Este año pensaron hacer algo, pero finalmente no se han animado y han decidido esperar al año 2022, cuando la situación esté ya normalizada. Ángel Morales reconoce que “es una situación extraña no poder vestirnos de máscara este domingo. Pensamos hacer algo y dar un paseo por la calle Don Víctor, pero finalmente no nos hemos animado. En realidad, la fecha del carnaval se nos viene encima sin darnos  cuenta y siempre hemos planeado las cosas unos pocos días antes”.

Morales rememora su afición al carnaval desde niño contando pasajes de una celebración que le enganchó para toda la vida. “Vivía en la calle Alfonso XII y  recuerdo ir con mis padres a la calle Mayor a ver las máscaras que salían desde el cine Cervantes hasta la calle La Rosa, en ese tramo de calle el ambiente era tremendo y yo también llegué a vestirme de máscara en ese antiguo carnaval. Las máscaras iban tapadas y le “hacían la máscara” a algunos conocidos con el típico, ¿a qué no me conoces? Luego te lo decían varios días después. Era un carnaval con mucho encanto”.

Morales recuerda que en aquellos tiempos ya lejanos los días grandes del carnaval eran el lunes, el martes y el miércoles. “El domingo no solía salir mucha gente. El carnaval cobraba vida a partir del lunes. Se trabaja por las mañanas y la fiesta era por la tarde. Entonces, el Entierro de la Sardina gozaba de mucha popularidad e iba mucha gente. Por el carnaval hice muchos sacrificios; siendo mucho más joven recuerdo irme a trabajar directamente tras estar en el baile”.

Con el paso de los años fue encontrando a diversos compañeros para disfrutar la fiesta. “Salí algunos años con Fulgencio González y Manolo Villena. Montábamos unos curiosos artilugios que llamaban mucho la atención. A una vieja trilla le pusimos el motor de una vespa; otra vez el motor lo instalamos en una cama, otro año preparamos una barca y yo iba detrás esquiando. Otras veces sacábamos las bicicletas.  Nos hacía mucha ilusión preparar cualquier cosa con cuatro hierros que encontrábamos. Lo pasábamos bien nosotros y la gente que nos veía”.

Y desde los primeros años noventa, las andanzas carnavaleras de Ángel Morales discurren junto a las de Zoílo González y Jesús Andújar, otros dos grandes del carnaval de Tomelloso. “Hemos hecho muchas cosas, algunas tan bonitas como la representación de cuadros de López Torres en vivo: el podador haciendo las gachas y el de los niños jugando a las bolas. Hemos representado historias de Plinio como la del melonero muerto y otro año hicimos la escultura del entonces alcalde, Carlos Cotillas. Otros números buenos fueron el de una peluquería, donde recuerdo que pelamos de verdad a alguien que pasó por allí, tambien el de las terreras y unos bodegueros”. Asegura este gran carnavalero de Tomelloso que “representar las tradiciones del pueblo se nos ha dado bien, sobre todo porque disponemos de las mulas, la vestimenta y mucho material antiguo”.

Espera, “siempre que la salud me lo permita”, poder disfrutar del carnaval del próximo año que “cogeremos con más ganas después de los momentos tan duros que estamos atravesando. Además, de este domingo, solo he faltado a mi cita con el carnaval otros dos domingos. El año en el que mi padre falleció pocos días antes y cuando tuve una lesión de menisco. Mientras el cuerpo aguante, seguiremos disfrutando del carnaval”, concluye.