigo vivo.
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Miércoles, 27 de Marzo del 2024
Jueves, 28 de Marzo del 2024
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