Han recordado varios de los cantaores que “los flamencos estamos más acostumbrados a decir buenas noches que buenos días”, pero lo temprano de la hora no ha sido impedimento que el género más español luciera en todo su esplendor.  Ángela Chinchilla ha presentado magistralmente la gala. “Tenemos que cantar la Navidad para llevar la esperanza a cualquier rincón de la tierra”, ha señalado.

Adrián Lomás, joven guitarrista que atesora ya un gran curriculum, ha cautivado al respetable tocando y cantando a la vez, acompañado por el joven percusionista Javier que no le ha dado tregua al cajón. “Que suene la zambomba que ha venido al mundo el Rey de los Cielos”.

La voz de Pilar Cano ha sonado majestuosa, acompañada primero por Luisma y después por Adrián. El público ha acompañado a la cantaora en el villancico “La fuente de color”. Después ha subido a las tablas, José María Rodrigo, que ha dedicado sus dos villancicos al público y a sus padres. El primero era de Fernando “Terremoto de Jérez”.

Una flauta travesera, cuatro guitarras, un percusionista y ocho voces han traído los valdepeñeros de Alma Rociera a los que mañana devolverá visita Jesús del Perdón en su tradicional “Zambombá”. “Por el camino que llega a Belén, una borriquilla, María y José” rezaba el estribillo de su villancico “El nacimiento”, precioso con esa armoniosa mezcla de voces masculinas y femeninas y un gran acompañamiento de los músicos.  Se han despedido con un villancico por rumbas que en su tramo final contenía un popurrí de villancicos muy conocidos.

Y para el final ha quedado la soberbia actuación del grupo anfitrión y organizador de la gala, Jesús del Perdón” que han interpretado los villancicos “El pastorcillo”, “El niños Dios”, “Nana al niño” y “Los gitanos”, entre otros, con apariciones estelares de las voces de Pilar Cano y José María Rodrigo, el duende flamenco de una gran bailaora y las magníficas guitarras de Adrián Lomas, Luisma y Alberto Vaquero y los dos percusionistas. “Qué bonito es, ha nacido ya, se ha hecho pastorcillo de  nuestra hermandad”. Uno de los villancicos lo han interpretado por alegrías para deleite del público que ha visto el mucho talento que reúne el grupo de Loli Torres, a punto de cumplir los quince años de andadura y cuyo espíritu de superación es bien visible. Lo dicho, un gran espectáculo que merecía más presencia de público. Puede servir como atenuante el miedo que todavía guarda mucha gente a la pandemia, pero como ellos  dicen “ya va tocando que haya vida, espectáculos y actuaciones”.