“Una vez que volvi a entrar en la repesca sabía que podía llegar a la final”, señalaba en los inicios del programa una exultante María Morales que confesaba estar mucho más tranquila sin la presencia de Ofelia a la que todavía tiene presente en sus oraciones. “Trabajare duro para conseguir una estrella Michelín en el futuro”, siguió diciendo. Su meritorio tercer puesto le da derecho a un curso de especialización de ocho semanas en el prestigioso centro que dirige Jose Mari Aizega.

La primera prueba fue muy complicada. Hubo que confeccionar un sofisticado postre al mismo ritmo que lo hizo el cocinero, Ricard Martínez, jefe de Creatividad de SpaiSucre. El postre estaba basado en los ingredientes de frambuesa y una sopa rusa denominada “borch” a base de remolacha.  Hubo que afinar en las técnicas, los ingredientes, las medidas…en una prueba estresante en la que la tomellosera no estuvo cómoda.  Su plato que denominó “Adrenalina” no obtuvo una buena valoración del jurado. Sí convenció ampliamente el de Arnau que se ganaba así el primer pase al duelo final.

El otro duelista final saldría de la prueba de exteriores celebrada en el incomparable marco del Museo de Eduardo Chillida en San Sebastián. Meri, Fran y María tuvieron que cocinar para los mejores chefs de España bajo la sabia dirección de Eneko Atxa que atesora cuatro soles Repsol. Un menú de seis platos con ostras y olivas; tarta de trufa; guisantes lágrima; cocochas al pil pil;  carne de puchero y cuajada de hierbas granizada.  María tuvo que cocinar la tarta de trufa y la carne de puchero en un tiempo de tres horas y media. 

La tomellosera creció en esta prueba y tanto el jurado como los cualificados comensales otorgaron una magnífica valoración a su trabajo. Pero la plaza al duelo final fue para Meri a la que María felicitó efusivamente una vez que se conoció el veredicto de los chefs. María Morales celebraba con emoción su tercer puesto y manifestaba al final que “este programa ha sido todo para mí, me ha cambiado la vida. Me pienso dedicar a la cocina y llevaré la cocina manchega por bandera”. Otro gesto del apego a su tierra y a su Tomelloso que ha pregonado con orgullo en las trece semanas de permanencia en el programa. Una participación brillante en la que fue escalando peldaños gracias a su perseverancia, trabajo y espíritu ganador.  Tuvo momentos muy complicados y de todos supo salir y se fue ganando admiradores por esa simpatía y naturalidad que siempre demostró. Sus paisanos pueden estar muy orgullosos. 

El programa culminó con la alegría desbordante de Arnau alzando feliz su trofeo, con la felicidad de los otros concursantes que saborearon un programa lleno de sorpresas y experiencias inolvidables, con la emoción de los familiares de los finalistas y los elogios de otro gran chef, Dabiz Muñoz, que reconoció el gran  trabajo de los concursantes. Habrá otros MasterChef, pero como dijera el chef Jordi Cruz, "estamos orgullosos de vosotros porque esta ha sido una de las mejores ediciones". Y tenía toda la razón.

María Morales abrazando a sus compañeros