Opinión

Cosejas y versetes XI. La relatividad de las cosas

Juan José Sánchez Ondal | Viernes, 22 de Octubre del 2021
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Todo es según el color

que ilumina cada vida

Rosa es el del triunfador,

¿Cómo lo verá el suicida?

 

 “Todo es según el color del cristal con que se mira”, dejo escrito el poeta Campoamor y otros tantos han formulado, con más o menos éxito, frases parecidas para indicar la relatividad de eso que llamamos las cosas, las “cosejas” de la vida.

Dos frases que me llamaron la atención vienen a poner de manifiesto como la realidad es relativa y puede percibirse de forma  diferente por diversas personas que escuchan, viven o contemplan una misma situación, un mismo hecho. La perspectiva, no sólo con relación al color del cristal, sino a la postura o punto de observación del hecho o del objeto determina que cada cual lo vea con diferentes matices o de distintas formas.

La primera frase es de una anécdota que escuché hace muchos años. De la segunda fui testigo presencial.

Me contaba una tía mía que le comentaba una fámula  la difícil situación en que se encontraban unos vecinos suyos.

- Mire, señora, no tienen  capital, ni rentas,  ni trabajo. Son el matrimonio y cuatro hijos pequeños. Él enfermo,  y están a punto de ser echados de la casa en que viven.

Mi tía, por darle ánimos, le comentó que, seguramente, saldrían del atolladero con un poco de suerte y de ayuda de algún alma caritativa, y formuló la consabida frase de que “Dios aprieta, pero no ahoga”. A lo que la criada le respondió con el siguiente insólito razonamiento:

Mire, señora, eso de que Dios aprieta pero no ahoga, es verdad, que mi hermana tuvo cinco hijos y se le murieron tres”.                       

La segunda, como digo, la oí personalmente una fría mañana de invierno al  pasar por la madrileña calle de Concepción Jerónima. Estaban, recién levantados, dos  mendigos sucios, harapientos, con las greñas pegajosas de no haber visto el agua y el jabón, no ya el champú, durante mucho tiempo, recogiendo los tetrabrikes vacios de vino barato, las sucias y agujereadas mantas y los cartones  sobre los que habían dormido aquella noche, en el rincón de la fachada de la antigua Imprenta Municipal, entonces cerrada, hoy museo de Artes del Libro.

 Al pasar junto a ellos, escuché a uno gritar al otro con voz cazallera:

            -“Macho, es que tu vives como un marajá”.

……………….

El libro de las dudas no descansa.

Está siempre dispuesto y nos requiere

desde cualquier capítulo que se abra.

El de las soluciones ¿Quién lo guarda?

 

 

Madrid, 21 de octubre de 2021.

 

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