Los propios alumnos han montado la escenografía con papiroflexia. Como la pandemia impide representar obras de teatro, “hemos grabado un corto y los chicos han hecho una original composición sonora y también unas muñequitas de alambre y papel que representan a las africanas que estaban en la playa y que se han vendido todas. Lo recaudado lo enviaremos al proyecto Acnur”, indica la profesora.

Molina ha destacado la gran implicación de los alumnos en este proyecto. “Ellos se han comprometido y la mejor prueba son los nervios que mostraban, señal inequívoca que les importaba lo que estaban haciendo”. Los alumnos han asegurado que “ha sido una experiencia enriquecedora,  cosas que pocas veces repetirás en la vida. Los textos no eran demasiado largos y no ha habido mucha dificultad para aprenderlos. Había palabras algo raras, pero al final acabó saliendo. Lo más bonito fue cuando vimos que la obra fluía y acabó saliendo bien”. Los alumnos han hecho una demostración sonora en la que imitan el sonido del mar, muy bien lograda.

Los mismos alumnos nos han mostrado un mural que representa el famoso cuadro de “La primavera” del artista británico David Hockney, elaborado a base de cartulinas que, finalmente, se unen para ofrecer la imagen del conjunto de la obra. “La verdad es que hemos disfrutado mucho viviendo en primera persona este proyecto”.

Un Instituto con mucha vida

El director del Airén, José Antonio Espinosa, ha valorado el buen desarrollo de esa iniciativa de teatro y se ha referido a otras iniciativas y proyectos que se están desarrollando en el centro, a pesar de las limitaciones que impone este complicado año de pandemia. “Hemos intentado fomentar la participación y la convivencia en diversos proyectos,  tanto  los que ofrece la propia administración educativa: los de Innovación, Castilla-La Mancha actúa o Leemos Castilla-La Mancha, como los que surgen en el propio centro como el del huerto escolar”.

En este proyecto de huerto escolar ha hecho especial hincapié  Espinosa. “Llevamos ya tres cursos y están implicados muchos departamentos del centro. El objetivo es que los alumnos tengan un primer contacto con la realidad natural. Si de algo podemos presumir en Tomelloso es de tener muy buena agricultura y este huerto les brinda su primera experiencia como agricultores. Según la temporada vamos plantando los cultivos y la verdad es que está dando un resultado fabuloso. El profesorado se ha implicado al máximo y también de los alumnos que complementan su formación academica”.

El dinamismo del centro asoma por cualquier rincón con espectaculares murales en las paredes de los patios o el cultivo de plantas medicinales y flores comestibles. “Queremos que los setecientos alumnos que cada curso pasan por el centro, vayan acumulando unas experiencias que pensamos les vendrán muy bien para el futuro y que siempre recordarán con agrado”, ha señalado Espinosa.