Carlos Quintanar González, presidente de la Asociación Ferroviaria AAFTA, realizó una entrevista en 2016 a Luis García, dentro del número VII de la revista “La Estación” dedicado este número íntegramente a la figura de “el obrero” y a Luis García.
P: ¿Conoce la actual petición que se
está realizando de enlace entre Socuéllamos y Cinco Casas integrando a
Tomelloso y Argamasilla?, ¿apoyaría la vuelta del tren a Tomelloso y qué opina
al respecto?
R: Desde hace más de una década, se han venido
conociendo los deseos y las gestiones planteadas, para la integración
ferroviaria de ambos pueblos. Estando por Tomelloso, recuerdo haber asistido a
un par de manifestaciones de reivindicación sobre ello. Pasó ya ese tiempo y,
ahora, parece ser que las negociaciones, los trámites y hasta los propios
asentimientos, vayan a mejor; o no sé si sea así. Pero ya está siendo razonable
que se haya tomado mayor conciencia sobre esto y que esté calando con mejor
intención y realidad en muchos. Quizá sean los nuevos tiempos, pero también las
gentes quienes estén imprevisiblemente cambiando; por esto debiera tenerse en
cuenta los cuidados y precauciones que tales asuntos conllevan, y no hacerse
juicios someros que –en tiempos menos ácidos– pudieran alzarse con
diferenciadas promesas, ante sociales empeños.
Me ha parecido acertada la propuesta, y observo que,
en el proyecto de integración previsto, a nadie se le interrumpe su trazado, ni
tampoco se le altera, o pueda causarle ningún tipo de perjuicio preocupante
para las instalaciones ya existentes. Esto pudiera ser otro factor de
importancia para la concesión del proyecto; indistintamente de la población
conjunta que cuentan entre ambos, de su capacidad industrial y de la
importancia que contienen en los distintos sectores. Sin duda alguna, que la
conexión que se plantea, supondría un claro beneficio para todo aquél entramado
ferroviario de la comarca, así como un auténtico potencial económico y cultural
para la zona.
Sabéis que estoy de vuestro lado apoyando la
propuesta, y deseando lo mejor. Como se ha podido entender, a lo largo de
nuestras vidas, las cosas que son justas están aquí para todos; y que la
comprensión –en este caso– pudiera ser la madre de la solidaridad, capaz de
unir y de hacer fuerte a los pueblos; aunque también conocemos que la
injusticia no sólo empobrece, deteriora y hasta separa al hombre de la
sociedad, sino también que la retarda y la destruye.
P: ¿Qué valoración haría del Tomelloso actual
en general y en relación a la cultura?
R: Son situaciones que se han venido generando, de
alguna forma, de manera paralela, puesto que ambos son la consecuencia del
otro. Nada surge de manera aislada. Tomelloso tuvo siempre unas raíces muy
esenciales, para enfrentarse a situaciones difíciles, como la que viene dándose
en la actualidad, en buena parte de poblaciones y de ciudades, en numerosos
países de nuestro planeta, resultando que los grupos más afectados, son las
familias de media y de baja capacidad económica –como ya conocemos–, que además
de la degradación social sufrida, están viendo muy mermado su poder
adquisitivo, llegándose, en ocasiones, a rebasar porcentajes con índices de
pobreza real y en riesgo de exclusión social desconocidos, desde hacía muchos
años, en nuestro país; también, aunque en menor medida, en algunos otros países
que resultaran también afectados por la intervención llevada a cabo, con las
políticas de austeridad practicadas por el neoliberalismo europeo. Por lo
tanto, en estos últimos años, en aquella ciudad, también se ha visto resentida
su economía y su ocupación laboral, producida por el fuerte descenso de los
sectores de la construcción, y otros afines: metal, transporte, del propio
comercio, y hasta de una buena parte de los servicios que, durante más dos
décadas, vinieron ocupando a un elevado número de ciudadanos. Pero Tomelloso
cuenta con el gran privilegio de su alta producción vitivinícola –desde hace ya
años–, y de la importancia que estos productos están obteniendo, actualmente,
para su comercialización en el ramo de la hostelería, en grandes superficies y
como exportación hacia países vecinos, algunos mercados en países emergentes y
de otros; lo que le supone un apoyo muy considerable y efectivo, capaz de
asumir los posibles desequilibrios que se vienen sufriendo. Pero así son los
mimbres con los que, aquella ciudadanía, se despierta a diario y que en
muchísimos hogares (también de nuestra vieja Europa), se ven como se están
tejiendo los entramados de una sociedad decadente –a pesar de lo que esté
pasando en otros– ; y esto, aunque no lo parezca, es singularmente grave en
nuestro tiempo, porque se están creando unos hábitos en los que se confía
demasiado en los sistemas, pero muy poco en los hombres.
