Tomelloso

Vicente Martínez Onsurbe: “Me divierto mucho cuando escribo y busco que lo hagan los lectores”

El abogado y escritor acaba de publicar su segunda novela, “La belleza del miedo”, que describe como “una obra costumbrista con un toque de fantasía y de filosofía”

Francisco Navarro y Carlos Moreno | Martes, 23 de Marzo del 2021
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Hay pocas cosas que animen tanto como una charla con Vicente Martínez Onsurbe. La vitalidad y el optimismo —que contagia a quienes le rodean— destacan en su carácter. Vicente Martínez acaba de editar su segunda novela “La belleza del miedo” y esa feliz circunstancia ha permitido a los periodistas un delicioso rato de conversación con este abogado, filósofo, escritor y, sobre todo, gran persona

“La belleza del miedo” está cuidadosamente editada por el sello Caligrama de Penguin Ramdon House. Una obra “costumbrista con un toque de fantasía y filosofía”, nos cuenta Vicente Martínez. El autor traslada a la novela sus inquietudes artísticas y filosóficas, narrando la frustración de Fausto, un pintor al que repele el éxito. La trama en la que se envuelto el artista nace con su último cuadro y su relación con la modelo. Barcelona, Madrid y, por supuesto, Tomelloso, son los escenarios en los que transcurre “La belleza del miedo”.

—La novela tiene un título muy sugerente y bello.

—Es el título, precisamente, del cuadro del que trata la novela. El libro es la historia de un cuadro y de lo que le pasa al pintor que lo pinta y a la modelo del mismo cuando el artista acaba la obra. La fotografía de la portada, que es de Javier Carrión, es la interpretación de ese cuadro. En él aparece una niña, menor de edad… No voy a desvelar mucho más, pero tanto el título, como el cuadro y la foto de Carrión tienen mucho que ver con el desarrollo de la novela.

—¿“La belleza del miedo” fue el primer título que barajó?

—La novela tiene algo de fantasía, no de ciencia ficción, de fantasía, en ella hay una serie de desapariciones. Uno de los personajes se pregunta dónde van realmente los desaparecidos ya que es un estado intermedio entre la vida y la muerte. Un desaparecido no está vivo ni muerto; cuando lo encuentren, estará vivo o estará muerto. Pero mientras tanto, ¿dónde están los desaparecidos? En una interpretación un poco filosófica, uno de los protagonistas dice que están “en la memoria de Dios”. Allí está todo, desde siempre, porque Dios abarca todo filosóficamente. Ese es el único sitio donde puede estar un desaparecido, por ello, el título iba a ser “En la memoria de Dios”. Pero luego, viendo que el cuadro tenía el título de “La belleza del miedo” se lo puse a la novela.

—¿Conoce la canción de Rubén Blandes, “Desapariciones”, en la que se pregunta, a dónde van los desaparecidos?

—La conozco en una versión de Mana, sí.

—El concepto de desaparecido, usted que es abogado, tiene siempre muchas ramificaciones jurídicas, especialmente como y cuando se puede certificar la muerte ¿Eso aparece de alguna manera en la novela?

No hay ningún crimen mientras se investiga una desaparición. No se sabe en que estado está el desaparecido, se desconoce si ha sido secuestrado o si se ha ido por propia voluntad. Mientras no se le encuentre solo se abre un expediente policial, ni siquiera en el juzgado. Pero hay un dato público y notorio y es que la mayoría de los desaparecidos no se encuentran jamás en la vida.


—¿Cómo calificaría a la novela?

—“La belleza del miedo” es una obra costumbrista con un toque de fantasía y de filosofía.

—¿Ha plasmado en la novela sus inquietudes filosóficas? No en vano, usted estudió además de Derecho, Filosofía.

—Empecé Filosofía y en tercero me cambié a Derecho porque no me gustaba la docencia, que era la única salida que yo le veía entonces a la carrera. Muchos con quince años quieren ser futbolistas, yo con veinte quería ser filósofo y escritor. Como no le veía salida profesional empecé a estudiar Derecho y aún así, acabé Filosofía. Me ha servido mucho en la vida y en mi carrera de abogado en la que ya llevo treinta años. También me ha valido para poder escribir, con Filosofía se adquieren unos conocimientos que te ayudan a pensar, a sintetizar y a poder expresarte. Siempre he querido escribir y desde el 2016 que publiqué la primera novela voy a regresar regularmente al placer de componer una novela. A divertirme, que es lo que fundamentalmente hago cuando escribo una novela. Y luego, si además consigo que el lector se lo pase bien, es una doble satisfacción.

—Se suele decir que las comparaciones son odiosas pero también son inevitables, ¿”La belleza del miedo” es un registro distinto a “La chica de la linterna? ¿Hay puntos de conexión entre ambas obras?

—Con la primera novela tenía un poco de miedo. Estaba, creo yo, más encorsetado por lo que iban a decir los lectores o mis amigos sobre lo escrito. Era para mí como un examen, hasta que fui capaz de controlarlo. La “Chica de la linterna” está escrita con impulsos y “La belleza del miedo”, está escrita con más pulso que impulso.

En la segunda hay más narración que diálogo y, además de estar contada por el narrador en tercera persona, intercalo el relato en primera persona de Fausto, el protagonista. Que, por supuesto, es un pintor de Tomelloso.

—¿Está presente su profesión de abogado en la novela?

—Tanto en la primera como en esta, he utilizado mis conocimientos y, sobre todo, mi experiencia con abogado. En la novela hay una crítica, entre filosófica y jurídica, a la experiencia que tengo con los jueces y magistrados. Muchas veces la justicia se aplica de manera automática, sin tener en cuenta que detrás de cada pleito hay una situación personal que hay que contemplar.

Además, el lenguaje se entremezcla y muchas veces tengo que eliminar expresiones forenses o técnicas, por otras que pueda entender un lector sin formación jurídica.

—¿Cuánto tiempo le ha llevado ver, negro sobre blanco, lo que fue la primera idea de la novela?

—Para empezar a escribir tengo que estar inspirado, sobre todo para crear los personajes. Después que los personajes están creados es necesaria más la concentración que la inspiración. Si te concentras en ellos te van a decir donde quieren ir y lo que quieren hacer. Es como dejarte llevar por ellos.

La novela la he escrito durante los fines de semana. Hay que ver lo largo que es un día cuando lo sabes aprovechar y, sobre todo, levantándote a las seis de la mañana como yo hago. Empecé en 2017 y dedicándome a ella vacaciones y fines de semanas la terminé en mayo de 2020. Por otro lado, ya tengo la siguiente novela en mente.

—¿Está contento con “La belleza del miedo”?

—Estoy muy contento, al igual que con la primera. Son dos hijos a los que tienes que querer. También me sirve como acicate para seguir escribiendo.

—Escritura y lectura son inexorables, ¿qué está leyendo?

—Estoy ahora con los cuentos completos de Poe, que me regalaron en Navidad. Pero leo cualquier cosa que cae en las manos y vuelvo siempre a las lecturas y los autores que me gustan como Cela. Y, lógicamente, Filosofía también.

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