Natividad Cepeda recibió este reconocimiento por su obra literaria y colaboraciones en prensa que siempre han enseñado la ágil pluma de una escritora muy sensible, comprometida con el mundo que le rodea y muy apegada a su tierra. “En reconocimiento a su ingente producción poética, así como su trabajo de escritora y columnista”, se decía en el anuncio del Jurado que otorga estos prestigiosos galardones. Su entrega estaba programada para el pasado año, pero tuvo que ser suspendida por la pandemia.

“Un premio siempre se agradece y este no va a ser una excepción” aseguró Natividad Cepeda que recibió el premio de manos del alcalde de Bolaños, Miguel Ángel Valverde. 

En su intervención Natividad Cepeda recordó al poeta fallecido Francisco Brines, el último Premio Cervantes, “al que conocí hace años en Valdepeñas, y al perderlo  he vuelto a sentir lo importante que es la poesía en la vida cuando nos eleva y hace soñar por encima de los sucesos prósperos y adversos de cada día”. Para la galardonada, “la poesía es la suma de todas las sensaciones, porque todo el universo es un poema inacabado. Por eso las rutas poéticas son infinitas, están sobre las rocas y el valle, sobre el mar y por las simas, despuntan con el día y pueden también emerger con la noche, son rutas de amantes y de apátridas, de desahuciados en camas de hospitales, o de niños perdidos por los campos de guerra...”

Cepeda habló de la actitud rebelde de los poetas y periodistas, comunicadores y hombres y mujeres “cuando nuestros sentidos nos hacen estremecer ante las realidades y sus sucesos  y lo escribimos para posteriormente llenarnos de una actitud diferente frente a la realidad y su conjunto. Es en entonces cuando los poetas retornamos al murmullo exacto de la poesía, como retornamos a las huellas de nuestros antepasados, a las huellas del recuerdo o la búsqueda de los primeros símbolos, donde percibir la libertad que nos habita por dentro, y así, abarcar el corazón del ser humano con el corazón del cosmos”. 

Aseguró recibir el premio “con la humildad de saber que juntar palabra no es hacer fortuna, pero también con la convicción de que sin palabras no seriamos personas. Gracias por ello. Y gracias por estar en Puertollano una vez más donde tantos recuerdos gratos tengo de ella y de sus habitantes con su Paseo de San Gregorio y Fuente Agría adonde recuerdo que llegaba la gente a llenar sus botellas y a beber de ella;  y yo me quede mirando en silencio hasta que una mujer me dio a beber acercándome una medida de porcelana con una sonrisa de quien percibe que está junto a una forastera”. 

La escritora se refirió a los muchos vínculos que tiene con Puertollano. “Me emocionó pasar a la ermita de su Patrona la Virgen de Gracia y comprobar la fe de los puertollanenses o puertollaneros, su mirada grata al cruzarme con ellos… Calles, iglesias, monumentos al Minero… y su enorme auditorio, ayuntamiento y sobre todo su gente. Nombres y más nombres que forman parte de mi equipaje de vida. Gracias Puertollano”, concluyó.