Mucho contento me ha dado, señor
mío, tener la ocasión, con motivo del que viene, 23 de abril, día del libro,
dirigirme a vuestra admirada grandeza, pues la verdad que la tenía bien deseada.
Ahora me satisface cumplir el expresarme: más en mi gusto que en vuestro
provecho, pues bien sé tenéis ya el orbe por montera, viniéndoos en lo que vos
queríais tan de veras que por toda la bóveda azul se os proclama con sentidos
halagos; siempre tan cumplidos que ni imaginándooslos hubierais podido soñar
suceso tan al gusto como Dios plugo y ahora pluguiera y, si su benefactora mano
no os abandona, le plazca hasta en los inciertos y futuros tiempos.
Desde aquí, en la Argamasilla de
Alba, seguimos con el suceso de este negocio en vuestras manos, las que
bendecimos muy a nuestro sabor, pues en los valores de lo que vuesa merced nos
estimó nos honramos y, como Dios nos da a entender, sacamos provecho dello,
sabiendo somos empujados por vuestra sutileza, la cual nos alienta en las
dificultades y en los remedios que generosamente vos nos indicáis con armonioso
espíritu y gran comedimiento. Por ello quiero sepa vuesa merced, que nos
holgamos sobremanera acomodándonos a la estrechez de maravedíes gratuita de los
que nos precedieron, y sin dejar un instante, seguimos leyendo y releyendo el benditísimo discurso que con vos nos
relaciona; discurso y versos que, como es notorio, procuramos sacar mejor parte
que, acaso, vuestra primitiva voluntad deseara; pero repose en su tranquilidad
que ponemos el esmero que hubiereis querido y aún esforzamos la voluntad lo que
fuere justo como con generoso espíritu creíais y creemos.
Otras nuevas, sepa vuesa merced nos
ha sido Dios servido de depararnos, más, a salvo está el que repica, y así nos afligimos
a veces en nuestra desventura con los muchos malandrines y encantadores que al
paso nos salen. Pero aún y a pesar dellos, procuramos no desperdiciar la
ocasión de resaltaros; pues aunque los tiempos nuestros, tal que aquellos,
estén alejados de discreción, y para colmo, muy desencantados para los que de
la pluma se sustentan, como los vuestros mesmamente, sepa vuesa merced que no
hay cosa que menos cueste ni salga más barata, es un decir, que procurar solaz
al espíritu y en ello estamos; ya que por una vía o por otra nos guiará la
buena ventura, Dios nos la dé como pueda y a mí me guarde para serviros,
leyendo y releyendo vuestra obra y otras de gustoso pasatiempo.
Sin embargo, pésame sobre el ánimo,
a más de las dichas, otras cosas que se me alcanzan como ociosas y de
vanagloria, pues quien pensaba era todo desprendimiento, generosidad y mejorar
el vivir (que así nos lo dijeron los de la gobernación), hallan ufanos que todo
lo que ven y tocan se refocila en maravedíes;
dígolo porque hasta el saludo en el futuro estará en almoneda, y así el generoso
bien hacer se excusa ahora en alcabalas de arrendador, que, aunque son oficios
que vuesa merced sabe llevan al diablo a quien mal los usa, manejándose al
presente muchos con el ir y venir a la Corte; y con ello se quedan tan a gusto
que cualquiera hace demostración de su beneficio (aunque se procura esconder,
tras lo que llaman grandísimo esfuerzo y trabajo) y este suceso avanza aunque
viene de antiguo, y ya les daba en sus tiempos, igual que ahora, por quebrarle
los ojos a los del común de vecinos, tendiéndose, cuan largos eran, en coches
almohadillados con satén y de seis metros de largos por lo menos.
Añado que el mercado anda en la
imaginería que el pan y las otras cosas suben a bastante más de real, suceso
que tiene su logro en los que no pueden pagar lo que bien se vende; pero
ocurre, a quien Dios se la dé San Pedro se la bendiga, que por ahora, en esta
humanidad o deshumanidad que somos, en contrario, no se usa comer; pues en la
máquina del cuadro nos han dicho, y dicen, es malo sustentarse; sobre todo
porque el lugar donde se aposenta el sustento (vulgarmente culo y barriga) sólo
tiene que medir unos cuarenta centímetros en derredor, y eso, como vos sabéis, cuesta
conseguirlo y albergarlo ni aún a riesgo de romperse la crisma en azarosos ejercicios
de contorsionismo y otras expresiones canallescas, por lo que acaso se debiera
regir que, los primeros, dieran a los segundos, y así estuviéramos todos conformados
a hilar el peso muy ajustadamente.
