Opinión

Francisco de Vitoria y la Escuela de Salamanca (I)

José Roselló | Jueves, 13 de Mayo del 2021
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Introducción

La emblemática Sala del Consejo perteneciente al Palacio de la Sociedad de Naciones en la ciudad suiza de Ginebra, actual sede de la ONU, lleva el nombre del religioso español Francisco de Vitoria (1492-1546), catedrático de Teología de la Universidad de Salamanca quien, desde el pensamiento aristotélico incluido por Tomás de Aquino en la Summa Theologica, renovó los postulados escolásticos medievales aplicando el pensamiento crítico de acuerdo a los principios del iusnaturalismo racionalista como derecho natural del hombre. El legado de Francisco de Vitoria es hoy Patrimonio Cultural común de la Humanidad.

Fue uno de los primeros pensadores en proponer la idea de comunidad conformada por todos los pueblos de la Tierra -Totus Orbis- concibiendo el mundo como una unidad política con el poder de promulgar leyes aplicables a todas las naciones y a todos los hombres. De acuerdo a las aportaciones teóricas contenidas en De potestate civil, es identificado como fundador del Derecho Internacional Público señalando el camino al afamado jurista neerlandés Hugo Grocio (1583-1645); del Derecho de Gentes por su De Relectio Indis; de los Derechos Humanos que en el siglo XVIII fueron fortalecidos por la Revolución Francesa y del Humanismo Cristiano difundido por el filosofo católico francés Jacques Meritain (1882-1973).

Otro motivo para el reconocimiento histórico del insigne dominico burgalés es la fundación y el magisterio de las sucesivas generaciones de la Escuela de Salamanca que desempeñaron un papel clave en la consolidación del Derecho moderno y su fundamentación filosófica, Escuela donde también fueron iniciados los estudios y proposiciones de una nueva disciplina académica: la Ciencia Económica moderna. Aquella época del encuentro entre Europa y América fué el tiempo de la primera globalización planetaria y de profundas transformaciones sociales y culturales, cuyos desafíos en pos de la civilización hacia el bien común, fueron asumidos por los teólogos y juristas del renacimiento español que facilitaron nuevos conocimientos para inspirar a la Humanidad en su Tránsito a la modernidad (Peces-Barba Martinez G. 2016)).

Actualmente por sus aportaciones innovadoras y moralmente responsables la Escuela de Salamanca es visualizada como centro de producción de conocimiento global. Thomas Duve director del Instituto Max Planck de Ciencia Jurídica Europea (Duve T. 2020) afirma lo siguiente:

Nuestra época, con su creciente atención a la importancia del derecho internacional, la transnacionalización de normas o el pensamiento cosmopolita, así como a problemas relacionados con las asimetrías de poder y conocimiento a nivel global, el colonialismo y el eurocentrismo, ha hecho que la Escuela de Salamanca sea una parte importante y profundamente discutida en el debate más general acerca de un orden mundial justo.

Es objeto de este trabajo antropológico, en sus distintos capítulos, la investigación sobre elementos socioculturales como aproximación al reconocimiento del magisterio de Francisco de Vitoria y al proceso de conformación de la Escuela de Salamanca.

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