Un diálogo absolutamente genial entre dos actorazos, con múltiples registros y un gran talento para interpretar conversaciones muy diversas.  Caricaturizaron los diálogos más dispares : un viaje que luego se cuentan con pelos y señales, los problemas técnicos con el fuselaje de un avión, la conversación ñoña de dos enamorados, la soledad en la que alguien se refugia tras sufrir un desengaño, la conversación mientras se compra en una tienda de comestibles, el exagerado relato de un día de copiosa lluvia, la discusión sobre el resultado final de la remodelación de una plaza y hasta una conversación con alguien del más alla.

Son muchas las reflexiones que plantea el maravilloso texto de Rosal. Una obra que habla de la incomunicación diaria con personajes que nos trasladan a las conversaciones que suceden en  cualquier lugar y momento. La obra plantea interesantes cuestiones sobre el interés de lo que decimos, si sabemos escuchar o la necesidad de los silencios. Todo aderezado con un humor impecable, con unos toques irónicos y vastos en ocasiones que provocaron la diversión del público que casi llenó el teatro.

“Es entretenido esto de hablar” dirán en varias ocasiones o “he escuchado la conversación de dos personas que decían…” .La obra parodia los diálogos previsibles, el hablar por hablar, la verborrea plana, los argumentos recurrentes o fáciles, en definitiva, esas manía que tenemos los seres humanos de utilizar muchas palabras para decir muy poco.  A Malena y Luis les bastaba un solo gesto o monosílabo para brillar con sobre las tablas bajo una luz tenue. Jugaron a descubrir cómo hablar, devolviendo la auténtica esencia a las palabras, esencia robada por esa palabrería apabullante que invade tantos ámbitos de nuestra vida. 

Un gran trabajo del autor, de los actores y de los técnicos que fue premiado por el público con una larga ovación. Hasta tres veces tuvieron que salir a saludar, Malena y Luis, después de un trabajo impecable. Una hora y cuarto de excelente teatro.