Emiliano Valero, miembro del colectivo, ha dejado constancia de la actuación en sus redes sociales:

Domingo siguiente a Navidad. Son las 9 de la mañana y el termómetro marca -4ºC. La escarcha brilla todavía más que el blanco que le da color. Podría parecer que cualquier plan es mejor que el que tenemos, sin embargo, somos gente convencida, apasionada e implicada con la labor que vamos a realizar. Toca adecentar uno de los pocos reductos de naturaleza que nos quedan en estos llanos manchegos, es el momento de apostar por la vida en la Cañada Real Conquense.

Con notable puntualidad nos vamos concentrando en el punto acordado. El frío se clava como un puñal, pero eso no nos echa para atrás. No estamos locos, ni por eso ni por saber que vamos a realizar un trabajo duro de forma altruista. Somos conscientes de que todos nos beneficiamos de un medio natural bien cuidado, incluso aquellos que degradan el entorno ganan con nuestro sudor, pero nos da igual porque apostamos por un mundo mejor, por un futuro con un medioambiente saludable para quienes vienen por detrás de nosotros.

Han pasado unos minutos y ya estamos todos. Se reparten guantes, bolsas, una pequeña charla porque el frío invita más a moverse que a escuchar, unas instrucciones y manos a la obra.

El tramo que vamos a limpiar está situado en el término municipal Argamasilla de Alba, si bien la zona se ubica casi a las afueras de Tomelloso. Solo ver el aspecto del entorno hace que suba la temperatura de las neuronas, pronto también lo hace la del resto del cuerpo. Tras un comienzo un tanto caótico logramos organizarnos. Todos queremos aportar. El ambiente es ameno, amistoso, cordial. Nos encanta ver a padres e hijos, gente de todas las edades. Esos jóvenes y pequeños se llevan hoy una semilla que algún día germinará. Sabemos que pasará tiempo para lograr nuestros objetivos, pero es una carrera de largo recorrido que ganaremos.

Pasa la mañana. Nueve camiones llenos de residuos después, volvemos a mirar hacia el horizonte. El sitio es el mismo que donde comenzamos, pero la apariencia ha cambiado. Hemos convertido un vertedero en un corredor ecológico, porque las cañadas lo son entre otras muchas cosas.

Nos invade la felicidad por el resultado, el trabajo bien hecho y el optimismo. No estamos locos, somos ARBEROS.

ARBA La Mancha y Campo de Montiel agradece de corazón la participación de todos los voluntarios. La gratitud se extiende a los ayuntamientos de Argamasilla de Alba y Tomelloso. Sin su colaboración esta actividad hubiera sido imposible.

¡Os esperamos en la próxima!