Parece que la ansiedad y la depresión, dentro de lo que se
vienen a llamar enfermedades mentales son consideradas las dos más conocidas,
"normalizadas" y "comprendidas", dentro de nuestra
sociedad, habiendo aumentado ésta última hasta un veinte por ciento en los
últimos diez años, según datos psiquiátricos, y siguiendo resultados de la
industria farmacéutica. Los números se expanden vertiginosamente mientras se
llenan las consultas de psicología y los lemas, tan bien promocionados
socialmente de la cultura neoliberal a grito de "tú creas lo que
crees" "acepta quien eres y se transformará", "si quieres,
puedes" o "puedes lograr lo que te propongas" como algunos
ejemplos, aludiendo a que todo lo que una persona es queda relegado al esfuerzo
que deposita en sus "ganas de vivir" en este caso.
La sociedad actual da la espalda a las personas no
productivas, divergentes, y con un componente que por cualquier motivo no
resultan en exitosas y que no cumplen con los elevados estándares más
plausibles socialmente, uno de ellos y de los más importantes, tener el listón
de emociones positivas bien alto, algo que en algunos lenguajes críticos
trasversales al “normativismo o cuerdísimo” se ha venido a llamar
“felicitis", donde siempre hay que estar contente. Así, las personas con
problemas de depresión tienen que lidiar además con la frecuente incomprensión
del entorno, la desconfianza de lo que en verdad les ocurre, y personas que por
ignorancia intentan ayudar usando frases del tipo “anímate hombre “ haz un
esfuerzo” o “hay gente que está peor que tú”, entre otras, contribuyendo así en
ocasiones a alejar la distancia que ya de por sí existe entre las dos personas,
aunque sea seguro dicho con toda la buena intención. Se requiere de mucha
capacidad de compasión y horizontalidad, siendo esta última aún más difícil si
cabe encontrarla en lo cotidiano, ponerse en el lugar de quien sufre a ese
nivel. Sin juicios y sin preguntas; sólo estar ya es mucho. A veces, para
entender la depresión, se pone el ejemplo de que si te rompiste la pierna lo
mejor que puedes hacer no "es empezar a andar poco a poco". Puede de
este modo entenderse, tal vez algo más, la metáfora.
A pesar de que la psicología tradicional se empeña en hablar
de la depresión "endógena", (que viene causada exclusivamente por lo
interno), y la falacia del individualismo que nos tratan de hacer creer,
vivimos en interdependencia con el sistema y los demás, en cada ámbito de
nuestra vida. Si bien es cierto que "medicinas" tales como una buena
caja de herramientas de manejo emocional, están al alcance por suerte ahora
para casi toda la mayoría, lo cierto es que vivimos interconectades y afectades
continuamente les unes por les otres. Afortunadamente, las situaciones cambian
y en algunos casos también las personas son capaces de realizar cambios para resolver
estos dilemas internos, dependiendo del paquete de recursos internos (flexibilidad,
tesón, resiliencia, etc.) y la posibilidad y flexibilidad de las circunstancias
externas. Muchas veces, y por resumir, las exigencias del sistema, las
contradicciones o presiones internas, a veces las circunstancias que nos
desbordan o estar rodeados de personas que nos hacen daño pueden causar
depresión.
No es verdad en mi entender, que sólo pueda causado
puramente por lo interno ( depresión endógena) -por más que la psicología y
pensamientos espirituales populares “New-age” así nos venga a contar que
"todo está dentro de nosotres"-, amén de situaciones sociales límite
como la falta de techo o comida, o difícilmente reversibles como la raza, la
identidad, la discapacidad, por ejemplo.- Lo que ocurre, en lo que a endógeno o
"interno" se refiere, es que una persona pueda verse atrapada entre
contradicciones irreconciliables en la práctica que le bloqueen, y que
finalmente no permitan salir de esta disyuntiva (al menos, a corto plazo) o de
alta presión (de-presión) hasta el punto
de que esta presión le haga naufragar. Normalmente, debajo de una depresión
suele haber un enorme enfado “irresoluble” con algo “más grande” contra lo que
se siente que no puede luchar, o "hacerse ver", con lo que el sujeto
queda de algún modo invisibilizado. Yo, particularmente nunca conocí ni he oído
de ninguna persona que llegara al mundo con una depresión, que sería lo más
puramente endógeno que puedo imaginar. Pero a lo mejor estoy equivocada.
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Miércoles, 16 de Julio del 2025
Martes, 15 de Julio del 2025