Desde que se supo que había un posible caso de coronavirus en Tomelloso (sé de lo que hablo) hubo gente que quiso identificarlo. En el Facebook de nuestras entretelas algunos —que como siempre son los más ruidosos— clamaban por saber quién era el contagiado. No había derecho a no conocerlo no fuese a que nos pegara el virus si nos cruzábamos con él en la calle. Se especuló sobre el posible origen de la infección, los bulos corrían como la pólvora. Y lo más terrible, su propia familia fue puesta en almoneda. Por parte de esos que usan las redes sociales como arma arrojadiza se les trató como apestados. Algunos medios intentamos mantener la calma y no alarmar, aun a riesgo de perder audiencia.

El primer contagiado de Tomelloso pasó la Covid en casa. No fue necesario hospitalizarlo. Es bueno que lo recordemos. Los que vinimos después, fuimos muchos, lo tuvimos peor. Muchos, tantos como trescientos, no regresaron. Otros tuvimos más suerte y la podemos contar. Aquellos primeros días de marzo fueron muy amargos, o así los recuerdo. Uno se acordaba de Camus y de La Peste, viendo como unos pocos se ensañaban con una familia.

Hoy hemos querido hablar con él para recordar la fecha. Elegántemente ha rechazado hacer declaraciones por no revivir aquellos días. Amén.