Meri, Fran, Arnau y la tomellosera María Morales son los cuatro finalistas de la novena edición de MasterChef. A lo largo de las 12 semanas de programa, a todos ellos les hemos visto reír, llorar, brillar en las cocinas, tropezar con diferentes elaboraciones, disfrutar de los halagos de los jueces o recapacitar después de una crítica. 

Ahora sólo les queda un programa para demostrar que merecen convertirse en el ganador de MasterChef 9. La web oficial del programa ha analizado las fortalezas y debilidades de los cuatro. ¿Quién maneja mejor la cocina tradicional? ¿Y la vanguardia? ¿Quién es más sacrificado? ¿Y quién encaja mejor las críticas? Un reportaje interesante que sirve de previa la gran cita televisiva de esta noche. 

Meri: la hormiguita que ya brilla con luz propia

Su paso por MasterChef ha sido una montaña rusa. Ha estado entre los mejores en muchas pruebas, pero también entre los peores. Meri destaca por la confianza en sí misma. Ha dejado atrás las dudas y las inseguridades de las primeras semanas y ya brilla con luz propia. Además, uno de los pilares fundamentales de su cocina es la cantidad de conocimientos nutricionales que atesora debido a su formación médica. 

En su contra siempre han jugado los nervios y esto le ha pasado factura en más de una ocasión. Meri sufre si está en un momento de tensión y programa a programa ha trabajado para corregirlo. Lo que nadie podrá decir de ella es que es toda una luchadora y que si cae lo primero que hará será levantarse. 

Fran: esfuerzo y amor por la hostelería

Probablemente sea el aspirante más sacrificado de MasterChef 9. Trabajador, organizado y comprometido con sus tareas. Su amor por la hostelería es infinito. Nadie ha podido decir de Fran que no se ha entregado al 100% en cada uno de los cocinados en MasterChef. Además, cuenta con una bala en la recámara si su energía flaquea: su familia. Lo da todo por Cristina, Cayetano y Valeria, su mujer, su hijo y su hija. La decisión de trabajar en Casa Taberna, El Bohío o el ABaC estará meditada para darle el mayor bienestar a su familia.

Por otro lado, su mayor debilidad es su exceso de aceleración, el no controlar tanta energía. En varias ocasiones, los jueces le han pedido que en momentos de mucho estrés, se detenga, analice la situación, tome aire y trabaje centrado. 

Arnau: el rey de los fosos con gen repostero

En 12 programas sólo se ha librado de la prueba de expulsión en dos ocasiones. En el resto, le ha tocado ponerse el traje de guerrero, peinado incluido, para salvarse de la eliminación. Y Arnau ha conseguido convertir esto en una virtud. Su tranquilidad en los fosos es un punto a favor de un valor incalculable. A esto se le suma el gen repostero, que le ha salvado en más de una ocasión, como en las pruebas de las tartas con Patricia Schmidt. Sin olvidarnos de su gran actitud frente a las adversidades, que los jueces destacaron en diferentes ocasiones.

Eso sí, Pepe, Samantha y Jordi también han destacado los dos grandes puntos de mejora de Arnau. En primer lugar, el emplatado. El aspirante catalán sigue esforzándose al máximo para mejorar la presentación de sus platos. Y por otro, los jueces le piden a Arnau un equilibrio entre vanguardia y tradición. Antes de manejar las técnicas modernas tiene que ser capaz de cocinar recetas tradicionales, ricas y sabrosas. Como última debilidad cabe destacar que debe dejar a un lado la parte comercial y ser más directo explicando sus propuestas. Tanta venta a veces no le ayuda. Seguro que el aspirante se dejará el alma en ello. 

María: evolución desde la repesca hasta la gran final

A nadie le gusta abandonar las cocinas de MasterChef, pero si regresas en la repesca, tu moral se dispara. Este es el caso de María, que tras decir adiós volvió con más fuerza que nunca. La aspirante de Tomelloso destaca por su mano con las recetas tradicionales, potenciando el sabor de su tierra. También ha logrado alcanzar un nivel de perfeccionismo muy alto a la hora de emplatar. Junto a Arnau, es la aspirante con más fosos a sus espaldas. Asegura que MasterChef ya le ha cambiado la vida y que tiene mucho más claros sus objetivos.

Su campo de mejora son las técnicas de vanguardia, que poco a poco ha ido puliendo. También, según confiesa María, tiene que mejorar a la hora de escuchar consejos y hacerlos suyos, ella misma es plenamente consciente de que alguna ocasión es un poco “terca”. El Tomelloso Style quiere seguir triunfando.