El fotógrafo, Javier Carrión, también ha visitado la exposición de Cristina García Rodero en la plaza de España. Era obligado para este buen artista y profesional que, como nos confesará en la entrevista, Cristina le impresionó desde muy joven con aquel formidable trabajo sobre la España oculta. “Esa es la etapa que más me gusta de una mujer que supo retratar la España de verdad, lo que había en ese momento. Sin, duda hizo uno de los mejores trabajos de reporterismo del siglo XX. Un trabajo muy honesto y auténtico porque era fotografía analógica, la de verdad. Ahora hay mucha tecnología y cosas añadidas, con lo que no sabes si lo que te están contando es verdad o no”, señala.
Carrión llega antes de la hora concertada a la plaza y toma algunas fotografías con su móvil. Sin apenas preguntarle le salen a borbotones las reflexiones sobre la obra de Cristina García Rodero. “Su obra tiene una connotación estética muy importante. Ella es licenciada en Bellas Artes, se ha formado al igual que hemos hecho otros y recalco esto porque se está cayendo en el error de que una fotografía, aunque esté mal hecha técnicamente, ya puede ser una obra de arte. Discrepo porque creo que un fotógrafo tiene que seguir unas reglas estéticas, es decir tiene que hacer un trabajo bien hecho. Y Cristina siempre lo ha hecho de manera impecable”.
Hace tiempo Javier Carrión ya pudo ver las fotografías que Cristina realizó durante su estancia en la India. Lo hizo junto a componentes de “El galgo blanco” un colectivo de fotografía que surgió en Argamasilla de Alba. “Nos gustó mucho porque es de admirar que una fotógrafa como Cristina García Rodero, que ya va teniendo unos años y tiene una categoría y un prestigio sobradamente ganados, mantenga esa inquietud por hacer fotografía de denuncia social y nos acerque a realidades de países como la India, con la situación de la mujer allí y la pobreza”.
Considera que la fotografía es un medio ideal para reflejar la realidad “y Cristina ha apostado por el color porque en este país impera el color. Ella nos deja un mensaje de alegría y esperanza, de gentes que no pierden la sonrisa a pesar de la tragedia que viven”.
Le cuesta decantarse por una fotografía en concreto, pero a fuerza de insistir le obligamos a elegir la que más le atrae. Carrión se detiene en el retrato de una niña rubia. “Es uno de los retratos más interesantes porque es complicado que un niño llegue a ese nivel de expresión con el fotógrafo. Además la niña de esta fotografía es albina, lo que es un problema añadido en países como la India, por las connotaciones negativas que tiene”.
Lamenta no haber conocido personalmente a la gran fotógrafa de Puertollano. “Lo intenté hace mucho tiempo. Cuando hice mi proyecto de retratos y diálogos sobre artistas de Castilla-La Mancha, quise que Cristina estuviera ahí, pero no logré contactar con ella. Si llegue a estar presente en la inauguración de su museo, pero tampoco pude hablar con ella, y me hubiese encantado porque es una mujer sencilla y cercana, a pesar de su grandeza”.
Carrión elogia la iniciativa de llevar las exposiciones a espacios públicos abiertos. “Mucho más ahora que no es demasiado conveniente estar en espacios cerrados. Y además, así se puede acercar mucha más gente a la obra de esta mujer. La fotografía es una disciplina artística más, tan grande como la pintura o la escultura, y está muy bien que se pueda ver en la calle y que se hable de ella”, comenta.
Muchos proyectos
Javier Carrión tiene muchos proyectos en mente. Uno de ellos es la portada de un libro que pronto verá la luz, una novela de un escritor de Tomelloso. “Estoy contento con el trabajo realizado, creo que ha quedado francamente bien, pero hasta aquí te puedo decir” (risas). Mantiene su colaboración con Pilar Morales, de La Cabaña, y prosigue con sus retratos, “que es un terreno en el que me encuentro muy a gusto. Intento darles un tono diferente al que se ha hecho siempre y a la gente le está gustando mucho. Cuando entrego los trabajos me suelen decir que nunca se habían podido imaginar tener una foto así". En una situación como la actual en la que el trabajo comercial se ha parado, Carrión lo ve como una oportunidad "para hacer esas cosas que tenía aparcadas y que quiero sacar adelante, pero claro con las limitaciones que nos marca esta pandemia”, dice.
Al final le recuerdo unas palabras de un buen amigo suyo, el gran Marcelo Grande, que solía decir que en las situaciones más hostiles el ser humano nunca para de crear. “Y es una gran verdad. Una situación tan delicada y adversa siempre despierta cosas, te hace reaccionar. No es que haya que sufrir para poder crear, pero es cierto que en periodos así surgen obras muy interesantes”.
Poco antes de la despedida, Javier Carrión, asegura que “me encuentro en una actitud muy positiva, con muchas ganas de hacer cosas, incluso más que antes. La agenda social está bloqueada porque no hay bodas, ni acontecimientos de ningún tipo, pero se puede aprovechar el tiempo en otras cosas, como por ejemplo la formación. Hay que estar reciclándose constantemente”, concluye.
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Miércoles, 27 de Noviembre del 2024
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