“Las variedades ya están en el mercado pero el patrón o portainjertos todavía no está en el mercado porque hay que esperar a los resultados de la investigación. Uno es el que se hace en Tomelloso y el otro se desarrolla en Italia”, ha explicado el director general de Crisara, Cristóbal Aránega. “El proyecto busca ver como responden las distintas variedades a un patrón que regulará el vigor de la variedad. Se busca que haya una densidad alta de planta y de producción, y en consecuencia, una rentabilidad mayor. Es un patrón enanizante que regula la variedad y las brotaciones inducen más a la fruta”.

Dentro de un marco de plantación de alta densidad; un metro entre árboles y tres de calle, se intenta idear un sistema de recolección en seto mecanizado “que es más barato, tanto la recolección como la poda”, subraya. 

Aránega asegura que los resultados no serán los mismos en las cuatro variedades con las que se está experimentando. “Hemos buscado las variedades que mejor se pueden adaptar a la mecanización. Ahora se trata de determinar que variedad es mejor. El año pasado observamos que hubo una producción similar en todas las variedades. Esta parcela que tiene media hectárea, en el segundo año ya se le recogieron unos cuatro mil kilos, con lo que estaríamos en ocho mil por hectárea".

Y las primeas conclusiones no se han hecho esperar. "Hemos detectado que la variedad ultratardía penta está más regulada en vigor, la marinada esta la siguiente mejor regulada, la soleta viene después y la vairo es la que más se ha disparado en vigor. Ahora hay que ver cuál es la más rentable. Porque que sea más grande no significa que vaya a dar más almendras, puede tener más madera”, señala Cristóbal al que acompaña uno de los socios de Prunotec, Alejandro Torres.

Otro dato importante que descubre la investigación es el de la longevidad de cada variedad. “Una se puede deteriorar a los diez años y otra puede durar quince o veinte”, indica. Y también ofrecerá datos de rentabilidad “comparándolos siempre con los gastos de gestión que tiene. Al fin y al cabo todo hay que medirlos en términos económicos”.

En función de los resultados que se obtengan, el IRTA dará autorización para sacarlo o no sacarlo al mercado. “Si los resultados son similares a lo que ya hay en el mercado, no tendrá sentido sacar algo nuevo. Se trata ver la eficiencia de este nuevo patrón, pero las cosas hay que demostrarlas en el campo y eso es lo que estamos haciendo en Tomelloso”, ha concluido.