Tomelloso

Gran éxito de “Esperando a Godot” en la reapertura del Teatro Marcelo Grande de Tomelloso

Francisco Navarro | Lunes, 8 de Marzo del 2021
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El Teatro Marcelo Grande de Tomelloso levantó el domingo de nuevo el telón tras casi cinco meses de parón por las medidas decretas por la autoridad sanitaria. Y el teatro volvió de la mejor manera posible, con “Esperando a Godot”, la archiconocida y muy representada obra de Samuel Beckett. Un montaje producido por Pentación y dirigido por Antonio Simón, con un soberbio reparto Pepe Viyuela, Alberto Jiménez, Juan Díaz, Fernando Albizu y Jesús Lavi, que recibió una gran ovación del público.

Se vendieron todas las entradas disponibles, el 30 por ciento del aforo, dada la expectación levantada por la obra. “Estamos más repartidos que la lotería del niño”, señaló un espectador al ver la separación existente entre localidades para cumplir las normas sanitarias. Unas medidas que el personal de Cultura aplicó diligentemente. El imaginario telón se levantó unos minutos después de la hora prevista, precisamente por el cumplimiento de las normas sanitarias. Se notaba que el respetable estaba ávido de teatro y disfrutar (como así fue) con la obra más representada del siglo XX.

Sobre un escenario sobrio (dos vías y un árbol), dos personajes Vladimir o Didí (Alberto Jiménez) y Estragón o Gogó (Pepe Viyuela), esperan a Godot. Los dos personajes, Laurel y Hardy se nos antojan en algunos momentos, matan el tiempo hablando o con absurdas ocurrencias. Son interrumpidos por Pozzo (Fernando Albizu), que asegura ser el dueño de la tierra en la que están. Lleva atado del cuello a su criado Lucky (Juan Díaz). Cuando ellos abandonan el escenario, un Muchacho (Jesús Lavi) llega con un mensaje de Godot: “Aparentemente, no vendrá hoy, pero vendrá mañana por la tarde”.

La obra descansa sobre Vladimir y Estragón (Jiménez y Viyuela) que llevan a cabo un hercúleo trabajo interpretativo. Por supuesto que Díaz y Albizu no desmerecen, saliendo airosos del reto que supone enfrentarse a los protagonistas con su gran labor escénica. La obra no da tregua al espectador, son dos horas en las que Beckett (y Simón interpretándolo para nosotros) no nos deja relajarnos. El público disfrutó con los diálogos calmados, con la pulcra dicción de los intérpretes a los que se les entendía absolutamente todo, hablaban saboreando las palabras. En la obra, y esa es su grandeza, no ocurre nada importante y las acciones se repiten monótonamente.

Como nos adelantó Pepe Viyuela, el humor (vitriólico, negro, amargo en algunas ocasiones) prevalece en el montaje de Antonio Simón. Dándole aún más fuerza a los dos protagonistas, unos excluidos de una sociedad de la que no quieren formar parte. En repetidas ocasiones se plantean si no es mejor que no estén juntos. O incluso se plantean ahorcarse como mejor solución.

Lógicamente, nunca llega Godot, ni se desvela eso tan importante que Estragón y Vladimir tienen que hablar con él. Pero todos lo que estuvimos el domingo en el Marcelo Grande disfrutamos con la espera. La obra terminó con una soberbia ovación al elenco que tuvo que salir a saludar varias veces.

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