Parece ser que la subespecie de
miembros de Homo sapiens sapiens, fisiológica y fisonómicamente modernos, desde
que convivía con la especie neandertal y otras, según algunos
paleoantropólogos, ya iba a su “aire” en lo del egoísmo, envidia, fullerías,
chulerías, tunerías… Con dichas
“cualidades”, en cada zona de su moderna
mollera, de manera diferente a otras especies, registraba, almacenaba y
desarrollaba datos en relación con el entorno en el que se desenvolvía, con la
finalidad de ir acaparando mayor “parcela” para campar a sus anchas… Presumía
de cráneo grácil, braquicéfalo, (redondeado) y no acababa de empatizar con unas
cuadrillas de Neandertales, (ni con otros muchos) que en sus molondras habían
desarrollado, en la parte occipital, una especie de moña, en cuya cavidad, como
ningún otro sujeto, “programaba” la facultad de convertirse en un hábil y comedido
“vividor”…; sostenedor de la familia y del grupo, en quienes tenía puestos
todos sus sentidos… Los Sapiens más usureros, con peores pulgas y carácter la
tomaron con los neandertales porque no les interesaban sus preceptos y porque
cazucheaban en sus “cotos”, por lo que comenzaron a acosarlos; haciéndoles la
vida imposible, aunque hubo “matrimonios” de conveniencia para resolver
problemas de escaseces, follones por envidias tribales, “propiedades”, dioses, muebles, inmuebles…
Sentido del humor aparte… Hoy, al igual que entonces, tampoco importan
mucho esos otros individuos de sería reflexión, (¡chirriantes!) preocupados por
el devenir del planeta Tierra; que les “arde” su pensamiento por el espectáculo
humano, enfermizo y despreciador; de grande e indolente indiferencia, de otros
congéneres, por sus semejantes y por la Naturaleza que nos sustenta… Todo apunta a que “crece como la espuma el
Homo Sapiens, devastador de entornos
“tranquilos” y socialmente ordenados; que parece surgir de la obscuridad
de la vida, que se olvida de todo y de todos y se ve a sí mismo como el tamaño
de sus caóticos, interesados y agresivos propósitos…
Este individuo, (tal vez nictálope) que no se hace preguntas, que se
extasía degollando o vejando a otras formas de vida, no por necesidad, si no
por diversión, tendría algo “nublado” el
apartado craneano donde se almacena y programa el raciocinio, deformándose su
capacidad de percepción para percibir, apreciar y cuidar de otras formas de
vida y de su planeta, bastante en
quiebra… Atrofiado o mutado, no puede saber, ni le importa, cuál es el rumbo de
la “nave” que “transporta” a la especie, ni a su mundo… ¡Libertad! “Los mundos
nuevos—aventuró el neurólogo aquél—se crean
destruyendo y probando…”. La braveza de su gregarismo y los fanatismos
religiosos, dinamizadores psicológico—psíquicos, son a la vez reservorio de
desorden y devastación… Si ese “ELEMENTO” de Homo Sapiens, usurero sin límites
y otros ladronzuelos, con mentalidad de turba y de saqueo, doctores en paripés,
no toman consciencia de su comportamiento,
la Naturaleza nos irá imponiendo u obligando a que un “reajuste” o regeneración
se vayan produciendo; aunque a corto plazo no sean perceptibles… Pero aún así,
nuestro planeta Tierra se irá degradando y al individuo humano, solo le restará
la búsqueda de un nuevo hábitat en el espacio; con los tremendos problemas de
adaptación que ello llevará consigo… Nuestro Planeta, dejará de ser una Tierra
proveedora de recursos para el moderno y “FULLERO” Homo Sapiens; habiendo
respondido con generosidad, hasta la actualidad, a las exigencias sin límite
impuestas por éste…
Las modernas tecnologías están haciendo que vivamos más confortablemente
y también más ZOMBIS… Epítomes de la irracionalidad, a veces… Muchos sujetos, (no
por el material genético recesivo) no tienen capacidad para diferenciar una
encina de un limonero. Estamos descubriendo compuestos químicos hasta para
maquillarnos el trasero y para hacer enmudecer el quiquiriquí de los gallos…;
para nosotros poder berrear con más atractivo y encanto…; cuando nuestros genes
deberían estar dormitando…
Hoy dirijo la mirada a un trecho de calzada, donde el barrullo de
automóviles e individuos, con pegotes de “cápsulas” de plástico, cargadas de
condumio, yendo y viniendo en desaforado
trasiego, impresiona y desconcierta… También echo una ojeada al firmamento y reparo en un par de aviones que
surcan los cielos… Me pregunto cuánto
plástico acabaremos ingiriendo a “este paso”… Hoy pasan por nuestro organismo
cien mil micropartículas de plástico anualmente o doscientos cincuenta gramos
al año; veinticinco gramos al mes o cinco gramos por semana. Y me pregunto si
son tres mil quinientos, cuatro mil o cinco mil los “aparatos” que en este
momento, surcan la atmósfera de las alturas y si cada uno quema treinta y cinco
o cuarenta toneladas de oxígeno, cada vez que sobrevuela el Planeta,
atravesando el Atlántico, el Pacífico…
Nosotros somos los herederos de aquellos Neandertales, que venimos considerando bárbaros y necios. ¿Y nosotros cómo somos y nuestros descendientes, cómo serán…?
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Miércoles, 17 de Abril del 2024
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Viernes, 19 de Abril del 2024
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