Y respecto a la cultura, el arrastre que se ha venido
sobrellevando, no es por la falta de iniciativas personales de cada cual, pero
tampoco porque Tomelloso no contenga la suficiente materia prima (que la tiene
y en niveles importantes); pero, como viniera siendo –durante largos años– un
dechado de múltiples capacidades, surgen también (como consecuencia) múltiples
aficiones, que, de algún modo, se producen para ocupar un tiempo libre,
dispersar tensiones, manejar elementos que son propios para ejercer las artes,
la literatura, la música, elcante, el teatro..., o para buscar una
socialización en círculos concretos..., además de la realización de estudios de
formación profesional, idiomas, derecho, economía, medicina, farmacia,
matemáticas, química, historia, periodismo, arquitectura, ingenierías, o
innovadores procesos de telecomunicación etc; los que nunca pudieran
calificarse como tiempos de desguace, puesto que están ejerciendo sus funciones
en cada individuo. Y así ha sido durante mucho tiempo, sin que algunas de estas
cosas se tuvieran en cuenta, por quienes tengan, al menos, que poner los
medios: algunas becas, por ejemplo, para facilitar estudios sobre estas
materias, a quienes no puedan financiarlos; porque, no cabe duda, que existen
valores que se desprenden –en alguna ocasión–, de sus indiscutibles tendencias
y vocaciones. ¡Cuántos habrán quedado en el olvido, o no nacieron, a pesar de
sus grandísimas capacidades! Y dije al principio que se ha venido
sobrellevando, porque la mayor de las veces, saltaron siempre, de manera individual,
buscando en uno mismo lo que cada cual pudiera encontrarse detrás del pecho, o
en sus espaldas; aunque no se tuvieran en la medida suficiente. Esa falta de
consideración, o de hacer caso a determinadas cosas que, “aunque no se tuviesen
nunca en cuenta”, después son las que también van a decir de nosotros, de
vosotros, y de nuestros estratos antiguos que aún se revierten en el espíritu
de las cosas. Pero, ¿quiénes son éstos?, ¿acaso, los que quisieron aquellos que
fuesen?..., o quienes por su propia capacidad natural, resultaron ser los que
merecían llamarse autores, o verdaderos profesionales –en cualquier ramo–
capaces de dedicar su vida entera a sus nobles y meritorias causas. Pero
sabemos que hay que dirigirse hacia aquí, hasta buscar estos vastos horizontes,
donde –en ocasiones– sólo te rige en la mente un complicado deseo de seguir;
pero hasta esta sencilla actitud, merece una alta consideración muy respetuosa,
que se le debe llamar entereza; y nunca otra cosa.
Y también es cultura, guardar el consiguiente respeto
al patrimonio que se tiene en las calles: edificios, mobiliario urbano y de
trabajos como el monumento a D. Francisco “el Obrero; sobre todo, por lo que su
figura representa y porque sigue siendo de todos, incluso cuando ¡de pronto! surge
“la gracieta” en un paisano, en cualquier fiesta que se precie, y ¡ahí que te
va aquél!, y se encarama al pedestal para colocarle una blusa, una boina, o una
bufanda..., ¡qué más da!, y después hasta sonríe..., ridiculizando aquello que
está allí y sin que nadie sea capaz de llamarle la atención, o se le sancione
por semejante fechoría y por la desconsideración que está teniendo hacia el
pueblo de Tomelloso, pero también hacia ese hombre y lo que él supuso para
todos; puesto que yo, como autor de la obra, soy otra cosa ¿verdad?
P: Es muy mencionada la escultura
inacabada a la familia de campesinos en la que usted comenzó a trabajar pero
que por diversos problemas tuvo que parar el proyecto. ¿La nueva corporación
municipal se ha puesto en contacto con usted para ver la posibilidad de retomar
esa obra?
R: Le diré que ese título que aplica en su pregunta,
no es el correcto, puesto que sería: “Monumento a los Campesinos de Tomelloso”
o bien “Monumento a los Campesinos de las tierras bajas de Castilla La Mancha”.
