Nos decían que había que dormirnos pronto, que anduviéramos con cuidado para que los Reyes Mayos no nos pillaran despiertos. Si ese contratiempo finalmente ocurría, nos podríamos quedar sin regalos y no era plan. Pero dormirse en esa noche del 5 de enero era un suplicio. Una ilusión nerviosa corroía nuestras entrañas y cada minuto duraba una eternidad. En la alcoba que compartía con mi hermano, andábamos con el oído presto y cualquier ruido que pudiera producirse por movimientos de la vecindad, el rechinar de la estructura de los techos, las andanzas de algún gato travieso o voces lejanas que venían de las calle lo interpretábamos fácilmente; habían llegado los Reyes, estaban dejando cuidadosamente los regalos y, por supuesto, estaban dando buena cuenta de la leche, pastas, anís y polvorones que habíamos dejado para ellos y sus camellos en el salón. Cerrábamos los ojos con fuerza, no fuera que los Reyes entraran en la habitación y vieran que estábamos desvelados. 

Cuando los ruidos cesaban, sentíamos la tentación de levantarnos a ver lo que habían dejado, pero….¿Y si todavía andaban por allí? Costaba una eternidad, pero mejor dormirse y esperar, con una paciencia que no existía, la feliz amanecida del 6 de enero. 

La Voz de Tomelloso ha recabado los recuerdos de personas de diferentes ámbitos sobre el juguete que más ilusión les hizo, aquel regalo de los Reyes que jamás han olvidado. Nos han contado preciosas historias, a cual más bonita. 

Alejandro Torres, que regenta Prunotec junto a Sergio Arribas, cuenta que “me hizo mucha ilusión un juego de tenis electrónico, de aquellos primeros en los que dos rayas iban golpeando la bola que se movía de un lado a otro. Todas las Navidades estuve suspirando por ese regalo y recuerdo estar trabajando con mi abuelo, llevando el tractor, en la recolección del maíz para ir haciendo méritos. Mis padres le ponían aquella intriga y magia a los Reyes y me hacía una ilusión enorme”.

Los Reyes Magos también siempre fueron muy esperados para la empresaria y actual concejala del PP en el Ayuntamiento de Tomelloso, Eloísa Perales. “No puedo olvidar ese hormigueo y esos nervios de la noche de Reyes en los que deseabas que llegara cuanto antes la mañana del 6 para ver que habían dejado. Me hizo mucha ilusión una muñeca Nancy, pero también recuerdo que jugaba mucho con los juguetes que les traían a mis hermanos, sobre todo un Geyperman. Siempre que podía, se lo cogía”.

El jugador del Atlético Tomelloso, José Luis Morales, no olvidará aquello año en el que los Reyes le trajeron un futbolín. “Me lo trajo mi tío, iba envuelto y es un momento que nunca podré olvidar. Hasta creo que mis padres grabaron en vídeo ese momento.  El futbolín era pequeño y apenas podíamos jugar dos personas, pero me hizo inmensamente feliz. Todavía lo conservo. La afición por el fútbol me la inculcó mi padre ya desde muy pequeño y por eso quería ese juguete”. 

Emilio Cano, uno de los tres socios de la empresa de Informática Desoft, guarda en el cofre de su memoria unos Reyes muy especiales. “Tendría 8 o 9 años y me dejaron un Geyperman con su traje de camuflaje y todos aquellos complementos que llevaba. A pesar de que mi padre atravesaba una mala racha en el trabajo hizo ese esfuerzo, porque recuerdo que el Geyperman era un juguete codiciado, de mucho prestigio, y por tanto era caro. También recuerdo el año de los famosos Juegos Reunidos. Nunca podré olvidar ese esfuerzo que los Reyes Magos hacían en casa. Mis hermanos guardaban la costumbre de presentarse en casa con bolsas de chucherías, algo que han seguido haciendo hasta hace pocos años”.

La dulce intriga de los Reyes Magos también se vivión en casas de Laura Gómez, jugadora del equipo senior del C.V. Tomelloso. Ella tiene grabado aquel mágico momento en el que vio la bicicleta que le habían dejado los Reyes. “La recuerdo perfectamente, era una Orbea azul que llevaba ruedines porque yo era pequeña. Tendría cinco o seis años. En casa, teníamos la  costumbre de ir a ver la Cabalgata y cuando regresábamos a casa, los Reyes ya habían dejado los regalos”.

Alba Ramírez, concejala del Grupo Socialista, se queda con dos momentos muy especiales de los Reyes Magos. “Nunca podré olvidar un piano que me dejaron en casa de mi tía. Yo era muy pequeña, pero me hizo tanta ilusión que no he podido olvidar nunca aquel momento. Algunos años después, me dejaron una bicicleta en casa de mis abuelos. Estaba envuelta, con unos enormes lazos, y claro, fue algo muy emocionante para mí. En casa vivíamos mucho el día de los Reyes y yo, al ser la más pequeña, tenía siempre algún regalo más”.

El presentador y comunicador, Miguel García, retrocede muchos años en el tiempo para recordar el regalo de los Reyes que más ilusión le hizo. “Es un vago recuerdo porque fue hace mucho tiempo. Mi padre estaba ingresado en el Hospital y yo me tuve que quedar en casa de una tía. Allí los reyes me dejaron un caballo de cartón, uno de aquellos que era un palo con la cabeza del caballo. En casa, los Reyes tenían sus dificultades y siempre suspiré por un scalextric, que sí tenían algunos amigos míos, o por un millocente, el juguete que imitaba las famosas maquinas de las bolas. Esto lo pude solucionar fabricándome uno casero con unos clavos, unos gomas y unas pinzas de la ropa. Algo era algo”. Miguel García recuerda algunos ritos de aquella mágica noche en la que colocaba las botas debajo de la chimenea con alguna cosa dentro para cuando llegaran los Reyes. Esa ilusión y esa magia traté luego de inculcarla a mis hijos. Conservo un vídeo con las caras que ponían cuando abrían los regalos”.

A Toñi Valverde, presidenta de la Fundación Ceres, siempre le han fascinado los Reyes Magos. “Era algo tan mágico y tan bonito que todavía sigo creyendo un poco en su espíritu porque así me lo transmitió mi madre. Estar una noche esperando la sorpresa que te aguardaba por la mañana era algo especial. Y no se trataba de esperar el regalo más valioso, sino el que se hacía con cariño. Recuerdo que entre los vecinos se regalaban cosas, un bizcocho o cualquier otro dulce o los zapatos llenos de caramelos en la noche del 5 de enero”.  Sobre el regalo que más ilusión le hizo, Toñi explica que “las muñecas no me gustaban, aunque mi madre me regalaba muñecas, ¡porque le gustaban a ella! (risas). A mi me hacía mucha ilusión que los Reyes me dejaran libros y también unas estampas que yo luego utilizaba para hacer altares que era algo que me gustaba mucho”.

Y de los Reyes terminamos hablando con Antonio Negrillo, empresario y máximo responsable del Club de Golf Tomelloso. A él le impactaron sus primeras botas de fútbol “o aquella imagen de ver el sofá de nuestra casa en la calle José María Serna, cargado de regalos. Cuando vi todo aquello, cerca si me da algo por la emoción”, señala.

Nuevas emociones, intriga y momentos mágicos aguardan para esta noche. Los eternos Reyes Magos se han sobrepuesto a las adversas circunstancias y seguirán repartiendo trozos de felicidad en su recorrido por los hogares.