A las ocho de la mañana o un poco después, desayunaron en el bar Juanito, por varias porque Plinio tenía muy presente todavía la «pequeñez» de la Rocío. Tiraron para Cinco Casas. Don Lotario echó por su acaso los gemelos de campaña. Sepa Dios o que el veterniario había imaginado que iba a ver por las Moyas y parajes vecinos.
Por la carretera llana de Argamasilla iba el «Seiscientos» suave como la seda. Hacia las nueve se hallaron perdidos. No atinaron con la finquilla de la Braulia. Pararon y se acercaron hasta un hombre que había en la puerta de un bombo atacándose los pantalones.
─Bien pasá la estación. Como a media legua. A la mano derecha. Es una casa pequeña con pocos árboles y pozo. Se ve enseguida.
Al pasar por el pueblo de Cinco Casas ─que ahora debe tener veinte─ don Lotario empezó a cantar
FRANCISCO GARCÍA PAVÓN
El rapto de las Sabinas
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Viernes, 22 de Noviembre del 2024
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