A sus 39 años, el geógrafo tomellosero, Rafael Becerra Ramírez, está viendo un capítulo de su vida profesional que difícilmente olvidará. Profesor en la Universidad de Castilla-La Mancha, ha recalado en La Palma en virtud de un acuerdo de colaboración con el departamento de Geografía de la Universidad de La Laguna y el grupo de investigación Geovol que desde hace muchos años colabora con el Instituto Volcanológico de Canarias. Como explicará en esta entrevista, Becerra desarrolla su labor científica en un contexto complicado por el dolor humano que ha provocado la erupción del volcán.
-¿En qué consiste exactamente la labor que usted está realizando en La Palma?
-Estudiamos lo que está sucediendo desde el punto de vista de la geomorfología, es decir, el estudio de las formas volcánicas para determinar cómo se forman, cómo se desarrollan los flujos de lava y analizar también los orificios eruptivos que se producen cuando se forma el volcán. Y luego tenemos otra línea de trabajo asociada a los riesgos y peligros asociados a la erupción de un volcán, viendo sobre todo cómo afectan a los seres humanos.
-¿Qué sensación produce trabajar al lado de un fenómeno tan sobrecogedor como es un volcán en erupción?
-Llevo muchos años en el tema de la investigación sobre los volcanes y siempre tienes latente esa inquietud de vivir en directo una erupción volcánica y ver con tus propios ojos cómo se forma un volcán y cómo evoluciona. Surgió esta oportunidad y desde el punto de vista personal está siendo una experiencia intensa. Casi aparecen las lágrimas cuando escuchar los ruidos ensordecedores que emite, vivir en directo la erupción de un volcán es algo que impresiona, sobre todo en los momento que teníamos la oportunidad de acercarnos un poco más ya que el grupo dispone de los permisos correspondientes para poder hacerlo.
- Antes ha trabajado en otros volcanes, ¿no es así?
-Mi grupo de investigación está trabajando principalmente en volcanes apagados como los del Campo de Calatrava, aunque también hemos visitado otros dos lugares donde se produjeron erupciones con consecuencias para el territorio. La primera fue en el 2011 en la isla del Hierro, también en Canarias, aunque fue una erupción submarina y experimentamos sobre el burbujeo, el color del agua, las rocas y demás. Otro volcán activo que visitamos fue el Pico do fogo (Pico de fuego) en una isla de Cabo Verde que entró en erupción en el año 2014 y nosotros lo visitamos justo un año después para determinar que morfología se había creado y los estragos que había causado en los pueblos. Algunos de ellos fueron prácticamente barridos del mapa.
-La evolución y desarrollo que está teniendo el volcán de La Palma ¿está sorprendiendo o marcha conforme a lo que se puede esperar?
-Se está comportando como se puede espera de un volcán con fisuras eruptivas, con un funcionamiento un tanto estromboliano que suele ser muy explosivo, con las típicas llamaradas de fuego y también desde el punto de vista de la lava con un comportamiento muy efusivo, con emisiones enormes de colada de lava. En Canarias todos los volcanes han evolucionado, más o menos, de la misma manera, con varias bocas eruptivas, unas más grandes que otras y un territorio bastante extenso de colada de lava.
-¿Se puede prever cuánto tiempo van a duras las erupciones?
-Las estimaciones recientes hablan de que la duración puede estar en una horquilla de tiempo que oscila entre los 24 y 84 días. Haciendo una media entre los dos valores extremos nos saldrían unos 50-55 días, pero siempre es aventurado marcar lo que puede durar. Lo importante es que este estudio que estamos realizando arrojará importantes conclusiones y datos sobre el comportamiento de un volcán que, además, ha sido grabado y monitorizado desde el primer minuto.
-La lava acaba de llegar al mar y ese era un aspecto que generaba cierta inquietud entre los expertos y autoridades, ¿qué nos puede decir en este sentido?
-Lo que más preocupaba era cómo se podían dispersar los gases una vez que la lava entrara en el mar. Por este motivo se ha establecido una zona perimetral de seguridad bastante grande en la zona más cercana a la costa. Cuando la lava ha llegado el mar, todo estaba evacuado. Lo que está provocando es un aumento de la línea de costa, se está formando un delta de lava, unas estructuras que en Canarias se les denomina islas bajas. Y luego desde el punto de vista de los ecosistemas, se pueden ver afectados, pero dentro de unos meses se puede producir un repunte de vida porque la lava lleva unas sustancias que son nutrientes para las plantas. Podemos asistir a una gran irrupción de vida marina cuando pase un tiempo, tal y como pasó en la isla del Hierro, donde se comprobó no solo que la vida marina había vuelto, sino que incluso había más especies.
-Lo peor de todo son los daños que originará el volcán en la isla…
-Está claro que un erupción de estas características ha afectado a edificaciones, viviendas, infraestructuras, campos de cultivos…todo se ha perdido y hay gente que lo está pasando realmente mal como es lógico porque ha sido una tragedia. La gente tiene que aprender a convivir con la naturaleza de la isla y revertirlo en economía positiva, por ejemplo, apostando por un territorio como espacio natural protegido y ofrecerlo como aliciente turístico. El volcán en un momento es dañino, pero luego se le puede sacar un rédito con el turismo, de hecho hay rutas muy visitadas. Ahora la gente tiene que aprovechar las ayudas del Gobierno para regenerarse y sacarle un rendimiento positivo.
-Por último, ¿suele venir mucho a Tomelloso?
-Sí, voy con bastante regularidad al pueblo. He estado muchos años como bailaor en el grupo folklórico Manantial del Vino, empecé a los ocho años. Ahora estoy más desvinculado, pero las raíces son las raíces y voy siempre que puede porque tengo familia y muchos amigos allí.
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Domingo, 29 de Junio del 2025
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