Rubén Donoso está contento y no es para menos, ha obtenido
el Premio de Poesía “Ángel López Martínez” de las Fiesta de las Letras de
Tomelloso con “Fin de fiesta”. El poema es una metáfora sobre el paraíso perdido
que es la infancia y Tomelloso. Otro poema del autor tomellosero, “Lo más
normal”, obtuvo a finales del pasado año el Premio Bálsamo de Fierabrás de la
Federación de Salud Mental de Castilla-La Mancha.
En plena ola de calor, con más de 40 grados quedamos en El
Café de la Glorieta, que resulta para nosotros un oasis. Con jazz de fondo, el
inicio de la charla es la vacuna del coronavirus, a nuestro entrevistado ya le
han puesto la primera dosis. Se le nota a Rubén que es un enamorado de la
literatura, de la poesía, y de Tomelloso. A cubierto, hablamos sin tregua
durante más de media hora, de poesía y de su experiencia vital.
Rubén Donoso tiene 27 años, nació en Tomelloso. Estuvo
viviendo aquí hasta el 2013, año en el que se fue a trabajar de programador a
Madrid. Después de tres años, le quiso dar un cambio a su vida y marchó a
Granada con su pareja a estudiar Filología Hispánica «ya me había picado el
gusanillo de la lectura y me apetecía hacer esa carrera, que me gustaba tanto
por la literatura como por estudiar las distintas formas de hablar que hay en
cada sitio». A falta de entregar el TFG, hicieron otra vez las maletas y
actualmente viven en A Pobra do Caramiñal; Rubén trabaja de informático y su
pareja está estudiando.
Granada, el camino de Damasco para la escritura
Confiesa que más que escribir, lo que siempre le ha gustado
ha sido leer, «soy un lector compulsivo. Cuando vivía en Madrid, solo en el Metro
durante mis desplazamientos era capaz de leer más de dos horas al día». El
detonante para ponerse a escribir fue, sin duda, hacer Filología «y conocer
a gente muy creativa en Granada. Tengo la suerte de tener muy buenos amigos».
Con ellos asistió a muchos recitales en la ciudad del Darro, participó los
proyectos literarios «y todo ello me hizo coger la suficiente seguridad para
escribir». Los profesores que tuvo en la carrera también le influyeron
positivamente «como Erika Martínez. A Luis García Montero lo nombraron
director del Instituto Cervantes el año que lo iba a tener como profesor.
También conocí póstumamente la obra de Juan Carlos Rodríguez, que me dio clase
unos cuantos meses y falleció en 2016».
También proclama su influencia de los autores de Tomelloso «Félix
Grande, Eladio Cabañero, Pavón, al que no he leído tanto. “Blanco Spirituals” o
“La balada del Abuelo Palancas”, de Félix Grande fueron dos grandes descubrimientos
para mí». Lo que nos da pie a repasar el soberbio poemario del poeta
tomellosero nacido en Mérida y su vigencia a pesar de estar escrito en 1967.
Donoso ha sido siempre «muy ecléctico» en sus
lecturas «últimamente leo más poesía. La carrera también abrió a autores y
obras que de otra forma no habría conocido». Lorca. Miguel Hernández, Erika
Martínez o Chantal Maillard están entre sus lecturas «y también he leído muchos
autores hispanoamericanos».
Granada, como decimos, fue su camino de Damasco para la
escritura. El descubrimiento de Roberto Bolaño «y la lectura
compartida con mis amigos de su obra. La romantización que en “Los detectives
salvajes” hace de la literatura, contándola como una novela de aventuras»
fue una llamada para la escritura. Además, con un grupo de amigos organizó «un
micro abierto de poesía donde la gente iba y recitaba sus cosas. Yo, por entonces
no escribía, era muy vergonzosa, pero el hecho de oír a mis amigos fue otra
llamada» para que Rubén cogiese la pluma. Y, definitivamente, fue durante
el confinamiento «cuando empecé a escribir “en serio” y a mandar trabajos a
concursos. Esa circunstancia nos limitó mucho la vida y el tiempo libre lo
rellené escribiendo».
Escribe Rubén más poesía, «en prosa he hecho algún microrrelato,
pero con lo que me atrevo es con la poesía. Pero tampoco tengo un corpus con el
que poder armar un poemario. Eso son palabras mayores». Y es que, escribe
poco a poco «cuando tengo tiempo, compatibilizándolo con el trabajo. De
momento tengo tres o cuatros poemas definitivamente escritos que creo que se
pueden compartir». Pero nuestro entrevistado está en continuo proceso de
reelaboración «un poema que empiezo se convierte en otro, se fusiona o lo
deshecho por completo».
Poemas muy narrativos
“Fin de fiesta”, es una metáfora, nos cuenta el poeta, «en
la que unas personas que se van de una fiesta que acaba, lo hacen de un lugar y
un tiempo. Es la pérdida del paraíso perdido de la infancia, que para mí es
Tomelloso». Y es que, Tomelloso es el sitio al que siempre se vuelve «de
hecho, sí. Aunque en el poema tampoco está tratado como superideal; la memoria
todo lo idealiza y los recuerdos se acaban transformando. Es como un sentimiento
agridulce».
A pesar de que nos haya contado Rubén Donoso que solo tiene
cuatro poemas publicables, estamos seguros de que eso no es cierto. Nos
interesa saber en lo que el poeta se inspira «en observar lo que pasa. Me
gustan los temas sociales, pero no los trato de forma panfletaria. También introduzco
en mis versos imágenes surrealistas por influencia de la poesía de Lorca». Describe
sus poemas como «muy narrativos» y señala que una de sus obsesiones es «el
estar en un sitio, el no estar aquí y vivir en un constante desplazamiento y lo
que ello conlleva como dejar de ver a tus amigos. Y las circunstancias de
cuando marchas, lo puedes hacer porque te apetece o por la situación
socioeconómica. Esos temas me gusta tratarlos».
Cree que la escritura no es un don «sería como asumir que
la gente que triunfa tiene talento y ya está, sin unas condiciones materiales
detrás. Hasta mediados del siglo pasado solo escribían los que podían, los
hijos de familia burguesa. Eso cambió, pero soy consciente del privilegio que
supone haber estudiado Filología Hispánica, sin el bagaje que lleva la carrera detrás
habría tenido más dificultades para escribir. Y, además, tiene que haber un
trabajo y un tiempo detrás».
Una alegría muy grande
Para Rubén Donoso recibir un premio en la Fiesta de las
Letras «es una alegría muy grande, verme reconocido en mi ciudad». El galardón
que logró con “Lo más normal” «me hizo mucha ilusión porque era el primero,
pero estoy contentísimo con haber sido premiado en la Fiesta de las Letras y
más con la programación tan especial que tiene este año». Señala que el año
pasado presentó un par de poemas al certamen «pero como se suspendió, no
sabemos lo que habría pasado».
Le cuesta escribir, señala, «porque intento que mi poesía
no se centre en el yo, en mí, que soy poco interesante. Escribo sobre mi
generación y los cambios que están ocurriendo. Tengo un par de poemas y si
alguna vez me animo, publicaré un poemario».
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Martes, 12 de Julio del 2022
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