Tendré que determinarlo, pero nunca será ya ese.
Y respecto a si me puse en contacto con ellos, le
comento que hace algunos meses que hablé, personalmente, en aquel Ayuntamiento,
con dos concejales de la nueva corporación, y varios días después les envié un
correo con la documentación que, en estos momentos, deben tener. Cuando
corresponda, se completará el proyecto, para continuar el grupo escultórico que
se había previsto. Continuaré con aquella idea, pero deberá ser el proyecto que
yo, como autor, decidiera en su día.
Si se mira en la historia, la obra del escultor
Auguste Rodin, concretamente el grupo escultórico que él titulara “Los
Burgueses de Calais” –obra que realizó en bronce–, no creo que este maestro
colocase a una de las figuras (de las seis que componen el grupo) de manera
aislada y en alguna rotonda, por ejemplo; a las otras dos figuras, como a unos
cincuenta o sesenta metros más allá, también en otra rotonda; a la cuarta
figura, en alguna plaza a trescientos o cuatrocientos metros (de las primeras)
y, finalmente, a las otras dos restantes, en alguna otra rotonda o plaza, ¡qué
más da!, a otros doscientos y pico metros, o ve tú a saber...
Pues bien, con esto estoy aclarando que, el grupo
escultórico dedicado a los campesinos, tendrá que ser el que tenía previsto
realizar, y nunca otra cosa; porque lo demás ya no sería nada, se le restaría
importancia a todo y no tendría sentido.
- NOTAS DE INTERÉS -
Acerca de la 1a) pregunta de la Primera Parte. ¿Qué
significó para usted la figura del “Obrero” como persona pública tan importante
de la época y por todo lo que luchó por su pueblo y por el desarrollo de éste,
también nos gustaría saber si conoció Mirasol?
Con la llegada de aquel medio de transporte, se
alcanza una mayor expansión y desarrollo para nuestra población y la de algunos
otros pueblos de la comarca, quedando reflejados en la sociedad; pues se
registra un incremento de la población, hay una mayor disponibilidad de medios,
se establecen nuevas alternativas y recursos –más favorecedores– para la
convivencia, la cultura y hasta para la propia salubridad; como venía
sucediendo en los principales núcleos de población de nuestro país.
Acerca de la 2a) pregunta de la Primera Parte ¿Qué
significó el encargo de esta estatua del “Obrero”?
Cuando recibí el encargo del busto, sólo había oído
hablar sobre D. Francisco algunas cosas, pero no sabía, con certeza, la
dimensión e importancia de toda su labor, y del avance y desarrollo que,
durante varias décadas, se había venido dando en Tomelloso y en las distintas
poblaciones próximas a él. Muy pronto comencé a buscar más información, por lo
que tuve que desplazarme a Madrid, hablar con sus nietas sobre el carácter que
tenía y de su persona física, así como solicitar la documentación necesaria que
pudiera desvelarme, ampliamente, su trayectoria –a modo de biografía–, además
de solicitar algunas fotos de las distintas etapas de su vida. Por Tomelloso,
también seguí buscando a gentes que lo hubieran conocido y hablado con él, y me
dieran una descripción de cómo era; además de buscar en cada uno de ellos, el
sentimiento que les hubiese despertado su personalidad y todo lo que realizó.
Entre ellos, recuerdo en particular a José Martínez Crespo (Picocha), que
trabajaba de auxiliar de farmacia con D. Gerardo Casavé. Con José, tenía una
buena amistad desde hacía algunos años, a pesar de la diferencia de edad entre
nosotros –pues yo vendría a tener, cómo un año o algunos meses menos que su
hijo Pepe–, y un buen día, después de varios meses de trabajo y con la obra ya avanzada
–aunque todavía en barro–, pasé por la farmacia y hablé con él, comunicándole
que había tomado la decisión de hacer un trabajo más acorde con los méritos que
debían reconocerse a D. Francisco, en Tomelloso. Creo que en aquél momento,
José, se emocionó; y después de haber permanecido cabizbajo y en absoluto
silencio, durante algún tiempo, se incorporó y me dijo: “Luis, lo que estás
haciendo te honra, y no te arrepentirás”. Y después de mantener una pequeña
conversación, lo invité a que pasara a verlo. Al día siguiente y después de
finalizar su jornada de trabajo, se acercó a nuestra casa, de la calle Doña
Crisanta –donde vivía con mis padres y en donde realicé la obra–, y allí
estuvimos charlando, durante largo tiempo, sobre el trabajo. Recuerdo que José
me hizo una entrevista que –algún tiempo después–, se publicara en el Diario
Lanza de Ciudad Real; creo que fuese por mayo de 1975.
