Opinión

1 de octubre: Día Europeo de la Depresión

María Durga Valencia | Sábado, 3 de Octubre del 2020
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Parece que la ansiedad y la depresión, dentro de lo que se vienen a llamar enfermedades mentales son consideradas las dos más conocidas, "normalizadas" y "comprendidas", dentro de nuestra sociedad, habiendo aumentado ésta última hasta un veinte por ciento en los últimos diez años, según datos psiquiátricos, y siguiendo resultados de la industria farmacéutica. Los números se expanden vertiginosamente mientras se llenan las consultas de psicología y los lemas, tan bien promocionados socialmente de la cultura neoliberal a grito de "tú creas lo que crees" "acepta quien eres y se transformará", "si quieres, puedes" o "puedes lograr lo que te propongas" como algunos ejemplos, aludiendo a que todo lo que una persona es queda relegado al esfuerzo que deposita en sus "ganas de vivir" en este caso.

La sociedad actual da la espalda a las personas no productivas, divergentes, y con un componente que por cualquier motivo no resultan en exitosas y que no cumplen con los elevados estándares más plausibles socialmente, uno de ellos y de los más importantes, tener el listón de emociones positivas bien alto, algo que en algunos lenguajes críticos trasversales al “normativismo o cuerdísimo” se ha venido a llamar “felicitis", donde siempre hay que estar contente. Así, las personas con problemas de depresión tienen que lidiar además con la frecuente incomprensión del entorno, la desconfianza de lo que en verdad les ocurre, y personas que por ignorancia intentan ayudar usando frases del tipo “anímate hombre “ haz un esfuerzo” o “hay gente que está peor que tú”, entre otras, contribuyendo así en ocasiones a alejar la distancia que ya de por sí existe entre las dos personas, aunque sea seguro dicho con toda la buena intención. Se requiere de mucha capacidad de compasión y horizontalidad, siendo esta última aún más difícil si cabe encontrarla en lo cotidiano, ponerse en el lugar de quien sufre a ese nivel. Sin juicios y sin preguntas; sólo estar ya es mucho. A veces, para entender la depresión, se pone el ejemplo de que si te rompiste la pierna lo mejor que puedes hacer no "es empezar a andar poco a poco". Puede de este modo entenderse, tal vez algo más, la metáfora.


A pesar de que la psicología tradicional se empeña en hablar de la depresión "endógena", (que viene causada exclusivamente por lo interno), y la falacia del individualismo que nos tratan de hacer creer, vivimos en interdependencia con el sistema y los demás, en cada ámbito de nuestra vida. Si bien es cierto que "medicinas" tales como una buena caja de herramientas de manejo emocional, están al alcance por suerte ahora para casi toda la mayoría, lo cierto es que vivimos interconectades y afectades continuamente les unes por les otres. Afortunadamente, las situaciones cambian y en algunos casos también las personas son capaces de realizar cambios para resolver estos dilemas internos, dependiendo del paquete de recursos internos (flexibilidad, tesón, resiliencia, etc.) y la posibilidad y flexibilidad de las circunstancias externas. Muchas veces, y por resumir, las exigencias del sistema, las contradicciones o presiones internas, a veces las circunstancias que nos desbordan o estar rodeados de personas que nos hacen daño pueden causar depresión.

No es verdad en mi entender, que sólo pueda causado puramente por lo interno ( depresión endógena) -por más que la psicología y pensamientos espirituales populares “New-age” así nos venga a contar que "todo está dentro de nosotres"-, amén de situaciones sociales límite como la falta de techo o comida, o difícilmente reversibles como la raza, la identidad, la discapacidad, por ejemplo.- Lo que ocurre, en lo que a endógeno o "interno" se refiere, es que una persona pueda verse atrapada entre contradicciones irreconciliables en la práctica que le bloqueen, y que finalmente no permitan salir de esta disyuntiva (al menos, a corto plazo) o de alta presión (de-presión)  hasta el punto de que esta presión le haga naufragar. Normalmente, debajo de una depresión suele haber un enorme enfado “irresoluble” con algo “más grande” contra lo que se siente que no puede luchar, o "hacerse ver", con lo que el sujeto queda de algún modo invisibilizado. Yo, particularmente nunca conocí ni he oído de ninguna persona que llegara al mundo con una depresión, que sería lo más puramente endógeno que puedo imaginar. Pero a lo mejor estoy equivocada.

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