La hostelería de Tomelloso considera un jarro de  agua fría el cierre de los establecimientos que han decretado las autoridades. Los propietarios de los bares aseguran que la hostelería ha hecho bien los deberes, adoptando las medidas de seguridad marcadas y en modo alguno se consideran culpables del empeoramiento de los datos. "Nos están acorralando y no sabemos hasta cuando aguantaremos al frente de los negocios", se quejan.   La Voz de Tomelloso ha recogido las opiniones de algunos de ellos.

“No nos queda más remedio que acatar lo que nos digan las autoridades, pero la situación del sector es cada vez más complicada”, asegura Luis Olmedo que dirige junto a su esposa, Ana Danciu, el restaurante La Antigua en la calle Don Víctor Peñasco. “Tengo la impresión que señalando a un sector, se distrae o se desvía la atención de lo que puede ser una mala gestión. Puede que haya una pequeña parte de la hostelería que haya relajado las medidas, pero es a la administración a quien corresponde establecer los mecanismos de control para que eso no ocurra”, añade.

Luis Olmedo se teme que el cierre de diez días “se alargará por mucho más tiempo, porque lamentablemente los datos están siendo muy malos. Y esto nos puede ocasionar un daño irreparable. Ya estuvimos dos meses sin abrir, luego pudimos abrir con muchas restricciones y ahora tenemos que volver a cerrar. Cuando abramos, puede que lo hagamos todavía con más restricciones que en junio y dentro de un ambiente en el que la gente tendrá miedo a salir. El panorama no puede pintar peor”.

Esteban Morales, el hostelero de la marisquería de Pinilla, asegura que fue un mazazo conocer la noticia del nuevo cierre. “Di dos días de descanso a mis empleados y, cuando íbamos a abrir de nuevo, me enteré de la medida del cierre que nos hace polvo, tanto a los responsables de los bares como a los empleados”. Morales recuerda que “los bares tenemos que seguir pagando alquileres, sueldos y otros gastos fijos y un cierre, que será muy superior a los diez días, puede ocasionar la desaparición de algunos locales. Ojala me equivoque pero creo que esto será así”.

“Nosotros lo que queremos es trabajar, -añade-, todo menos cerrar. Si hay que quitar más mesas se quitan, pero no el cierre a cal y canto. Creo que los hosteleros hemos sido rigurosos para que nuestros locales fueran seguros. Y me parece un agravio comparativo ver supermercados con grandes colas de gente en las cajas o centros comerciales con mucha aglomeración de personas. Se ha señalado a la hostelería como fuente de todos los males y me parece totalmente injusto”.

Buscando alternativas

Con el nuevo cierre decretado, algunos bares ya buscan alternativas para subsistir. El Doblón ha organizado un servicio de comida de encargo en horario de 13.00 a 16.00 horas y de 19.30 a 21.45. El responsable del negocio Moisés Serrano manifiesta que “con esta iniciativa intentamos  ingresar algo de dinero para hacer frente a los pagos que vienen. Enero es un mes complicado, la Navidad tampoco ha sido demasiado buena, y ahora tenemos que pagar la Seguridad Social, a nuestros empleados, la Seguridad Social, a los proveedores”. El hostelero lamenta que la decisión se tomara “de la noche a la mañana, cuando ya teníamos mucho género comprado que ahora habrá que congelar. Es una situación muy difícil que tendremos que afrontar como buenamente podamos. A ver si todo pasa rápido y retornamos pronto a la normalidad”.

El cierre de la hostelería afecta a otros gremios que la nutren como la panadería. La de Feliciano Martínez sirve pan a unos 130 locales de hostelería en Tomelloso. “Las medidas llegan por un empeoramiento muy preocupante de los datos. Durante las pasadas fiestas navideñas,  hay locales que han cuidado al máximo las medida, pero en otros se han visto excesos de aforos y relajamiento. La lástima es que paguen justos por pecadores, pero es lo que ha sucedido”, comenta Lorenzo Martínez que dirige junto a sus hermanos esta panadería.

Sin embargo, Ramón Sánchez, propietario del Bar Alhambra, sostiene que “el malo de la película es la hostelería cuando se ha hecho un esfuerzo tremendo para que los locales sean seguros con aforos reducidos, un máximo de seis personas por mesa,  distancia de un metro y medio entre mesas y una limpieza a fondo de sillas y mesas con bactericidas. Dudo que estas medidas que hemos puesto los hosteleros se hayan visto en otros lugares de concurrencia de público, lo dudo mucho”.

Sánchez tiene claro que “el 95 por ciento de los hosteleros ha hecho bien sus deberes. Los problemas han venido más en fiestas privadas y casas particulares que han sido focos de contagios, pero no en la hostelería. Pero había que buscar un culpable y ese ha sido la hostelería”. El propietario del Bar Alhamabra aporta otro dato. "España es de los pocos países europeas que no ha destinado ayudas directas a la pequeña y mediana hostelería. Lo que sí han hecho es subir impuestos y la cuota de autónomo".

La misma línea argumental defiende el presidente de la Asociación de Empresarios de la Comarca de Tomelloso, David Gallego. “Se ha demonizado sin piedad a un sector que, y lo digo alto y claro, ha hecho las cosas muy bien. Está demostrado que los contagios no vienen de la hostelería. Ningún brote se ha producido en un local hostelero ya sean bares, pubs o restaurantes y si alguien dice lo contrario que me lo demuestre. No comparto este nuevo cierre porque el perjuicio económico que se va a ocasionar será ya difícil de soportar para muchos bares”