Opinión

Un viaje a Canadá Oeste: Las Rocosas y sus parques nacionales

José Antonio Negrillo | Martes, 2 de Febrero del 2021
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Yo todos mis viajes, estos largos, los hacía siempre en mis vacaciones, que las tomaba en Septiembre, mi hermano en Agosto y normalmente tiraba para La Coruña, pero a mí me gustaba más la aventura, y además coinciden siempre con el cumpleaños de mi esposa por lo que ella se enteraba dos días antes del destino era una sorpresa, lo sabían los amigos todos guardaban el secreto y normalmente los hacíamos los dos solos, pero a éste viaje le salieron novios, bueno novias,  una tarde de sábado estábamos toda la pandilla en el Casino y no sé porque circunstancia mi mujer se ausentó un momento y Mari Blanca (q.e.d.), me tira un cohete:

-Este año creo que tienes pensado un viaje muy bonito y con mucho verde.

- Digo si estoy cuajando irnos a Canadá a las rocosas, como ya conocemos la otra parte, pues estoy mirando eso.

-Anda que dices nada, ¿pero lo tienes ya hecho?

- Casi, casi, pero ¿tu dónde vas? con tu Alejandrito que está de vendimia...

-Pues me voy yo sola, te lo digo en serio.

A esto que Gloria Casero, me dice:

-Pues sí y nos vamos las dos juntas.

-Que eso es muy fuerte para vosotras, pero bueno, yo lo miro y ya os digo.

Hago la gestión con Luisete Amores (Viajes La Posada) y nada, que me llevo el harén para Canadá.

Vamos para el Aeropuerto Madrid-Barajas, vía Toronto y con destino a Calgary, llegamos al Hotel y a dormir para el día siguiente empezar nuestro Vía Crucis, dimos una vuelta por Calgary, y ya salimos por la carretera Transcanadiense para visitar el Parque Nacional de Banff, aquí si un sitio es bonito el siguiente es más, vimos el Lago Minnewanka y un hotel muy famoso el Banff Spring, que es la repera, precioso allí tomamos un café que nos supo a gloria y a quitarnos peso del bolsillo, pero merecía la pena, están las Cascadas de Bow y la Montaña Tunnel y el pueblecito de Banff, precioso rodeado de las Montañas Rocosas estuvimos dando paseos hasta reventar, andar todo lo que quieras pero no se te ocurra coger nada del suelo que te pilla el guarda, tomamos la cena y a dormir, pues se está en medio de la naturaleza y no hay nada de bares, dormimos en Canmore.

Toque de diana, desayuno y bus dirección al Parque Nacional de Yoho, durante el recorrido vimos un montón de túneles espirales y ahí nos tiramos más de media hora esperando un tren, casi todos de mercancías, que tienen una longitud de 4 o 5 kilómetros, que va serpenteando y cuando ves la máquina salir del túnel está entrando la cola, es un espectáculo increíble, pues atraviesa el Monte Catedral, el Puente Natural el fabuloso rio KickingHorse, el Cañón Jhonston y para rematar el enorme Lago Esmeralda, todos los nombres los transcribo del programa de viaje, ya con un cansancio que no podemos tirar de la zapatilla, y mis tres chicas con los pies hinchados como botas, nos vamos al hotel, ducha, cena y a contar ovejas.

Ya tenemos en marcha el despertador, otra vez para arriba, esto del turismo es muy duro y muy sufrido pues resulta que vas a “descansar” y de eso nada, madrugas más que nunca y aquí en Canadá haces más kilómetros que el baúl de la Piquer, para hoy tenemos  230, empezamos visitando el lago Moraine pero no le prestamos mucha atención pues íbamos con mucha ilusión de ver el  lago más famoso e impresionante del parque el  Lago Louise, ya no es por el lago que como digo es precioso, es por las vistas que tiene del glaciar  Victoria al fondo, ellos dicen que es uno de los lugares más espectaculares del mundo, allí echamos el día paseando , comimos y otra vez por el Parque Nacional de Banff, dando paseos y viendo las tiendecitas por las calles del pueblo, y esperando subir en helicóptero para dar una vuelta cosa que no pudimos hacer, muy a pesar nuestro, pues hacía bastante aire y no era muy recomendable desafiar a la suerte, ya que hasta ese momento todo iba perfectamente y no había necesidad, así que optamos por tomar un café y seguir viendo el paisaje a ras del suelo y hacer hora para cenar, duchar etc. etc.

