Os hemos visto esforzaros , aprendiendo a hablar tras una ventana de cristal con aquellos que se han afanado en que no los olvidarais en esos difíciles momentos, así habéis estado contando, leyendo, mirando el mundo, narrando, haciendo piruetas frente al espejo, dibujando notas musicales, inventando artefactos y cuatro mil cosas más para enviarlas a un buzón que está en el universo pero que siempre  hace llegar maravillosamente a su destino vuestros envíos , incluso despertando el asombro en nosotros, que somos creadores de magia.

Os hemos visto bailar, aplaudir y cantar con sonrisas tan inmensas como  la tristeza de un mundo que se podría haber desvanecido entre la duda y el miedo, logrando que por un momento todo el esfuerzo de nuestro viaje cobrara sentido para contagiar esa felicidad en cada uno de los lugares que íbamos visitando.

Hemos descubierto vuestras miradas cuando se taparon vuestras bocas. Habéis renunciado a todo aquello para lo que nunca hubiéramos pensado que había renuncia, y habéis seguido sonriendo con una sonrisa invisible, que nosotros hemos podido ver.

Hemos sentido vuestros pequeños latidos de preocupación por todos aquellos a los que queréis, palpitando junto a nuestro corazón, ayudándonos así a llegar a otros corazones que hemos encontrado a nuestro paso por este largo tránsito desde nuestro lejano paradero.

Hemos leído todas vuestras cartas, llenas de grafismos cariñosos que se enlazan para contarnos y hacer las más diversas peticiones, cartas que hemos ido recogiendo por todos los puntos marcados en nuestro itinerario para conceder y acceder , aunque quizá no pudiendo siempre como  vosotros queréis, a vuestros deseos.

Hemos empaquetado todo con sumo cuidado, para que salvaran los percances del viaje, vuestros encargos y obsequios, dando a cada objeto y deseo su lugar para que así no sufrieran daño alguno al atravesar el mundo entero.

Como cada año ha llegado la cita a la cual no podíamos faltar, y hemos pensado escribir para la ocasión a nuestras queridas personitas, esta carta, haciéndoos una petición y así cuando nos estéis esperando como cada madrugada, con los ojos apretados vigilando el sueño, a que traigamos la magia que por unas horas envuelva a todo el universo en una nube de azúcar como la que dais a nuestros camellos, de dulce espuma de sidra como la preparada para nuestros paladares y de nevados mantecados como los dedicados a los pajes que nos aligeran las cargas, nosotros también estaremos anhelantes . Nuestra petición es que dejéis nuestros merecidos regalos para llevarlos con nosotros, y así deberéis colocar junto al árbol: parte de vuestra alegría, esperanza, esfuerzo y buen ánimo, para que los llevemos en nuestro camino de regreso a todos los lugares del mundo, y la noche mágica de Reyes haga cumplir el deseo de todos, y el que es ahora nuestro único sueño.

SS. MM. LOS REYES MAGOS DE ORIENTE: MELCHOR, GASPAR Y BALTASAR.