Decir esto es aventurarme a una lluvia
de críticas, sobre todo por parte de las personas que practican deporte. Mis
mayores respetos.
La referencia a estar desempleado y el
uso de chándal tiene mucho que ver con el cuidado personal. Parece que esto no
mejora…
Es muy habitual que estando
desempleados, existe un cierto grado de relajación que puede no ser muy
aconsejable.
Todos hemos perdido un empleo y nos
hemos venido abajo. Sobre todo si era un empleo que nos gustaba y se ajustaba a
nuestro perfil laboral.
En ese momento viene el enfado,
tristeza y relajación. Una relajación que no puede durar demasiado.
Un estado que, según van pasando los
días, se convierte en peligroso. Y es entonces cuando dejamos de afeitarnos, de
maquillarnos, de arreglarnos como lo hacíamos cuando íbamos a trabajar. Y
desempolvamos de nuestro armario el chándal, y nos lo ponemos y nos damos
cuenta de lo cómodo que es…
Es en ese momento cuando tenemos que
tomar conciencia de nuestra situación de desempleo y del trabajo duro de volver
a la carga.
De no relajarnos, de activarnos
diariamente en la búsqueda activa de empleo. Volver a la carga.
Nombrar el chándal ha valido de
ejemplo. Pero no es más que una prenda de vestir. El verdadero problema radica
en la falta de actitud y ganas en volver a estar activo. En volver a ponerle el
mismo empeño que antes para conseguir
salir de un estado que nos empuja a relajarnos.
Guarda de nuevo el chándal en el
armario, vuelve a arreglarte diariamente y ponle las ganas de siempre en buscar
una salida a tu situación.
Por que cuando una puerta laboral se cierra, otra se abre. Es cuestión de verlo a tiempo y agarrar la oportunidad. ¡¡Tú puedes!!
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Martes, 23 de Abril del 2024