De la justicia no hablaré, mejor el comedimiento que la desproticación
ociosa, y de la medicina y los medicinantes, despachados estamos con las
vueltas y revueltas de las flaquezas de las invisibles, pero malignas miasmas
que vienen de los Avernos, y las calenturas y mortandad que ocasionan, así se
nos aconsejan vacunas, y al día siguiente, después de tenernos en un ay y hasta
en un tris se nos desancosejan, según sean los parleros que lo dicen. Mientras
tanto gastamos sustos, y hasta dineros en la ordinaria usanza de acudir al
lugar donde se nos cita, porque lo común y vulgar está prevenido con número
incontable de personas que tan ociosa como pacientmente esperan avistar al
cuidador de sus males, que, en descubierto, con horas de trabajo a sus
espaldas, y sin tener culpa, ponen en práctica muchos ordenamientos de arriba
recebidos, sin saber, si el que los manda es hidalgo, plebeyo o cristiano
viejo, o no se sabe de qué lugar o sitio vino, así nos ayude Dios y purgue el que
quisiere.
En cuanto al regocijo de andar de mesones, colmados y ventas, sucede que
hay miles de desaguisados, pues algunos mandamases salen al paso con
determinaciones que ni por los cerros de Úbeda aciertan. En fin..., que los que
se sustentan del trajín de viandantes, andan en el descalabro y su provecho
está, no sé si más allá o acá de Flandes, pero por ahí. Por ello, muy a una,
cacerolean el ambiente a ritmo monocorde, mientras se enflaquecen bolsillos y
se desperdician las escasas alegrías que hubo, y vos sabéis bien por qué lo
digo.
También, cuando ya creíamos que la vida iba a seguir en santa paz, resulta
que salen, desde lo insospechado, turbamulta de locos, desaforados,
encorajinados voceros del palo y tente tieso que, pagan sus aborrecimientos?
quemando todo lo que sus ojos avistan. Y cuando lo que sus ojos, bien
resguardados por antifaces y máscaras grotescas y hasta por gorros frigios,
alcanzan a ver está en derredor todo destrozado, aina se regocijan y alcanzan
sus vanaglorias, sin que los guardianes del convivir y Santa Hermandad tengan el
apoyo y la necesaria justicia para amainar las inesperadas turbamulta de tantos
malandrines.
Añado, que más vale un toma que dos te daré, y en entretanto de lo
anterior, vienen sucediendo desmanes graves y hay pueblos y ciudades de muy
antiguas calidades en donde de un tiempo acá no madruga el sol (y su merced me entiende), pues la memoria de
su provecho está ahora en alterar la faz de lo que en siglos fue construido,
por depredadores de guante blanco, los cuales vestidos de librea, dan en destrozar lo que tan costosamente se ha ido
manteniendo y conservando, y no queda ladrillo que no sea cambiado impunemente
por edificios de metales horrísonos. Igual o peor sucede en nuestros anchurosos
campos con las manos impías de los que prenden todo lo vivo para que muera la
tierra. Y menos mal que se le va dando honesta y provechosa causa a costa de
que alguna vez llega a término el buen deseo de los amantes de la naturaleza.
Otras
cuestiones pudiera traer ahora al aviso de vuestra cortesía, pero pláceme
excusarlo por no pecar en las impertinencias de otros muchos disgustos y
descalabros, aunque al presente no hay estamento que tenga discreción y
autoridad y que no sea digno de remover; pero es mejor no traer dichos ni voz a
las placeras, sino tratar de ser humilde de corazón, que el buen adorno de la
persona está en graves cargos y ha de ser conforme a lo que en ellos se pide,
así quedo de su memoria como su merced requiere y no fatigo más demostración,
pues es cortesía que os merezco y admiradamente vuesa merced merece.
Hoy, desde la Cueva de Medrano, vuestra devota servidora, en el año de
gracia de 2021, en celebración del Día del Libro, mes cuarto de nuestro
calendario. Suya afectísima en lo presente y en lo venidero que a mi persona
nuestro Señor le conceda. PS
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Viernes, 9 de Mayo del 2025
Sábado, 10 de Mayo del 2025
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