El bombo es una de las señas de identidad de
Tomelloso. Su abovedada silueta se distingue en la llanura y es un signo de que
la tierra que lo ampara es o ha sido de un tomellosero. Son los bombos refugios
agrícolas, levantados en piedra seca, esto es, sin ningún tipo de argamasa,
perfectamente integrados en el paisaje manchego
El llorado Lorenzo Sánchez aseguraba en su libro “El bombo
tomellosero, espacio y tiempo en el paisaje”, al que seguramente volveremos en
el artículo, que debería ser la lítica construcción la verdadera imagen de La
Mancha, dado que los molinos de viento fueron importados por flamencos del
séquito del emperador Carlos.
Los bombos son refugios, viviendas en la mayoría de las
ocasiones, de los labradores tomelloseros. Estas obras de arquitectura popular
tienen mucho que ver con la roturación de las tierras baldías para ponerlas en
labor. Al ararlas emergían a la superficie las grandes lanchas de piedra caliza
que aquellos pioneros, con mucho esfuerzo, retiraban de sus parcelas.
Posteriormente se descubrió la posibilidad de que aquellas piedras planas
fueran el material con el que se edificaran los bombos.
Según expone Andrés Naranjo —un tomellosero querido por
todos, que se llevó la pandemia— el uso de los bombos se inicia en el siglo
XVI. El aumento de la plantación de la vid en la segunda mitad del siglo XIX
provoca el auge de los bombos. Al mismo tiempo que proliferaban las viñas,
aparecían estas obras en piedra seca. El carácter emprendedor de las gentes de
Tomelloso y lo escueto del término municipal hacen que los tomelloseros planten
viñas lejos de casa y, por tanto, necesiten donde guarecerse.
Piedra sobre piedra
El bombo esta hecho piedra sobre piedra, con una técnica muy
depurada. El profesor Lorenzo Sánchez explica que las piedras más grandes se
colocaban abajo, formando dos muros que se rellenaban con piedra suelta. Es a
partir del metro y medio cuando comienza el arranque de la falsa cúpula. Ahí,
el “bombero” hacía volar ligeramente cada hilada, haciéndola más pequeña. La
última forma un anillo de pocos centímetros, rematado por una piedra gruesa.
En el interior se puede encontrar la chimenea, un alambor
donde colocar los elementos del menaje, pesebres, algunos tienen cuadra y la
mayoría poyos donde sentarse y poner la cama. En la pared suele haber estacas
para colocar los aparejos de las caballerías o la ropa. La construcción de los
bombos se fue perfeccionando, pasando de simples chozos a verdaderas casas de
campo, con hasta tres cúpulas y otros tantos departamentos.
En el patio del Museo del Carro hay un soberbio bombo
construido como homenaje a aquellos hombres y mujeres de Tomelloso que con
tanto esfuerzo permitieron que la ciudad progresase. El majestuoso bombo fue
construido por Pablo Moreno, “Cota”, y necesitó para hacerlo más de dos
millones de piedras.
Senderismo entre bombos
Tomelloso tiene definidas cuatro rutas de senderismo que
transcurren por lugares y parajes que han albergado durante más tiempo estas
emblemáticas construcciones. Son rutas sin mucha dificultad, la distancia y la
climatología manchega, que recorren el corazón de La Mancha, navegando por el
mar de viñas que rodea la ciudad de Tomelloso.
Una de esas rutas, concretamente la Ruta 2, ha sido
homologada esta semana por la Federación de Deportes de Montaña de Castilla-La
Mancha. Eso va a permitir incluirla en los listados y promociones de la
Federación Española de Senderismo y también en el programa de la Diputación
Provincial “Caminamos por nuestros senderos”.
Se trata de una ruta circular con salida y llegada desde el
Santuario de Pinilla de 17 kilómetros de longitud. Discurre por la zona norte
del término municipal que coincide con la mayor concentración de bombos, la
mayoría de ellos en buen estado, visitables y cercanos al camino. Otro aspecto
interesante es que atraviesa un inmenso paisaje de viñedos salpicado por
impresionantes bombos en buen estado, pozos artesanos y la propia ermita de
Pinilla como elementos principales y de interés de la propuesta.
Ruta homologada
Recorremos precisamente esa ruta con el concejal de Turismo,
Raúl Zatón. Salimos de Pinilla camino de La Zanahoria para admirar los
majestuosos bombos. Para el edil, es muy importante poner en valor los bombos
“uno de los elementos que mas han ayudado a Tomelloso a que esté en el nivel
que se encuentra en cuanto a la vid y el vino. Sin ellos, no habrían sido
posible las semanas de quintería y la ciudad no habría podido estar donde
está”.
Hay bombos donde los tomelloseros han tenido y tienen viñas,
recordaba el concejal durante el recorrido, “pero es algo que han construido
únicamente los agricultores de aquí y, por tanto, son una seña de identidad
clara de Tomelloso”. En ese sentido, el edil aclara que esta ruta transcurre
íntegramente por el término municipal de Tomelloso. “Hemos querido que la ruta
esté en el catálogo de la Diputación para ahondar en el atractivo turístico. Y
se ha homologado por la Asociación de Senderismo de Castilla-La Mancha para que
seamos conocidos también es este aspecto y sean muchas las personas que la
hagan”.
“Hablar de los bombos es hablar de tradición, de modernidad
en la época de su construcción. El bombo es un logro que permitió tener un
espacio habitable donde dormir y comer, refugiarse de las inclemencias o
guardar a los animales”, asegura Zatón.
Destacan los bombos en parajes conocidos de la ruta, El
Pardo, El Basto, Riega. Sorprende el mimo con el que los agricultores cuidan
las viñas, ya con una longitud considerable de los tallos. Las viñas están
perfectamente aradas, sin una sola mata de hierba, que los viticultores de
Tomelloso mantienen con el esfuerzo propio de un meticuloso jardinero.
Nos encontramos en un lugar en el que se conjugan dos de los
elementos singulares del paisaje de Tomelloso: los bombos y las viñas. El campo
está exuberante, los sembrados verdeguean y la naturaleza revienta en este mes
de mayo. Además de los bombos, encontramos en nuestro recorrido majanos y
pedrizas generados por la retirada de piedras de los terrenos. Los primeros son
montones de roca y las segundas son una especie de vallas levantadas con losas.
Estas mismas piedras fueron las que posibilitaron la construcción de los
bombos.
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Sábado, 23 de Noviembre del 2024
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