Con los ojos como tomates, nos vamos juntando en el comedor del hotel para el desayuno “americano” y coger fuerzas para los 370 kilómetros de hoy, nos introducimos en la carretera Columbia Icefields Parkway en dirección a Jasper, admirando los paisajes de los glaciares de montaña y hacemos un alto en el Glaciar Pata de Cuervo y como no en los lagos Bow y Peyto, el guía nos comentó  que Canadá tiene el 25% de agua dulce de las reservas del  mundo, para entrar en el Parque Nacional de Jasper donde se encuentran las acumulaciones de hielo y nieve más grandes al sur del Polo Ártico,  más que en Madrid después de la Filomena, y encontrarnos con el impresionante glaciar Athabaska, allí nos esperaba un Snow-coach, un autobús exclusivo para andar por esos lugares con unas ruedas de casi dos metros de altas, que nos adentró en el glaciar bajamos a dar un paseo, paseo que nos pudo costar un disgusto grande  que gracias a Dios se quedó en un susto, me explico: ahí te bajas del autobús y te dicen que puedes pasear por el glaciar sin saltarte las normas, ponen unos conos azules y otros rojos, te indican que no puedes  salirte de los azules, como así hicimos, ya después de hacer unas fotos y dar un corto paseo nos dirigimos al autobús, siempre guardando las normas, pero de pronto mi mujer se hunde en el hielo con una pierna que se mete dentro del agua, al gritar unos compañeros el guía que ya estaba sentado en el bus, se tira desde la ventanilla al suelo y entre él y otros dos turistas la sacamos del agujero, estaría como dos minutos con la pierna dentro y salió como un cartón. Fueron unos momentos angustiosos, difíciles de olvidar. Salimos con dirección a Jasper aún con el susto en el cuerpo y con pocas ganas de hablar, nos acomodamos en el hotel, a la ducha, cena y a dormir pues para la próxima jornada teníamos 550 kilómetros.

Otra vez la alarma del reloj, desayuno y comentarios de la pasada jornada y preguntas por todo el grupo de cómo habíamos pasado la noche, todos muy preocupados, tengo que decir que cuando sales a un viaje de estos tan lejos normalmente los grupos son pequeños y reina la camaradería y haces amigos que ni los sueñas, todos nos preocupamos de si nos pasa algo o hay algún problema y tratamos de solucionar la papeleta lo mejor que sabemos, nosotros no sé si será casualidad pero en casi todos los viajes por no decir en todos, siempre va algún grupito de enfermeras o médico y llevan de todo, bueno que se me va el santo al Cielo, otra vez en carretera en dirección  al lago-glaciar Maligne, que está declarado Patrimonio de la Humanidad, desde luego con justicia, son paisajes que como dije al principio unos se superan a otros, dimos un paseo en barco para llegar a la fabulosa Spirit Island, vemos los paisajes y ya nos vamos adentrando por la Columbia Británica para admirar el Monte Robson, la montaña más alta de las rocosas 3.954 metros y también es Parque Nacional y seguimos ruta hasta llegar a SunPeaks, donde hacemos la rosca para descansar y echar un sueñecito.

En todas las rutas, de vez en cuando se paraba el autobús para dejar cruzar todo tipo de animales, ciervos, alces y otras veces, no por la carretera osos, en uno de los cruces se puso un alce o ciervo, se parecen mucho  con unos cuernos enormes, y el animal no tenía prisa se plantó en medio y se formó una cola de coches en ambos sentidos de un kilómetro o más, y es que estaba esperando a la familia y hasta que no se juntaron todos el bicho no se movió y en Canadá tiene unas normas muy estrictas y se las toman muy en serio..

Ya vamos en dirección a Vancouver, hoy 482 kilómetros, pasamos por la zona de Cariboo, que es famosa por sus colonias de los primeros buscadores de oro junto con el rio Fraser, que por allí se ven restos de la construcción del tren transcanadiense de la Canadian Pacific, en una de las paradas nos propuso el guía buscar oro, como en las películas del oeste y que si encontrábamos una pepita nos regalaba una cena en Vancouver,  y nos dio un cedazo y a buscar, cenamos pero la comida la pagamos nosotros. Seguimos la ruta y hacemos un alto en Hell,s Gate para subir en teleférico y atravesar el cañón del rio Fraser,  visitamos el Museo del Salmón, y continuamos viaje para llegar a Vancouver donde estuvimos  tres días . 

