“El ver mucho y leer mucho aviva los ingenios de los hombres”, dijo don Quijote de la Mancha. En el mes del libro y en tiempos de viajar leyendo, no podía darnos nadie un consejo más sabio para seguir viajando y alimentando nuestra sed de lugares, experiencias y curiosidades. Hoy ponemos la imaginación en modo ON y trazamos la hoja de ruta por el País del Quijote, recorriendo los escenarios auténticos de la obra cumbre de nuestra literatura. Para pronto, muy pronto, coger el petate y hacer el viaje en modo real. ¿Arrancamos?
Son
muchas las frases del Quijote que han hecho mella en el refranero
popular. La de “el ver mucho y leer mucho aviva los ingenios de los
hombres” es una genialidad, por aunar dos formas de escapismo,
descubrimiento y conocimiento: viajar y leer. En estas semanas en las
que mucho hablaremos de libros y en estos días de pandemia en los que
mucho se lee y mucho se viaja a través de las líneas, no se nos ocurre
mejor tributo al personaje más célebre de nuestra literatura y a “la más
famosa aventura que se haya visto” como él mismo, que viajar a ese
lugar de La Mancha que vio nacer, recorrer caminos, conocer gentes,
vivir tradiciones y librar batallas a don Quijote de la Mancha.
El País del Quijote es un destino muy inspirador, siempre y para todos.
Para niños, porque pueden disfrutgar de un montón de actividades muy
dinámicas, interactivas y divertidas que además les acercan la figura
del ingenioso hidalgo y de su creador, Miguel de Cervantes; para
familias y para grupos de amigos, por su variedad de experiencias al
aire libre altamente sugerentes (rutas, paisajes, moliendas y otras
actividades covid-free), de curiosidades y huellas de celebridades que
seguir (desde los pasos de Don Quijote, a los de Pérez Galdós, pasando
por Azorín, Emilia Pardo Bazán o Sara Montiel), aderezadas con
gastronomía tradicional, enoturismo y, cómo no, queserías. Un manjar de destino bajo la inspiración novelesca, perfecto para desarrollar la imaginación y el ansia de saber.
Los escenarios de El Quijote
“País del Quijote, una ruta de ensueño” propone un viaje por las
localizaciones por las que transcurren las aventuras de don Quijote de
la Mancha y de su creador, Miguel de Cervantes, poniéndoles nombre,
contorno, forma y fondo. Un viaje “de libro”, con ese componente de
emoción propio de las historias que son leyenda y de los personajes que
son héroes y, encima, populares. La ruta tiene cuatro paradas
fundamentales:
Argamasilla de Alba. Ése “lugar
de La Mancha”, de cuyo nombre no quiso acordarse Miguel de Cervantes.
Allí estuvo preso y allí empezó a escribir su célebre obra: fue en la
Cueva de Medrano donde, según los primeros comentaristas del libro y los
biógrafos del autor, se escribieron los primeros capítulos del libro.
El lugar guarda los rasgos inequívocos de la arquitectura tradicional
manchega y se ha convertido en un auténtico “santuario laico” de nuestra
literatura del Siglo de Oro.
También en Argamasilla de Alba se puede visitar la rebotica de los
Académicos, el lugar de celebración de las reuniones de la entidad
imaginada por Cervantes.
El Castillo de Peñarroya, la Iglesia de San Juan Bautista o el Pósito de
la Tercia son otras de las visitas obligadas en esta localidad que
sirve como puerta de acceso al parque natural de las Lagunas de Ruidera,
un paraje que esconde uno de los grandes humedales de la geografía
española.
Campo de Criptana. El lugar es
mundialmente conocido por haber sido escenario de una de las batallas
más célebres jamás contada: la de los Gigantes, ósea, los molinos de
viento. Campo de Criptana cuenta con las construcciones originales que
inspiraron a Miguel de Cervantes para narrar aquella famosa aventura que
transciende fronteras. Encontrarse frente a frente con la inmensidad de
los molinos permite empatizar aún más con el hidalgo y compartir su
impresión. Si además se tiene el privilegio de disfrutar de su molienda y
sentir en la piel el ruido de su movimiento, la impresión es doble.
La imagen de la sierra y el barrio del Albaicín de Campo de Criptana son
el cénit del universo literario cervantino y paradigma del tipismo
manchego. No existe mejor lugar para contemplar toda La Mancha en su
esplendor y una de las puestas de sol más bonitas del planeta.
El Toboso.
La patria de Dulcinea y el lugar donde seguir las huellas del amor de
don Quijote. En sus calles y plazas encontramos frases esculpidas en las
paredes de las fachadas, que hacen honor al capítulo IX de la segunda
parte del libro, en el que se narra la visita de Don Quijote y Sancho a
El Toboso en busca de Dulcinea.
El Museo Casa de Dulcinea, que perteneció a Dña. Ana Martínez Zarco de
Morales, a la que Cervantes inmortalizó como Dulcinea (Dulce Ana),
mantiene parte de su estructura del S.XVI; se trata de un ejemplo típico
de las casas de hidalgos y ricos labradores manchegos. Varios museos,
como el Cervantino o el de Humor Gráfico “Dulcinea”, así como el
conjunto de iglesias y conventos, conforman uno de los lugares de
referencia de El Quijote, el único que esconde el secreto de una de las
historias de amor más célebres del mundo.
Alcázar de San Juan. Es
también tierra de molinos, pero, sobre todo, es la cuna de Miguel de
Cervantes Saavedra. En su Iglesia Santa María la Mayor se conserva y
puede ver su partida de bautismo; en uno de sus márgenes encontramos
manuscrito “este fue el autor de la Historia de don Quixote”, palabras
que firmaría don Blas Nasarre en 1748 al encontrar la partida de
bautismo a nombre de Miguel.
Allí podremos visitar también el Museo del Hidalgo, ubicado en el
antiguo palacio conocido como Casa del Rey, en el que se expone y
divulga el patrimonio histórico y etnográfico de Castilla-La Mancha. El
Museo Formma, donde se muestra la Alfarería manchega, su espectacular
conjunto palaciego y eclesiástico o los molinos de viento del Cerro de
San Antón son otros de los atractivos de Álcazar de San Juan.
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Viernes, 17 de Mayo del 2024
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