Tomelloso

“Andanzas y entremeses de Juan Rana”: La risa nos hace libres

Francisco Navarro | Domingo, 4 de Octubre del 2020
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Ron Lalá estreno este sábado en el Teatro Municipal de Tomelloso el montaje “Andanzas y entremeses de Juan Rana”. La obra es un homenaje, con el inconfundible sello ronlalero, al teatro, la risa, la libertad de expresión y la incorrección política, a través de las peripecias de uno de los grandes comediantes del Siglo de Oro, Juan Rana. El público, que volvió a llenar prácticamente el teatro (guardando las distancias y con todas las medidas sanitarias implantadas), se divirtió de lo lindo y aplaudió a rabiar un espectáculo que no deja títere con cabeza.

La función comenzó prácticamente a la hora, tan solo con ocho minutos de retraso, lo que es de agradecer dadas las estrictas medidas de seguridad que se toman en el teatro. Eso denota la concienciación del respetable y el trabajo del personal de Cultura.

Un conocido adagio asegura que quien no recuerda la historia está condenado a repetirla. Ron Lalá, se encarga de recordárnoslo durante toda la función, como solo ellos saben hacer. En el siglo XVII “la labor de los inquisidores fue tan buena que acabaron con herejes, brujas y judaizantes y solo quedaban comediantes para juzgar”, como aseguraba el Inquisidor Mayor al comienzo de la obra. En el siglo XXI esa inquisición, virtual en muchos casos, vuelve con nuevos bríos. Los nuevos torquemadas decretan autos de fe en las redes ante cualquier forma de heterodoxia e incorrección.

Con el proceso a Cosme Pérez —el conocido Juan Rana, seguramente el actor más célebre del Siglo de Oro— como telón de fondo, se van engarzando entremeses escritos para él por Calderón, Jerónimo de Cáncer o Agustín Moreto. Al “representante” se le acusa de “risa deshonesta, blasfemia, desacato, irreverencia, provocación, espíritu crítico, herejía y contumacia en el pecado nefando”. Y, con esos mimbres, tejidos con maestría por Álvaro Tato con un texto maravilloso, la inconfundible dirección de Yayo Cáceres, la oportuna música de Miguel Magdalena y el gran trabajo de los actores (Juan Cañas, Daniel Rovalher, Íñigo Echevarría, Miguel Magdalena y Fran García) disfrutamos de una fabulosa noche de teatro. En verso, claro.

Con una sencillez pasmosa, la obra ofrece una profunda reflexión, como decimos, sobre los limites del humor y la corrección política. Y Ron Lalá lo traslada a nuestros días con alusiones a monarca eméritos, corrupción y chanchullos políticos. También la pandemia está presente en el montaje con guiños a la distancia, las mascarillas o el gel hidroalcohólico. El público disfruta, ríe, aplaude cada escena, participa; se divierte, en definitiva, que es el fin de la comedia y de los cómicos. Y es que no hay nada más liberador que la risa; como dicen en la obra “¿Quién dice que Dios es serio?”

Y cuando acabó la obra, con un monologo final, un canto a la libertad de expresión, el publico dedicó una gran ovación a Ron Lalá que se prolongó durante varios minutos.

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