Mi propósito era continuar lo que había comenzado, y
cuando terminé la figura en materia auxiliar –poliéster patinado–, la dejé
preparada para pasarla después a bronce. Luego continué modelando una de las
tres alegorías que pretendía colocar en los dos laterales y en la parte de
atrás del pedestal, dejando el frente para la inscripción. Hubieran ido
talladas en piedra de Escobedo, expresándose en ellas sus tres obras más
significativas en Tomelloso: el ferrocarril, el periódico y a las Bellas Artes;
esta última, por el apoyo efectuado a Don Antonio López Torres.
Cuando finalicé la “Alegoría al ferrocarril” en
materia auxiliar, pasé por el Ayuntamiento para comentarles lo que había
realizado, además de lo que tenía previsto continuar. Como era pertinente, los
invité a que pasaran a verlo y, días después, se presentó una comisión del
Ayuntamiento a visitarlo. Pasados unos días me comunican que pasara por el
Consistorio para hablar con ellos; y allí se me dijo: “que volvían a la idea de
que les realizara un busto representando a D. Francisco”. Como estaba bien
claro, no tenían ningún tipo de interés por continuar con aquel trabajo, a
pesar de que habían visto una buena parte de la obra. Por lo tanto y sin
modificar el presupuesto (del busto que tenían previsto realizar), hice el
proyecto del pedestal con las dimensiones y formas que tiene en la actualidad
–sin buscar ya otras medidas más amplias para acoplar las tres alegorías, en su
cuerpo central–, resultando así más estrecho y adecuado para la figura de
bronce que se instalara sobre él; se trata de la figura y el pedestal
–que conocemos hoy– instalados en la confluencia de las calles D. Víctor con
García Pavón.
A la hora de cobrar el trabajo, me dieron una pequeña
gratificación para compensar, con algo, la obra. ¡Claro que lo agradecí!,
porque tampoco nunca había pensado en ello; pero “los beneficios” que pensaba
obtener, jamás resultaron ser tales beneficios, y menos considerarlos como
aquella pequeña beca que se anticipaba, para continuar mis estudios de Bellas
Artes en Madrid.
Pasado algún tiempo y reflexionando sobre esto,
comprendí que el momento político en el que se me hizo el encargo (junio de
1974), para representar a un Sr. de la 2a República, igual era poco apropiado
para hacer frente a un proyecto que, en realidad, tuviese la relevancia y la
dignidad de la que era meritoria la persona a quien se le rindió homenaje; probablemente,
no lo sé..., pero no olvidemos que se trataba de D. Francisco, de quien todo el
mundo conocía su ingente labor, y a quien se le debía la gran prosperidad y
desarrollo, tanto económico como cultural que, durante varias décadas, no sólo
afectase a Tomelloso, sino también a un buen número de pueblos de la zona. Pero
aquello fue, lo que fue; aunque no ya por D. Miguel y algún otro miembro de la
Corporación, sino por una parte importante “de mandatarios” que tenía, tanto
por detrás como por delante de él: concejales, gentes muy fusionadas al
régimen, Diputación Provincial y hasta del Gobierno Central. Y a pesar de que
lograra instalarse, hubo distintas voces con propósitos muy opuestos y que
todavía continuaban intentando hacerse un sitio; era octubre de 1976. Se
inauguró en estas fechas, porque se estaban produciendo los finales de la
enfermedad del padre de D. Miguel Palacios, y hasta que se produjo el desenlace
por el fallecimiento, no se llevó a cabo la inauguración.
El esfuerzo que realicé, para lograr esta obra, lo
hice porque después de haber conocido lo que D. Francisco hiciese por todos,
aquella propuesta (de su busto, en bronce,) me parecía un asunto bastante
pobre; algo así como cubrir el expediente o de salir del paso, de la tremenda
deuda que el pueblo de Tomelloso (también merecedor de otra cosa), venía
teniendo para con él, desde hacía muchos años.
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Sábado, 21 de Diciembre del 2024
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