Hoy no madrugamos ni hacemos millas, es todo raso y a ver la Ciudad que tiene tela, hay una mezcla de culturas amerindia, asiática e inglesa, porque chinos hay más que en China, según me comentó el guía, cuando se empezó a instalar el ferrocarril, y para hacer esos túneles , los nativos pues como que no querían trabajar y echaron mano a los chinos y dice que fueron más de un millón y ya se quedaron y crearon sus negocios y tienen un Barrio Chino, no tan grande como el de Nueva York, pero casi como el de San Francisco, por allí dimos una vuelta y me engañaron compré un reloj Rolex de falsificación pero mala, tan mala que lo tire al Pacífico, recorrimos el Parque Stanley y el barrio histórico de Gastown, y lo que más me gustó fue el Puente Colgante de Capilano, hecho con cuerdas y tablas de piso, que se mueve un montón pero es una gozada pasarlo, que por cierto el guía nos dijo podéis volver al Hotel  andando  que os pilla a dos kilómetros, así lo hicimos y cuando llegué al Hotel  no lo maté de milagro, le digo, -Con que dos kilómetros, y me contesta que era un cachondo: Negrillo te dije que eran 2 kilómetros canadienses, lo invité a una copa en el bar del Hotel  e hicimos las paces.

Ya no sé por dónde voy, creo que he perdido la cabeza, aunque lo veo raro,  esta cabeza mía no se puede perder así como así pues me daría cuenta enseguida, ya en mi ansiada mansión a descansar que mis pobres pies ya no aguantan más.

Ya estamos desayunando pues hoy nos toca tomar un ferry en el cual cruzaremos el Estrecho de Georgia para llegar a la Isla de Vancouver, nada dos horas de navegación y venga vamos a visitar los Jardines Butchart, que están considerados los más bonitos del país, y que hay en Canadá que no sea bonito mires por donde mires, la verdad es que son preciosos, mi amiga Mari Blanca no se las fotos que haría a lo largo del viaje, cuanto pudo disfrutar, ya estábamos planeando para ir a Argentina al Perito Moreno y las cataratas de Iguazú, pero la vida no la disponemos nosotros y no llegamos a tiempo nos la arrebató y bien que la echamos de menos.

Jolín ya estoy otra vez más perdido que la diez-once, bueno pues salimos de los Jardines y nos vamos hacia la ciudad de Victoria, capital de la Columbia Británica, y ahí ya las visitas de rigor, el Parlamento, el Museo Real, el Museo de Cera y un hotel muy famoso por esas latitudes el Hotel Empress y ya a recogernos que falta nos hizo.

Hicimos hora para ver una puesta de sol inolvidable, creo que ésta y otra que vimos en el Cañón del Colorado son las más bonitas que  hemos visto.

Esto ya va llegando a su fin, pero todavía tenemos que patear la Ciudad y hacer un pequeño crucero para ver la vida marina por el Estrecho de Fuca y ver las Orcas del Océano Pacífico que tuvimos suerte y sí pudimos disfrutar y hacer alguna que otra fotografía más, menos mal que eran tarjetas que si  las cámaras son de carrete no lo quiero ni pensar.

Hacemos algunas compras, me tomo mi helado de rigor, que yo me los tomaba de arce y estaban de rechupete, ya con el helado puesto subimos al barco y regresamos a Vancouver.

Ahora sí ya se nos acabó lo que se daba, ya por la mañana fuimos a Whistler, sede de los Juegos Olímpicos de Invierno  y a remolonear por Vancouver, ver tiendas hacer las compras de rigor y por la noche cena de despedida con los colegas y a soñar con el próximo viaje.

La vuelta sin complicaciones toda la noche volando, creo que fueron 9 o 10 horas, pero sin problemas.

Mi impresión de éste viaje, pues que Canadá es una maravilla, cuando estás arriba en las Rocosas y ves la naturaleza en estado puro, parece que estás más cerca de Dios, observas la cantidad tan enorme de bosques, tanto árbol que no penetra la luz del sol, que tienen que provocar incendios, controlados, todo tan bien cuidado, por la carretera ves unas montañas…. de serrín, camiones y más camiones de troncos en dirección a los aserraderos, no puedes coger nada del suelo ni una hoja y tirar bolsas o papeles ni os cuento, yo conocía Canadá la parte de Montreal, Toronto, y me encantó son dos muy distintas, las Rocosas son un plató gigantesco para rodar películas del Oeste, pero no vi ni una Casaca Roja de la Policía Montada.  Y en fin por hoy ya está bien, luego os contaré mi viaje a los Estados Unidos, o a China o…. Gracias por vuestra atención.

José Antonio Negrillo Martínez

Nota:

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan, necesariamente, las de La Voz de Tomelloso. Las cartas remitidas a este medio deben ir debidamente firmadas y con el DNI. 

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