Siempre es un deleite hablar con el presidente de la cooperativa Virgen de las Viñas, Rafael Torres. A la ilusión y entrega que transmite como máximo rector de la mayor bodega del mundo, hay que añadir el respeto y elegancia con que trata nuestra profesión. Y ello es de agradecer en unos tiempos en los que el mensajero suele cargar con las culpas de casi todo. Rebasado ampliamente el ecuador de la vendimia, Rafael Torres recibe con la amabilidad de costumbre a los periodistas de La Voz. En una entrevista distendida y cercana nos ofrecerá los datos e impresiones de una campaña que, como se preveía, será más corta en producción, con precios más altos y una calidad que en Virgen de las Viñas se cuida al máximo.

—¿Tal y como se preveía, la cosecha va a ser menor que la del pasado año?

—Esta campaña vamos a tener una merma en la cosecha, comparándola con el año anterior y con la producción media de esta cooperativa que se sitúa entre los 250 y 300 millones de kilos de uva. Este año creemos que vamos a llegar a los 230 millones, que arrojaría un descenso del 30 por ciento con respecto a la pasada vendimia en la que molturamos 274.000 toneladas.

—Virgen de las Viñas aplica unos controles de calidad muy rigurosos en la que se verifican muchos parámetros.

—Tenemos un control muy estricto de calidad porque así nos lo exigen los clientes. Ha pasado a la historia como se hacía antes, cuando elaborábamos principalmente vino para destilar. Ahora, que vendemos en el exterior, nos demandan unas condiciones de calidad que tenemos que cumplir si queremos defender bien el vino.

Estamos atendiendo a unos parámetros de calidad que consideramos esenciales como son el grado, la acidez, el potasio y el glucónico. Además, llevamos a cabo otros controles accesorios que nos sirven para el laboratorio. No descartamos en el futuro incorporar alguno más, pero con estos estamos muy bien, elaborando unos vinos muy buenos. Esta circunstancia la avala el hecho de que todos los años vendemos la producción. Incluso hay campañas que tenemos que comprar para atender a nuestros clientes.

—Lógicamente, los agricultores se han ido adaptando a esa política de calidad.

—Naturalmente, eso exige que, tanto en viña baja como en espaldera, que el socio lleve a cabo los tratamientos adecuados para que la uva se conserve en condiciones óptimas sin que le ataque ninguna enfermedad.

—En el gran espectáculo que es la vendimia en una bodega de las dimensiones de Virgen de las Viñas hay datos que son muy interesantes, ¿cuál es la media de entrada de uva al día?

—Tenemos limitada la entrada de uva por cada una de las variedades porque si no se colapsaría la bodega. Actualmente entre las instalaciones de Tomelloso y las de Arenales estamos entrando entre 8 y 9 millones de kilos de uva al día. De airén, que es la variedad autóctona y de la que más superficie tenemos en la cooperativa, entran entre 6 y 7 millones diarios.

—Da la impresión de que el tiempo ha acelerado este año la recolección…

—Está siendo una campaña atípica porque los calores del mes de agoto pararon el desarrollo de la uva, eso ha impedido que haga más grado. Este año la uva no tiene mucho grado, pero viene con muy buena calidad. Calculo que la media de la uva que está entrado es de 11 grados.

—La actividad cultural es una seña de identidad de Virgen de las Viñas, ¿nos puede adelantar que se ha programado para este curso?

—El Certamen Cultural se fallará el mes que viene y, como en otras ediciones, se presentan muchos artistas de toda España. Esperamos poder entregar los premios en Madrid, para homenajearlos, que es por lo que se lleva a cabo este acto. El próximo año va a exponer en el Museo Infanta Elena Francisco Sebastián Nicolau, un pintor y escultor valenciano muy bueno. Tal vez tengamos una exposición de grabados ya que la cooperativa es patrocinadora del Concurso Internacional de Grabado de Castilla-La Mancha. 

—¿Tiene previsto abordar nuevos proyectos?

—Seguiremos emprendiendo, ampliando la cooperativa que se nos ha quedado pequeña. Tenemos una lista muy grande de socios que se quieren unir y hay que darles cabida, cuantos más seamos los gastos por kilo de uva repercuten menos. Así podremos afrontar algunos proyectos de mucha más envergadura. Pretendemos situar a eta empresa dentro de las punteras de Castilla-La mancha.

—Ha cumplido veinte años como presidente de Virgen de las Viñas Bodega y Almazara, ¿no siente vértigo cuando echa la vista atrás y ve la cantidad de cosas que se han hecho en esas dos décadas?

—Cuando entré tampoco pensé estar tanto tiempo aquí. Cuando me propusieron ponerme al frente de esta entidad dije que no, ya tenía mis obligaciones, la agricultura, la medicina o la empresa. Al llegar comprobé que, como el resto de las cooperativas de Castilla-La Mancha, teníamos una mala situación tecnológica. Tuve que acometer una transformación con arreglo a lo que estimaba que debía ser una empresa dentro del sector vitivinícola. El consejo rector lo comprendió y los socios me apoyaron, de hecho, nunca me han negado ninguna de las propuestas que les he hecho. Comprendieron que era razonable lo que teníamos que hacer sin aportar ellos una cantidad de dinero que extorsionase su economía.

Ahora llegaremos a la próxima asamblea en la que vamos a proponer una importante ampliación y mejora de las instalaciones. Creo que el socio también lo comprenderá porque no tendrá que aportar dinero ya que se va a acometer con los recursos de la cooperativa. De esa manera avanzaremos para situarnos donde nos corresponde, especialmente en el mercado del vino embotellado.